El Congreso Normalizador de la CGT fue liderado y homogeneizado por las 62 Organizaciones y en ésta emergió la UOM como sindicato líder aunque como secretario general de la central obrera fue elegido el 1 de febrero de 1963 José Alonso, perteneciente al rubro del Vestido. Este sindicalista, fuertemente influenciado por corrientes integristas de la Iglesia Católica, primero puso énfasis en modernizar las estructuras pero luego fue perdiendo ese interés. Sin embargo, le dio a la CGT una etapa de gran vitalidad política.
Como consecuencia de este “impulso modernizador” se crearon departamentos y comisiones que permitieron al Secretariado contar con apoyo teórico–ideológico para la formulación de políticas sindicales que se desarrollaron en condiciones particulares ya que el país había retornado a una “semidictadura” o “dictadura blanda” practicada por el presidente Guido.
Pero al mismo tiempo, el peronismo se sintió más fuerte ya que se había demostrado que el país era ingobernable sin la participación del justicialismo. A su vez, “Las 62” se convirtió en la “la columna vertebral” del Movimiento y pensó que, además, detentaba el “poder decisorio” dentro del peronismo.
Esta especulación se convirtió en teoría política y así nació el “vandorismo” que cerró toda posibilidad de que el accionar de las 62 Organizaciones permitiese alcanzar un sindicalismo vinculado al partido peronista pero política y orgánicamente autónomo. Por el contrario, Vandor acentuó la tradición de subsumir al sindicalismo en el partido peronista, con la diferencia de que el partido se subsumiría en el acuerdo entre “Las 62” y los núcleos partidistas “neoperonistas”, lo que para el propio Perón resultó una ecuación inaceptable.
El "vandorismo" consideró que se estaban creando las condiciones para una contraofensiva peronista a partir un nuevo gobierno cívico-militar debilitado por sus luchas internas. Además, su política económica, al promover el traslado de ingresos del sector agroexportador, había provocado un fuerte desequilibrio en el sector industrial, la caída del PBI y del salario real, y el aumento de la desocupación.
Ante esta situación, entre el 15 y el 18 de abril del 63´ el CCC de la CGT resolvió implementar un “Plan de Lucha” de duración hasta junio 1964 y cuyas principales propuestas fueron:
- Actualización de salarios con relación al creciente costo de vida.
- Control de costos y fijación de precios máximos para artículos de primera necesidad.
- Propugnar la plena ocupación.
- Pago de jubilaciones y pensiones atrasadas
- Plan de construcción de viviendas populares.
- Defensa de la producción del campo.
- Reincorporación de cesantes por asuntos gremiales.
- Política crediticia orientada a reactivar la producción
- Jerarquización de la enseñanza publica.
- Investigación del contrabando.
Este “Plan de Lucha” se convirtió en la acción sindical mas prolongada en la historia del movimiento obrero argentino y su componente central fue la negociación con el gobierno. Al comienzo, el presidente Guido respondió con evasivas a los pedidos sindicales lo que originó que dicho plan fuera ejecutado después de las elecciones del 7 de julio en las que el peronismo fue proscrito a través de la anulación de las candidaturas de Vicente Solano Lima y Raúl Matera.
Tras las elecciones en las que se consagró ganador la UCRP de Arturo Illia, la CCC se volvió a reunir y resolvió realizar una nueva semana de protesta, terminando con un paro de 24 horas; normalizar las regionales, aprovechando las jornadas de agitación; y efectuar asambleas y reuniones activistas.
El 26 de agosto, la CGT se volvió a entrevistar con Guido, quien nuevamente respondió con evasivas, por lo que continuaron las acciones de agitación, aunque sin ir a un paro general ya que esperaron a la respuesta de Illia, quien asumió el 12 de octubre.
El 20 de ese mes, los sindicalistas se reunieron con el nuevo ministro de Trabajo Fernando Solá y tampoco recibieron respuestas positivas, por lo que la CGT decidió realizar el 6 de diciembre una concentración obrera frente al Congreso Nacional.
Un día antes de la concentración, la CGT fue recibida por el presidente Illia a quien le entregó un memorial con sus reclamos laborales y políticos, pero sin modificar sus intenciones de paro que al día siguiente finalmente se llevó a cabo de 10 a 16, lo que significó el fin de la primera etapa del “Plan de Lucha”.