IV

El robo del dinero
La oscuridad todavía dominaba los primeros minutos de la mañana del lunes cuando los tres delincuentes armados fueron a buscar a Saguar y Rey a la habitación de la planta alta donde las familias de los dos bancarios estaban cautivas y se los llevaron hacia el comedor del primer piso.
-¿Qué está pasando?- preguntó el hijo del gerente del banco al asaltante con la máscara del “Hombre Araña”.
-Si tu papá hace todo lo que le decimos nosotros va a estar todo bien, si no acá no queda nadie.
Este ladrón fue de los tres, el que mejor trato dio a sus víctimas, a quienes les confesó que nunca había visto nevar en ninguna parte y que deseaba saber cómo era ese fenómeno del clima cordillerano.
Luego, los delincuentes primero sacaron a Rey de la habitación. Antes de salir, lo obligaron a colocarse la campera porque era una mañana bastante fría, y que saludara a su familia, a los que le dio un beso salvo a su hijo menor que estaba dormido.
Le dijeron que lo iban a llamar permanentemente y le ordenaron que se dirigiera a su casa para guardar el auto, que cerrara el portón y fuera a trabajar como si se trata de un día más.
Luego, la banda obligó a Saguar a que tomara un baño, y mientras pedían a los rehenes que se quedaran tranquilos, le dieron al gerente un bolso que iba a llevar a la sucursal para sacar el dinero que pretendían.
Cuando los dos hombres abandonaron la casa de los Saguar, los asaltantes encerraron al resto de sus víctimas en la habitación de la planta alta y no volvieron a tomar contacto con ellas.
Por su parte, Rey llegó al banco a las 7:40 y allí esperó a que llegara Saguar para ir a abrir el tesoro de la entidad minutos antes de que la sucursal comenzara a atender al público.
La banda les había específicamente indicado a ambos que tenían que regresar a la casa del gerente con el dinero antes de las 11, pero la ansiedad y el temor por lo que les podía pasar a sus familias en tantas horas era tan grande que ya a las 7:57, Saguar tenía el bolso cargado con unos 350 mil pesos y 13.000 dólares.
Antes de salir con el dinero, el gerente hizo una copia del libro del tesoro para justificar que no había más plata allí adentro tal como ellos pretendían. Y apenas cruzó la puerta, Rey llamó a los delincuentes a la casa del gerente para que liberaran a los rehenes ya que la plata iba en camino pero nadie les respondió.
Las víctimas continuaban encerradas en la habitación de la planta alta sin saber si los asaltantes seguían en la casa, por lo que no se animaron a atender el teléfono que sonaba. Al quinto llamado sin contestar, el tesorero, desesperado, le indicó a uno de los empleados que enviara un correo electrónico a la gerencia regional parea avisar sobre lo que ocurría, al tiempo que no se alejaba de las ventanas del banco ya que los ladrones le habían dicho que iban a estar vigilando todo el tiempo.
El empleado escribió: “Esto es urgente. Estamos siendo víctimas de un asalto, tienen tomada a la familia de Saguar y Rey de rehenes y hemos dado aviso a la policía. Por favor, esto es verdad. Por lo pronto, entregamos la plata y no sabemos que hacer. Instrumenten algo desde allá porque esto es URGENTE”.
En tanto, minutos después, Saguar llegó a su casa y entregó el bolso con el dinero pero primero pidió ver a su familia para asegurarse que los rehenes estaban bien.
“Por favor no le hagan nada a mi familia”, imploró el gerente al líder de la banda mientras lo tomaba de brazo. Luego vio como a los rehenes los metían dentro del baño uno por uno y volvió a pedir por ellos, pero el delincuente le ordenó que se fuera del lugar.