1955: Liberadores nacionalistas y sindicalismo peronista*

*Basado en un texto de Julio Godio

 El 19 de septiembre de 1955 se impuso la denominada “Revolución Libertadora” después de un golpe cívico militar que derrocó al general Juan Perón. El nuevo gobierno de facto estuvo presidido por el general Augusto Lonardi y agrupaba dos corrientes político-militares unidas por el liberalismo oligárquico y el conservadurismo católico, dos maneras diferentes de enfocar políticamente el peronismo.

 Los nacionalistas estaban conformados por un sector de los oficiales del Ejército y la Aeronáutica, los partidos demócratas cristianos, la Unión Federal, la Iglesia Católica e integristas derechistas como el mismo Lonardi. Para estos era necesario “expurgar” a los peronistas corruptos, pero preservando categorías ideológicas y políticas centrales del peronismo como la Doctrina Social de la Iglesia y el sindicalismo partidario de la “armonía de clases” y antisocialista. También aspiraban formar un movimiento nacional-católico absorbiendo a los peronistas que consideraban no corruptos.

 Este grupo logró cierta preeminencia inicial en la dirección del Ejército e inauguró un diálogo entre las FF.AA y el peronismo excluido del poder. A partir de ello, la CGT, alentada por el discurso conciliador, aceptó dialogar con Lonardi, quien prometió garantizar “la vigencia de la justicia social, concretada en leyes y convenios conquistados, como también el respeto a la CGT y a los sindicatos que la integran y la seguridad para actuar en defensa de los intereses de los trabajadores”.

 El presidente de facto aseguró a los sindicalistas que el objetivo de su gobierno era primero reestablecer las libertades publicas y “el imperio del derecho” y luego convocar a elecciones sin proscripciones. Se designó a Cerruti Costa -peronista y asesor jurídico de la UOM- como Ministro de Trabajo y fue él quien ordenó la reapertura de los sindicatos y la libertad de los detenidos, al tiempo que confirmó que la Ley de Asociaciones Profesionales no sería modificada.

 Por otro lado estaba los liberales, que incluían a otro sector del Ejército, la mayoría de los oficiales de la Marina, fuertes corrientes de la UCR, el Partido Conservador, la Democracia Progresista, el Partido Socialista, sectores del Partido Comunista Argentino, colegios profesionales y agrupamientos universitarios estudiantiles, entre otros.

 Este grupo fue el resultado de la unión heterogénea de distintas corrientes políticas centrales del escenario político argentino existente hasta 1943 ya que convivían desde conservadores–liberales hasta la vieja izquierda socialista y comunista excluidas del mundo cultural de los trabajadores.

 Los liberales buscaban extirpar al peronismo de la sociedad civil y política, y retomar y dar continuidad a la historia truncada en 1945; mientras que los nacionalistas lanzaron la consigna “ni vencedores ni vencidos”, con el objetivo claro de atraer a los peronistas a comprometerse con el nuevo gobierno.

 Sin embargo, esa consigna no fue inicialmente desautorizada por los liberales, porque éstos también necesitaban dar la misma imagen que el gobierno, que a pesar de ser antiperonista era tolerante con la población peronista, y que si bien se manifestaban pasiva y a la defensiva frente a la Revolución Libertadora, eran opositores al nuevo poder.

Sueños Escritos VI


"Balas dentro de casa"

 
La casa acababa de ser copada por varios hombres que portaban armas largas y redujeron a los únicos moradores del lugar: un matrimonio y el hijo menor de la pareja. Sin embargo, los captores buscaban al hijo mayor, el líder de la resistencia, y así pretendían tenderle una trampa, usando a sus seres más queridos como anzuelo.

 Mientras esperaban, el padre de familia se encontraba sentado en el extremo izquierdo del sillón de dos plazas con almohadones beige, su hijo menor estaba en el individual enfrentado del mismo lado y la mujer en el de una plaza situado a la derecha de ése. Estaban quietos y sin hablar, como paralizados ya que por más que hubieran querido moverse o pedir auxilio no habrían tenido la fuerza motriz suficiente para lograrlo por efecto del pánico.

