Desprecio por la vida
La Justicia de San Isidro finalmente condenó al empresario Cozza a 25 años de prisión por considerarlo autor penalmente responsable del delito de “homicidio simple” en perjuicio del joven Marcos.
Para acodar aplicarle al imputado la máxima pena prevista para ese delito, el tribunal, en un fallo unánime, se basó, principalmente, en los siguientes argumentos:
-Impulsado por un entorno de poder igual de delirante o violento, de tinte mafioso, conocedor de la impunidad, que impone sus propias reglas, pero que claramente entiende, dirige y acomoda la realidad a su gusto, con pleno conocimiento de la ilegalidad de su conducta y la comprensión de las normas de convivencia y legales violadas a su antojo, Cozza es imputable y no existió ningún justificante que le permita eludir una condena.
-“¿Cómo no pudo ver Cozza que lo que hizo cuando persiguió a Marcos estaba mal? ¿Cómo hizo para ver correctamente y entender lo que hacía para ganarle el juicio a la petrolera Esso? ¿Es posible que quien obtuvo un capital como el que ganó Cozza pueda vivir en una fantasía o en un delirio? Cuando formuló sus últimas palabras, Cozza realizó un sugestivo relato en el que no se refirió sobre sus investigaciones religiosas, ni a las palomas, ni a Galileo Galilei.
-Cozza actuó con desprecio hacia la vida humana, debido a que disparó contra el remise en el que viajaban varias personas, sin siquiera conocer a algunas de ellas, a lo que debe sumarse la nimiedad del móvil que lo llevó a actuar como lo hizo. Empleó munición KRD, prohibida, del tipo que perfora chalecos antibalas y vació el cargador del arma; factores, en conjunto, que dejan traslucir que se trata de un individuo portador de una personalidad al extremo peligrosa, que no mostró el mínimo arrepentimiento por la conducta que desplegó.
Además, el tribunal resolvió que el dueño de Dallas debía pagar 656.420 pesos a la familia de Marcos como resarcimiento por el daño causado.
Tras conocerse el fallo, la fiscal de juicio se mostró muy satisfecha con los fundamentos pero no con la pena, mientras que la defensa, insatisfecha, adelantó que iba a recurrir a casación para atenuar la condena.
Por su parte, los padres de Marcos estuvieron callados durante la última audiencia, la mujer con la cabeza gacha y los ojos cerrados y el hombre con la vista puesta en los jueces del tribunal; por momentos se tomaron de las manos y sólo se levantaron una vez para ir al baño.
Hasta que se conoció el veredicto y ahí se pusieron de pie y se abrazaron con sus otros hijos que habían permanecido parados, nerviosos y expectantes.
Cuando salieron, en las escaleras de los tribunales, se abrazaron nuevamente y la emoción les volvió a ganar. En ese momento, un aplauso cerrado copó el hall del edificio y a cada paso que daban una persona se les acercaba para darles ánimo y manifestarles su apoyo.
“Me voy en paz porque tengo al asesino de Marcos a pesar de lo que nos han hecho. Está preso como deben estar todos los asesinos”, dijo Nelsa con la voz entrecortada mientras que su esposo señaló: “Lo que marcó la Justicia está bien: hay un asesino menos en la calle”.
Ante la consulta sobre la ausencia de Cozza en la sala, el padre de Marcos respondió: “No tuvo cojones para escuchar la condena”.
Luego, todos los familiares juntos marcharon cinco cuadras hasta la Catedral de San Isidro y en el camino pasaron por la puerta de la Municipalidad donde los esperaba el intendente. El funcionario los recibió con un abrazo. La caminata terminó cerca de las 13 cuando se llevó a cabo una misa en honor a la memoria de Marcos. Fue muy emotiva ya que todos los asistentes rezaron no sólo por el joven asesinado por Cozza sino por todos los chicos muertos y cuyos crímenes siguen impunes.
AA
Diciembre 2005