“Cuando lo subimos a la ambulancia, yo sabía que Mariano estaba muriendo. Una compañera me dijo que no, pero estaba en sus últimos suspiros”, declaró el martes 9 de octubre Nancy Arancibia Jaramillo, una militante del PO que estuvo junto a Ferreyra cuando éste fue baleado en Perdriel y Luján, de Barracas.[1]
La testigo contó que hubo una primera serie de incidentes en la que ella recibió una pedrada en el cráneo. “Cuando me rompen la cabeza aparecen por la orilla de la calle dos policías y se ponen a disparar. Esas sí que eran balas de verdad porque salía fuego, era impresionante como tiraban”, recordó.[2]
Luego, Jaramillo dijo que comenzó a ser entrevistada por unos periodistas que cubrían los hechos y que en ese momento vio bajar del terraplén de las vías a un grupo de ferroviarios. “Bajaban apurados, se tiraban del terraplén, le dije a la periodista por favor no apagues la cámara porque estos nos vienen a matar”, indicó y entre esos ferroviarios la testigo precisó que había un hombre con cuello ortopédico, como tenía el imputado González.[3]
Entonces, la testigo dijo que huyó del lugar y en ese momento vio a Ferreyra: “Veo a Mariano retroceder por el medio de la calle, lo llamo, retrocedía despacito, se agarra contra la pared y va cayendo despacito, pensé que estaba desmayado y pensaba que si lo dejaba lo iban a patear, matar, nunca me imaginé que tenía una bala adentro”.[4]
A su turno, Andrea Noemi Yulis, declaró que miembros de la Unión Ferroviaria guardaban armas dentro de la sede de la empresa en la estación de trenes de Constitución y apuntó a “gente de Pedraza y de Juan Carlos Fernández”.[5]
Según la testigo, las armas eran guardadas “en el sector de encomienda, donde hay un gimnasio” y que en ese lugar vio al acusado “Favale” unas “dos o tres veces un mes antes del hecho”.
También señaló que el ataque a tiros contra la casa de Severo ocurrido un día después del crimen fue cometido por la misma “gente”.
En la siguiente audiencia, desarrollada el jueves 11 de octubre, declaró Jorge Hospital, miembro de la lista Gris de la Unión Ferroviaria, opuesta a la Verde de Pedraza, y aseguró que un compañero de trabajo le contó que al acusado Sánchez lo había visto armado.
“Me dijeron que hacían ostentación de armas en Constitución y más de una vez y un compañero me refirió que a él le apuntó Sánchez con un arma de fuego en forma risueña cuando jugaban al metegol en una sala de guardas y extrajo un arma como chanza”, indicó.[6]
Según Hospital, “Pedraza manejaba el gremio con autoridad ejercida a través de Juan Carlos Fernández del Roca y este a través de delegados como Pablo Díaz” y que se oponía a la incorporación a planta permanente de los trabajadores mercerizados.[7]
En ese sentido, el testigo contó que desde que UGOFE se hizo cargo de las líneas del ferrocarril incorporó “más de 15 empresas tercerizadas de inmediato”.
Por su parte, Karina Benemérito, secretaria de Relaciones Internacionales de la Unión Ferroviaria, ex integrante de la comisión de Reclamos del Roca y boletera de esa línea de trenes, declaró que el día del crimen se encontraba junto a Pedraza y Fernández en un congreso llamado “Latin Rieles" en la sede del gremio, al que también asistió el entonces secretario de Transportes de la Nación, Juan Pablo Schiavi.
La testigo admitió que recibió llamados a su teléfono celular por parte de delegados que estaban en el lugar de los hechos de violencia que terminaron en el crimen del militante del PO. “Tenía llamadas perdidas, una de Daniel González”, dijo la mujer que agregó que se enteró del crimen de Ferreyra por los medios.[8]
También declaró Gustavo Zeni Jaunsarás, quien fue gerente de contratos privados de UGOFE y dijo que “por la extensión del ferrocarril, la directiva era no depender de una sola empresa” tercerizada.
En tanto, Hugo Recalde, ex tercerizado de la firma Aumont, declaró que al momento de participar de la manifestación del 20 de octubre de 2010 se encontraba despedido y reclamaba por su propia reincorporación.
“Fui tercerizado durante 5 años (…). Cuando ingresé, el básico era de $1020. Con los descuentos, me quedaban $900 en la mano. Los ferroviarios de planta, en cambio, ya cobraban $3000. Pasé a planta después del asesinato de Mariano. Hago las mismas tareas que antes pero cobro el triple”, contó el testigo.[9]
Respecto de las primeras agresiones en el puente Bosch, Recalde relató: “Desde arriba del terraplén nos tiraban piedras, y abajo, la policía nos disparaba balas de goma. Éramos atacados por los dos frentes”.[10]
Mientras que en la jornada de lunes 15 de octubre, el testigo Roberto Menón, declaró que la cuñada del imputado Pedraza, “Silvia Coria estaba al frente” de una de las cooperativas contratadas por UGOFE.
Menón dijo que él era contador y había realizado trabajos en oficinas de la esposa de Pedraza, Graciela Coria, donde se llevaba la contabilidad de las cooperativas que supuestamente no dependían del gremio ferroviario.
Otro testigo, Eduardo Pereyra, de la gerencia de UGOFE Roca, también vinculó la cooperativa con Pedraza. “Estaba relacionada con la Unión Ferroviaria”, explicó.[11]