La previa del partido despertó, como siempre, un gran interés por las calles de Londres mientras los equipos aguardaban confiados y listos. A 48 horas del pitazo inicial, del lado argentino Ayala y Heredia ya habían llegado a la concentración desde España, y por los ingleses, el director técnico, Joe Mercer, entrenaba a puertas cerradas. “Estamos preparados”, aseguró el entrenador.
El equipo argentino tuvo a estos once titulares: Carnevali; Glaría, Perfumo, Bargas y Sa; Squeo, Telch y Brindisi; Ayala, Balbuena y Kempes.
La selección inglesa, por su parte, contó con esta alineación: Shilton; Hughes, Watson, Todd y Lindsay; Weller, Brooking y Bell; Channon, Worthington y Keegan.
El encuentro era para Inglaterra la oportunidad de reivindicarse ante su público tras la eliminación del Mundial mientras que Argentina buscaba no hacer más papelones y cumplir con un digno papel. De ahí que los locales salieron a atacar desde el inicio de las acciones en tanto que los sudamericanos se replegaron y jugaron al contraataque.
A los 10 minutos, el centrofoward inglés, Worthington, demostró ser un tanque que arrasaba con todo, por arriba y por abajo, y así asustó en un par de ocasiones a Carnevali. El dominio británico no se estancó y Channon metió un tiro en el poste izquierdo del arco argentino.
Argentina no hacía pie, sólo Telch aguantaba el vendaval inglés. Por eso, antes de que terminara el primer tiempo, nadie se sorprendió cuando Channon puso el 1 a 0. Camino a los vestuarios se produjo un escamoteo. Al parecer, Hughes, el único jugador del equipo que estuvo en 1966, se burló de Glaría -algunos sostuvieron que lo escupió- y este le respondió con un golpe. El inglés cayó aparatosamente y la gente comenzó con el grito de “¡Animals!”.
Según Glaría, él sólo trató de “agarrarlo” mientras que Mercer, después del partido, aseguró que Hughes tenía un “fuerte golpe en el ojo”, aunque coincidió con que la actitud de su jugador era “muy censurable” y que se lo había hecho saber.
El segundo tiempo fue al comienzo un monólogo de Inglaterra, que a los 8 minutos ya estaba 2 a 0 con un gol del gigante Worthington, quién marcó tras capturar un rebote en el travesaño. Parecía que el triunfo inglés era inevitable... .
Pero Argentina mejoró. Ingresó Houseman por Brindisi y le dio más juego al equipo. Al minuto 13 Ayala desbordó, mandó un centro y Kempes, de zurda, puso el 1-2 con un violento remate. Esto animó a los jugadores argentinos, que fueron por más aunque se expusieron a la veloz contra de los ingleses.
Faltaban tres minutos para que terminara el partido y volvió a aparecer Kempes. Tomó la pelota por la izquierda y se llevó a todos los rivales a la rastra, obligando a Hughes a derribarlo dentro del área. Ithurralde cobró penal y otra vez el estadio estalló con el grito de “¡Animals!”. Al Matador no le importaron los insultos y puso el definitivo 2 a 2.
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