Los silencios

Cuando Villareal batió a Lux en el quinto y definitivo penal, un silencio casi absoluto se apoderó del estadio Monumental, desbordado de hinchas millonarios solamente. Ya lo mismo había sucedido con el gol de Tevez, primero, y el penal atajado por Abbondanzieri a López después. Los jugadores de River recorrieron los casi cien metros desde el círculo central –de donde observaron la definición por penales- hasta el vestuario sin pronunciar palabra alguna y muchos con lágrimas en los ojos. Una vez allí, el entrenador Astrada se paró frente a ellos y les dio una breve charla para tratar de levantarles el ánimo.
“No se confundan con lo que puedan escuchar de otros. Estuvimos a un sólo penal de dar vuelta esto y de pasar nosotros a la final de la Copa. Ahora debemos ganar el Clausura para apagar un poco esta bronca. No es igual. Pero nuestro compromiso es ganar el torneo que nos queda porque esto es River. Y el camino elegido es éste”, fueron las palabras del técnico.
Al primero que consoló fue a Sambueza, quien se reprochaba haber sido expulsado y repetía una y otra vez que no había insultado al juez de línea. Luego abrazó a López, quien lloraba desconsoladamente y se retiró del estadio recién a la 1 de la madrugada con sus ojos enrojecidos e hinchados de tantas lágrimas derramadas. A un costado, Husain y Ameli no contuvieron el llanto mientras que González y Nasuti no paraban de lamentarse.
Por su parte, Rojas andaba a los saltos con la rodilla izquierda en el aire y llena de hielo para parar la inflamación que le produjo la rotura de ligamentos cruzados que sufrió durante el partido y que lo obligó a abandonar la cancha. También Aguilar paseó su rostro compungido por el vestuario.
El plantel de River fue retirándose del Monumental después de la medianoche. La mayoría prefirió no realizar declaraciones a la prensa, especialmente los más experimentados que optaron por el silencio absoluto.