 En medio de la tensa espera, el hijo menor, mediante señas, pidió permiso para ir al baño, ubicado en la planta alta de la vivienda, a la que se accedía por una ancha escalera de madera barnizada y prolijamente lustrada. Al llegar a ese primer piso, había un distribuidor rectangular del que se accedían a los tres dormitorios y al toillete.

 El chico entró solo al baño mientras uno de los hombres armados que lo había acompañado permaneció en el exterior, rondando por los dormitorios.

 La víctima estaba parado frente al espejo cuando a través del ventiluz ubicado en una de las paredes que delimitaban la ducha y daba hacia la calle alcanzó a ver el rostro calcado de su hermano. “Si, ya sé, ya sé. Quedate tranquilo. Él quería venir a rescatarlos pero la resistencia me mandó a mi en su lugar para que no lo agarren y pierda la revolución”, le dijo aquella cara familiar.

 Luego, el joven le dijo al chico: “Voy a generar una distracción para que ustedes la aprovechen para escapar”.

 El "Benjamín" de la casa permaneció callado todo el tiempo, ni siquiera se animó a preguntarle a ese joven si efectivamente era su hermano, al que no veía desde hacía bastante tiempo. Lo cierto es que se le parecía muchísimo. Así que ante la duda, guardó silencio, al tiempo que aquel rostro desapareció de su campo visual.

 Momentos después, el chico escuchó gritos y corridas, por lo que entendió que era su oportunidad para huir. Pero a salir al distribuidor vio que su madre corría hacia su dormitorio, por lo que él la siguió. Sin embargo, ambos quedaron acorralados dentro de la habitación ya que varios de los hombres armados ganaron la puerta y les apuntaron.

 Los obligaron a abandonar el dormitorio y una vez de nuevo en el distribuidor el hijo menor de la mujer vio al joven cuyo rostro había visto dentro del baño. La mujer también y quiso ir tras él, pero sus captores no la dejaron. En vez, volaron la puerta a balazos antes de que el muchacho pudiera escapar y lo asesinaron de varios tiros.

 Tras esos disparos, el cuerpo ensangrentado y agujereado del fallecido quedó tendido en la alfombra marrón, mientras que madre e hijo fueron descendidos al living desde donde el padre de familia había escuchado los alaridos y los disparos.

 Entonces, le acercaron al hombre una pistola con la que primero apuntó hacia su hijo menor, que estaba en pleno shock, sentado nuevamente en el sillón individual. Lo miró como si fuera uno de los dos únicos valores que le quedaban y lo mató de un tiro en el pecho antes de que el chico pudiera alertarlo de lo que realmente acababa de ocurrir arriba. Luego, el padre miró a su mujer, quien con lágrimas en los ojos bebía de un vaso de whisky, y le pegó un balazo en la cabeza que quedó apoyada contra el respaldo del sillón individual beige. Por último, introdujo el cañón del arma en su boca y se suicidó manchando todo el empapelado de la pared que estaba a sus espaldas. 

AA
Agosto 2011

Mala Espina VIII

El miércoles 24 de agosto de 2011, más de ocho años y medio después del crimen de "Cucho" Espinoza, La Justicia de Malaespina absolvió a los imputados del homicidio del empresario pesquero. En un fallo unánime, los jueces consideraron que no existían pruebas suficientes para condenar a Domínguez, Alvarez y/o "Beto" Barrera, quiénes habían llegado libres al debate oral, por lo que al terminar la audiencia se retiraron del mismo modo de los tribunales.

 Entre los argumentos más importantes de la sentencia, cabe destacar que el tribunal sostuvo que "durante ocho largos años se ventilaron cuestiones, que se reeditaron en este debate, pero que nada tenían que ver con el hecho en sí. Nótese que el móvil del crimen no pudo ser dilucidado por el Ministerio Público Fiscal y todas las hipótesis sostenidas por cada una de las partes sólo aportaron confusión y oscuridad a la totalidad del proceso. Y en estas audiencias, surgieron inevitables.

