La jornada del 13 de agosto del juicio por el crimen de Ferreyra comenzó cuando el tribunal le dio la oportunidad de declarar a los imputados Alcorcel, Díaz, Pérez, González y Fernández, aunque todos ellos se negaron a hacerlo, por lo que se procedió a la lectura de sus respectivas indagatorias realizadas en la etapa de instrucción de la causa.
La primera declaración que se leyó fue la de Alcorcel, quien había dicho que no conocía a Favale y negado haber recibido el día del crimen unos 40 llamados de parte de aquel preguntándole cómo llegar a la estación Avellaneda.
Mientras que Pérez afirmó que Favale y Alcorcel se conocían, se saludaron con un beso y estuvieron juntos cuando ocurrieron los hechos. Este imputado también aseguró que tras los incidentes, ambos regresaron juntos desde Capital Federal a bordo de un automóvil Chevrolet Corsa. “En ese momento se comentaba que Harry dijo: `le di, le di`”, declaro Pérez en alusión a una víctima que podría ser Ferreyra o alguno de los heridos.[1]
“Me estoy comiendo un garrón, la verdad que salí corriendo por pelotudo”, afirmó Pérez y agregó: “Entiendo que la orden de ir hacia los manifestantes la dio Pablo Díaz, pero no lo vi”.[2]
En tanto, Fernández declaró: “Yo no integré nada, tengo hijas, nietos, jamás se me habría ocurrido pensar en mandar alguien armado a una manifestación, jamás estuve armado ni pienso estarlo”.[3]
A su turno, Díaz negó haber convocado a los supuestos agresores para evitar el corte de vías y aseguró que recibieron agresiones por parte de los manifestantes que tenían “gomeras, tuercas, bolitas de acero”.[4]
Según este acusado los manifestantes “subieron al terraplén” y fueron repelidos con “balas de goma por parte de la Policía Bonaerense”.[5]