Un crimen sin asesinos

El último domingo de 2003, Noelia Gullo (16) se vistió con un pantalón de jean, una blusa negra y un par de botas del mismo color ya que unas horas antes su ex compañero de colegio, Natalio Galante (19) le había avisado que la iba a pasar a buscar para ir a cenar juntos.
La chica y Galante se conocían desde hacía varios años cuando iban juntos a la misma escuela del partido bonaerense de Florencio Varela hasta que Noe decidió cambiarse de centro de estudios y se distanciaron. Sin embargo, siempre se mantuvieron en contacto ya que tenían amigos en común.
Dos semanas antes de esa cena del domingo, la adolescente se había peleado con su novio desde 2002 y desde la ruptura Galante la había vuelto a frecuentar y ya habían salido un par de veces.
Sin embrago, para los familiares de la joven, él intentaba cortejarla pero ella no había accedido a sus pedidos y prefería mantener la relación en el plano de la amistad. Es más, dijeron que el sábado anterior habían ido a bailar a un local que Noe no conocía y que no le gustó por el ambiente.
De todos modos, los parientes de la chica admitieron que la noche del domingo había aceptado la invitación de Galante para salir a divertirse y así poder olvidarse de la ruptura con su novio.
Alrededor de las 21.30 la chica tomó su teléfono celular, las llaves y dos pesos y salió de su casa de Bosques, en Florencio Varela. Se subió al Renault 12 verde de Galante y nunca más volvió.
La pareja se alejó de Bosques y en vez de ir a cenar, aparentemente por falta de dinero, fue hasta el Parque Pereyra Iraola, donde el muchacho estacionó el auto en una calle de tierra, a unos 200 metros de distancia de la entrada ubicada sobre el Camino Centenario.
Alrededor de las 2, según denunció el muchacho a la policía poco después, él se encontraba en el asiento trasero con Noe cuando un hombre se acercó caminando hasta el Renault 12, rompió el vidrio de la ventanilla y los obligó a ambos a bajar del mismo.
El propio joven explicó a la policía que el hombre era de uno 30 o 40 años, de contextura física robusta, de un metro ochenta de estatura y tenía barba, bigote y pelo negro largo.
Según Galante, el delincuente revisó uno de los buches del Renault y encontró 30 pesos. Después intentó poner en marcha el auto pero no pudo y lo encerró en el baúl del vehículo.
El muchacho denunció que el atacante finalmente escapó del lugar y se llevó las llaves del auto y a Noelia a punta de pistola.
Galante recién se liberó a la 4 de esa misma madrugada y fue hasta la comisaría tercera de Berazategui, situada a unas pocas cuadras donde había ocurrido el hecho, a alertar a la policía sobre lo ocurrido.
En el automóvil del joven luego hallaron el teléfono celular de Noelia pero no había más rastros de la muchacha.