NO FUERON LOS CANGREJOS

Un joven desaparece misteriosamente en pleno aislamiento durante la pandemia de coronavirus, en una zona despoblada, de difícil acceso y con un clima adverso; tras lo cual, la Policía queda bajo sospecha.


I

El Fortín era una localidad de 9.500 habitantes ubicada en el extremo sudeste de la provincia, cercana a las costas del océano Atlántico, donde los pueblos originarios fueron desplazados de allí por el Ejército durante la segunda mitad del Siglo XIX y justo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial se produjo la fundación “oficial” de la comuna, la cual estuvo a cargo de unos hermanos vasco franceses.
Y como tantos otros pueblos de esa región, éste pasó a estar habitado en un comienzo por inmigrantes de distintas partes del mundo, como sus fundadores: alemanes del Volga, yugoslavos, húngaros, italianos, españoles, checoslovacos, sirios y libaneses, que establecieron sus predios rurales en una zona que luego sería declarada como “desfavorable”, como la vecina Patagonia, con vastas extensiones territoriales, enormes distancias entre una localidad y otra, y un clima riguroso, sobre todo en otoño e invierno.
Por su parte, Fernando, de 22 años, había nacido y vivido toda su vida junto a su familia en dicha localidad, aunque su novia, Lucía, residía en la Ciudad ubicada unos 120 kilómetros al norte, en la bahía que albergaba uno de los principales puertos del país.
De todos modos, no fue esa considerable distancia lo que provocó que la pareja entrara en una especie de impasse, sino la maldita pandemia por coronavirus, la cual alteró todos los aspectos de la vida cotidiana. 
A fines de abril de 2020, tras más de un mes de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) decretado por el Gobierno Nacional para tratar de frenar el avance del Covid-19, Fernando extrañaba a Lucía y estaba decidido a ir a verla, aunque esta “cuarentena” estricta le prohibía salir del Fortín. De hecho, sólo se permitía salir del hogar para tareas esenciales.
En ese marco, sin poder estudiar ni trabajar en forma presencial, Fernando pasó la noche del 30 de ese mes en la casa de un amigo, que vivía en su mismo barrio. Y alrededor de las 5 de la mañana siguiente se armó de suficiente valor para iniciar el extenso recorrido hasta el domicilio de su novia.
Y lo hizo a pie, ya que no tenía ningún vehículo propio ni funcionaba medio de transporte público alguno, excepto para quiénes estaban autorizados, lo que no ocurría en su caso.
“Me cansé de esperar. Me voy”, le dijo a su amigo al despedirse, tras lo cual, se dirigió hasta la ruta, cargando una mochila con una muda de ropa y otras pertenencias.
Y caminando a oscuras y con frío por la banquina, y en ocasiones por la propia traza de la ruta aprovechando el casi nulo tránsito vehicular, recorrió los primeros 17 kilómetros, cruzado los cauces de varios cursos de agua que terminaban desembocando en el mar, el cual, a medida que él avanzaba se iba acercando al horizonte a su derecha, aunque no lo alcanzaba a divisar aún.
Claro que no era un paseo, ya que el ASPO, además de prohibir la circulación en la vía pública, establecía la intervención de las fuerzas de seguridad para que hicieran cesar la acción de quien la violara, por lo que Fernando debía estar muy atento para pasar inadvertido.
Y alrededor de las 8.30, cuando ya había comenzado a clarear, se detuvo a descansar detrás de una estación de servicios situada a la vera del camino y luego de un rato comenzó a hacer “dedo”.
Fue entonces cuando un automovilista particular aceptó llevarlo y lo condujo otros 16 kilómetros hasta el ingreso a la localidad de Jakov, un pueblo aún más pequeño que el Fortín, fundado por constructores de origen croata que habían participado de la obra en el famoso Canal de Suez, en Egipto, y que luego formaron parte de la denominada "Conquista del Desierto".
El automovilista residía allí, por lo que dejó a Fernando al costado de la ruta y siguió su camino hacia el casco urbano; mientras que el joven reanudó su marcha a pie, a la espera de que algún otro conductor se solidarizara con él. Sin embargo, no fue un vehículo particular con el que se cruzó a continuación, cerca de las 10.