 "La frase que aún más resuena en boca de muchos de quienes se acercaron a brindar su testimonio `es que pasó tanto tiempo´. Este inexorable paso del tiempo no puede achacárseles pero, evidentemente, hizo lo suyo en perjuicio del esclarecimiento del homicidio.

 "En consecuencia, llegaron veintitrés cuerpos con numerosos incidentes y serias irregularidades. Entre ellas lo manifestado por los testigos en el sentido que algunos dijeron haber recibido dinero de funcionarios policiales para incriminar a los imputados y otros que negaron su firma y lo que contenía el acta de sus respectivos testimonios.

 "Y finalmente, el arma y el proyectil, que el Ministerio Público Fiscal sostuvo que fueron plantados".

AA
Agosto 2011

Mala Espina VII

 Los alegatos del juicio por el crimen de “Cucho” Espinoza se reanudaron el 10 de agosto con la exposición del abogado Capdevilla, en representación de la viuda Gabarraz. El letrado, tal como lo había adelantado la audiencia anterior, acusó a Domínguez como autor del “homicidio agravado por la participación de dos o más personas” y reclamó la pena de prisión perpetua.

 Luego, el imputado Álvarez pidió declarar y sostuvo que él no tenía ninguna relación con el ex comisario García, quien lo había comprometido en sus respectivas declaraciones testimoniales.

 Por su parte, el abogado Galdames pidió la absolución de Domínguez por el beneficio de la duda y sostuvo que Gabarraz fue “inducida” por la fiscalía para reconocerlo en la rueda de presos como quien le disparó a la víctima.

 A su turno, la defensora Lema solicitó al tribunal de Malaespina la absolución de Álvarez por considerar “nula” la nueva acusación en su contra, en tanto que no tuvo que expedirse sobre “Beto” Barrera ya que el fiscal Bazán no lo había imputado en su alegato.

 Por último, el representante del Ministerio Público decidió ampliar los fundamentos de su acusación y señaló como posibles móviles del crimen los intereses de los dueños de Comapresa, como así también los del ex socio de la víctima. También mencionó la posible vinculación de la droga y la política, tal como lo había deslizado la testigo Cortés, pero aclaró en ese sentido que la candidata presidencial no había portado pruebas en ese sentido.

 Respecto de Araujo Castillo habló de la “traición” que pudo haber sentido el empresario cuando Espinoza se fue de la firma para iniciar su propio negocio y sobre Rosas indicó que la víctima habría descubierto que su socio metió “la mano en la lata”.

 “A lo largo de la instrucción de este homicidio, la primera hipótesis delictiva hacia Domínguez y Barrera fue dirigida e intentaron sustentarla con pruebas falsas. Por lo que uno de los fines de este juicio oral y público es fundar una plataforma imparcial y auténtica que permita llegar a la verdad. Y por sobre todo llevar justicia en el homicidio de Espinoza”, sostuvo el fiscal.

 Para Bazán existieron “maniobras policiales o judiciales para ocultar o disfrazar la verdad” y que “quizás hubiera resultado más fácil darle la razón a aquellos que pusieron a Domínguez, a Barrera, a Araujo Castillo, como partícipes del crimen”.

 “Pero si me dan a elegir entre buscar la verdad y tener razón, no dudo que en este trabajo, la prioridad y mi deber es buscar la verdad”, continuó.

 Y puso como ejemplo que “las pericias científicas de ADN y huellas digitales no permiten ligar el arma y el proyectil hallados en la calle al día siguiente del homicidio con el crimen ni con los autores, por lo que crece la sospecha de que fueron plantados”, concluyó.

 Tras la exposición del fiscal, el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta la tarde, cuando los imputados pronunciaron sus “últimas palabras”.

 Domínguez y Barrera fueron muy breves y sólo sostuvieron "somos inocentes", en tanto que Alvarez leyó una nota en la que se refirió a la participación en el hecho de su supuesto hermano y sus cómplices e intentó desacreditar la declaración del ex comisario que lo involucró. "Soy inocente y creo que en la Justicia", concluyó.

 Finalmente, los jueces establecieron que el 24 de agosto se conocerá el veredicto.