Soledad y muerte: II

 Cinco días después de la última cita entre Rodrigo y Soledad, el joven recibió un sms a su celular desde el teléfono de ella, pero no era ella. “Hola Rodri, soy Celeste, la hermana de Sole. Llamame cuánto antes porque necesito hablar de algo muy importante, por favor”, rezaba el mensaje de texto.

 El muchacho la llamó casi de inmediato y Celeste le comunicó que su hermana había aparecido el fin de semana muerta en el baño de su departamento, con un cordón de zapatillas anudado a su cuello. Rodri se quedó mudo, casi sin poder creer lo que le estaba contando.

 Celeste le dijo que la policía le había dicho que se trataba de un “suicidio de manual”, pero que la familia no estaba segura de ello y sospechaba de Nicolás, quien la había golpeado en varias ocasiones cuando habían sido novios.

 La hermana de Sole le contó que sabía que se habían visto la semana anterior, por lo que le preguntó si ella le había comentado en esa oportunidad algo sobre el ex novio y Rodrigo le explicó que sólo le había dicho que había vuelto hablar hacía poco y que había chances de reconciliación. “En ningún momento me habló mal de él”, indicó el periodista.

 Rodrigo fue al velatorio y sepelio de Sole, en el cementerio de Flores, y en comunicaciones posteriores con Celeste, con quien siempre se había llevado muy bien, su ex cuñadita le fue contando sobre Sole y Nicolás. Este joven era hijo de un empresario de la noche al que Soledad había conocido en uno de los eventos que ella organizaba como RR.PP. Su padre tenía uno de sus boliches en Avellaneda, casi en el límite con Lanús, donde Nicolás trabaja como encargado. Y en todos sus negocios controlaba a los dealers a través de altas coimas a la policía, por lo que tenía contactos en la Federal y la Bonaerense. En más de una ocasión, había tenido que recurrir a ellos para salvar a su hijo, un adicto a la cocaína, de caer detenido.

 Por toda esta vida peligrosa es que los padres de Sole apuntaban a que la policía, a instancias del padre de Nicolás, había “montado” la escena del crimen para que la muerte de la joven pareciera un suicidio.

 Pero, por el otro lado, Celeste le confesó a Rodrigo que su hermana había estado muy deprimida cuando Nicolás la había dejado y que había vuelto a estar medicada.

La última vez que Soledad había ido a ver a un psiquiatra y tomado antidepresivos había sido un par de años antes de conocer a Rodrigo cuando sus padres se había separado y ella había querido suicidarse, lo que derivó en su internación. Justamente, aquellos días en el neuropsiquiátrico fueron los que recientemente se habían convertido en “El diario de una loca”.

 Rodrigo sabía muy bien de la tendencia autodestructiva de Soledad y de los fantasmas que siempre la habían perseguido, incluso, desde antes de la separación conflictiva de sus padres: ella siempre puso en duda las circunstancias de su nacimiento. “Yo sé que soy hija de desaparecidos”, le había dicho Sole al muchacho varias ocasiones, cuando eran novios.

 Celeste también se inclinaba más por esa hipótesis pero sus padres no. Sobre todo la madre de Sole, que estaba convencida de que Nicolás la había matado porque un vecino del barrio, el mismo en el que vivía la fallecida, le había acercado información que comprometía al joven.

 En su primera declaración, Nicolás manifestó que el día de la muerte él había ido a visitar a Sole y que tuvieron una fuerte discusión porque él le dijo que, finalmente, no quería reconciliarse con ella. El joven contó que la chica se puso muy mal y que él se fue, pero que al cabo de unas horas había vuelto porque se había quedado preocupado por lo que su ex novia podría haber hecho.

 Nicolás indicó que él tenía llaves del departamento porque su ex novia le había dado unas copias cuando era novios y aún las conservaba, y que al entrar a departamento encontró a Soledad muerta en el baño. Dijo que medio cuerpo estaba dentro de la bañera y que tenía un fuerte golpe en la frente producto de lo que él creía había sido el golpe de la caída contra ese mueble.

 Interrogado sobre lo que suponía que había ocurrido, el muchacho dijo creer que su ex novia se había anudado un cordón alrededor del cuello, atado el otro extremo del mismo a la reja que protegía el ventiluz, en el techo, luego se paró arriba de un guarda ropa que tenía más de un metro de alto y saltó. Pero el cordón de rompió, rebotó contra el suelo y su cabeza, miembros superiores y torso quedaron dentro de la bañera.

 Para sorpresa de la familia, el informe de los médicos de policía que inspeccionaron el cadáver en el lugar del hecho coincidía en casi todo con al declaración de Nicolás y estableció que la muerte había sido por asfixia y no por golpes.

 Sin embargo, los padres de Soledad habían pedido una autopsia a cargo de forenses del Poder Judicial para despejar todas las dudas. Pero el informe también concluyó que la causa de la muerte había sido la “asfixia mecánica” y que la víctima no presentaba signos de defensa, como tendría que haberlos tenido si se hubiera defendido de un potencial agresor que podría haberla ahorcado.

