La Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, Austria; es actualmente dirigida por el argentino Rafael Mariano Grossi, quien el 29 de agosto último viajó junto a un equipo de expertos a Ucrania en una misión de apoyo y asistencia para la planta nuclear Zaporiyia, tal como lo hizo a principios de este año a Chernobil –la misma que en 1986 sufrió el peor accidente nuclear de la historia- y el sur de dicho país, cuando comenzó la guerra con Rusia.
“El tiempo es la esencia”, afirmó el director de la organización respecto a la mayor planta nuclear de Europa, y la tercera a nivel mundial.
La planta de Zaporiyia está ubicada en la ciudad homónima, sobre el río Dniéper, unos 560 kilómetros al sudeste de Kiev; y, según la OIEA, está en manos rusas desde marzo pasado.
La OIEA indicó que ha "recibido información contradictoria de Ucrania y Rusia sobre el estado de la instalación, su funcionamiento y los daños que sufrió, y sin una presencia física en el lugar, los expertos no pueden corroborar estas evaluaciones”.
Construida en 1977, cuenta con seis reactores y produce alrededor del 50% de toda la electricidad producida por las centrales nucleares de Ucrania y más del 21% de la generación total de electricidad de ese país.
El 6 de septiembre, tras su regreso de Ucrania, Mariano Grossi presentó un informe al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre su visita y propuso “crear una Zona de Protección y Seguridad Nuclear (NSSPZ) en Zaporiyia”.
El director señaló que establecieron una presencia en dicha plata nuclear “que ayudará a estabilizar la situación” y también les permitiría “monitorear de cerca la situación en el sitio y recibir información directa, rápida y confiable".
Los expertos de la misión realizan “un trabajo detallado y continuo para evaluar el daño físico a las instalaciones de la planta, determinar la funcionalidad de los sistemas de seguridad y protección principales y de respaldo, evaluar las condiciones de trabajo del personal y realizar actividades de salvaguardia”, indicó.
Mariano Grossi destacó que el personal de la planta, de nacionalidad ucraniana aunque las instalaciones están bajo control ruso desde marzo pasado, ha demostrado “resistencia y resiliencia para mantener los sitios funcionando de manera segura en medio del conflicto”.
También contó que han brindado asistencia a las demás instalaciones nucleares de Ucrania, entre ellas, Chernobil, y que hasta el momento no encontraron “ninguna indicación que pudiera dar lugar a un problema de proliferación”.
“La situación actual es insostenible y la mejor acción para garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares de Ucrania y su gente sería que este conflicto armado terminara ahora”, afirmó y agregó que “hasta que eso suceda, se necesitan medidas provisionales urgentes para evitar un accidente nuclear causado por medios militares”.
Y en ese sentido concluyó: “Esto puede lograrse mediante el establecimiento inmediato de una zona de protección."
Video sobre la visita de la misión de la OIEA