Al finalizar el partido, Maradona aún se lamentaba por ese gol que no pudo ser y que hubiera sido magnífico. Cuando llegó a la concentración su hermano menor, El Turco, lo llamó por teléfono:
-¡Boludo!, no tendrías que haber tocado, le hubieras amagado, si ya estaba tirado el arquero- le dijo.
-¡Hijo de puta!, vos porque lo estabas mirando por televisión- respondió Maradona.
- No Pelu, si vos le amagabas, enganchabas para afuera y definías con derecha ¿Entendés?- replicó el más pequeño de los Maradona, que apenas tenía siete años pero que llevaba el fútbol en la sangre, como su ídolo Diego.
A pesar de la derrota, la prensa local demostró el día después que había quedado más que conforme con la actuación del equipo. “Argentina no fue mezquina. El fútbol de la selección es de alta escuela”, publicó Clarín. Con respecto a Maradona sobraron los elogios. “Hizo cosas espléndidas con su calidad sin par”, sostuvo el diario La Nación.
La magia de Maradona cautivó a todos los ingleses inclusive. “Fue un supershow a cargo de Maradona, pues deleitó a los espectadores con sus ingeniosas maniobras”, escribió The Evening Star, que llamó al argentino como “The wonder boy” (El chico maravilla).
La prensa británica coincidió en que Argentina no mereció perder y que el equipo inglés también sintió que se llevó demasiado. “La diferencia estuvo en que aprovechamos todas nuestras oportunidades y Argentina no”, dijo Greenwood, quién finalmente admitió la grandeza de Maradona. “Es una superestrella”, señaló.
Mientras Inglaterra disfrutó al mantener la paternidad sobre Argentina en Wembley, el equipo de Menotti siguió de gira por Europa sin dramatizar y conformes con lo realizado. Primero partieron a Dublin donde dos días más tarde derrotaron a la selección de Irlanda por 1 a 0 y luego fueron a Viena, donde golearon a Austria por 5 a 1 y Maradona brilló con tres goles.
AA
Junio 2003
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