 En el departamento de Sole, y sobre todo en el baño, no había desorden que indicaran una lucha, y tampoco rastros de alguna sustancia química que podría haber utilizado un asesino para adormecerla. Sólo estaba las pastillas antidepresivas

 Pero lo que más sospechas despertaba en la madre de Sole era que el vecino le contó que el día de la muerte había visto a Nicolás entrar al edificio de la joven acompañado de dos amigos, con los que luego retiraron a la chica que se veía como casi desmayada o borracha, porque apenas podía sostener su cabeza erguida.

 Sin embargo, el vecino no quería declarar en la causa por temor al padre del ex novio y los dos amigos de Nicolás siempre negaron haberlo acompañado hasta el edificio de Soledad. Además, no se encontraron registros de que la muchacha haya sido ingresada a algún centro asistencial de la zona.

 De todos modos, la madre de Soledad nunca se convenció del suicidio de su hija mayor y su ex marido tampoco, aunque en menor medida. Y en vano fueron los pedidos concedidos por la Justicia de apartar a la comisaría del barrio de la pesquisa y la realización de la autopsia psicológica de la joven fallecida.

 Por su parte, Rodrigo tuvo que declarar como testigo en la causa caratulada como “presunto suicidio” y contó, más o menos, todo lo que usted acaba de leer en estos párrafos. También utilizó su posición como redactor de policiales para tratar de averiguar si el caso tenía realmente puntos oscuros pero no halló ninguno.


AA
Enero 2011

Soledad y muerte: I

 Rodrigo volvió a mediados de la primavera de 2008, después de más de cinco años, a ver a Soledad, luego de que ésta lo contactara a través de Facebook. Primero intercambiaron algunos mensajes privados a través de esa red social y luego correos electrónicos en los que el joven le comentaba sobre su primera novela y ella hacía lo propio con su blog, “El diario de una loca”.

 Al cabo de unos días de comunicación impersonal, los ex novios acordaron salir a cenar juntos, aprovechando que ambos trabajaban hasta tarde en Capital. En aquel entonces, ambos vivían solos, aunque decidieron encontrarse en un lugar neutral, un local de comida mexicana en San Telmo, más precisamente sobre la calle Chile, donde a lo largo de unos 200 metros se ubican, uno al lado del otro, diversos locales gastronómicos, con sus mesas sobre las anchas veredas.

 Durante aquella cita, en la que ambos se miraron como si el tiempo no hubiera pasado ya que físicamente estaban prácticamente igual, ella admitió, por primera y única vez desde que se conocían, que se había portado mal con él y que lo había contactado porque no quería que todo quedara mal. “Sos el único ex novio con el que seguí hablando”, le explicó.

 Esta confesión a Rodrigo lo dejó muy sorprendido, por lo que al cabo de la cena, le propuso volverse a ver, para ver hasta donde estaba dispuesta a llegar su nueva “amiga”. La joven accedió y se despidieron con un beso en la mejilla.

 Días después, tras una serie de mensajes de texto, volvieron a encontrarse a cenar y esta vez, como postre, se besaron delante de todos los demás comensales de un coqueto restó de Palermo, cerca de Plaza Serrano. De todos modos, no hubo una gran escena de pasión ni mucho menos, ya que él había elegido una mesa apartada en el jardín trasero del comercio.

 Cuando él la acompañó hasta su auto, le propuso ir a tomar un café a su departamento o al de ella, pero Soledad le dijo que ese día no era el indicado, por lo que acordaron en volverse e ver.

 La tercera salida fue otra cena, en otro punto de la Capital más cercano al domicilio de la muchacha: Caballito. Al igual que las otras dos, ocurrió entre semana, por lo que Rodrigo –que esta situación sumaba el “no” al café- suponía que ella estaba con otro hombre, no de novia, pero si en algún tipo de relación.

 Este Rodrigo no era el mismo que había sido el novio de Soledad, había crecido y en el mejor de los sentidos que puede lograrse: aprendiendo de sus errores. Ya no le temía al rechazo de la joven que, por su parte, se había mostrado más fría que en la cita anterior.

 Cuando Rodrigo comenzó a indagar en la situación amorosa de Sole, ella se adelantó y le aclaró que no quería retomar la relación con él. “Hablé con Andrea y le conté que te había vuelto a ver, y ella me dijo que no te lastimara más”, le comentó.

 Orgulloso, Rodri le dijo que él tampoco tenía intenciones de retomar el noviazgo y que sólo estaba tratando de “pasarla bien y nada más”. Para fundamentar su discurso, él inventó una chica con la que estaba saliendo hacía poco tiempo y que, si bien no se trataba de su novia, podría llegar a serlo en el futuro. En realidad, se trataba de una amiga suya a la que había comenzado a ver con otros ojos desde hacía algunos meses.

 De esta manera, el joven periodista logró que Sole terminara por confesarle que días pasados ella había vuelto a hablar con su ex novio, Nicolás, y que había chances de reconciliación, por lo que no quería estropearlas.

 Antes de terminar la cena, Rodrigo se sentó junto a ella y la besó en los labios. Pero al despedirse, Sole lo saludó con un beso en la mejilla. Estos fueron los últimos contactos físicos entre ambos y también la última ocasión en que él vio con vida a su ex novia...