En medio de tantos recuerdosy hechos históricos hubo un clásico más entre las selecciones de Inglaterra y Argentina. Y fue simplemente eso, lamentablemente para los 80 mil hinchas que estuvieron en Wembley ¿El resultado? Un pobre y amargo 0 a 0.
De todos modos, no se podía esperar mucho más de dos selecciones que le dieron tan poca importancia al partido. Es más, se entrenaron sólo 24 horas antes de que comenzara el encuentro. El desinterés se debió a que en la mira de ambos técnicos estaban las eliminatorias para el Mundial 2002, la verdadera y única prioridad.
“Decepción: Argentina e Inglaterra aburrieron en Wembley”, fue el titular del matutino argentino La Nación del día después del partido. “El legendario estadio Wembley va a pedir que lo demuelan cuanto antes para rastros de este tipo”, se leía en una de las notas.
Para los ingleses tampoco fue un gran partido, pero por lo menos no se sintieron tan decepcionados con su equipo ya que no esperaban mucho de este. “Fue un partido horrible. Pero la Inglaterra de este tiempo suele jugar peor”, publicó The Sun.
Los once titulares que eligió el entrenador argentino, Marcelo Bielsa, fueron: Cavallero; Ayala, Sensini y Chamot; Zanetti, Simeone y Arruabarrena; Verón, Ortega, Batistua y Gonzalez. Esta sería, justamente, la base con la que disputaría el Mundial de Corea y Japón 2002.
Mientras que el técnico inglés, Kevin Keegan, alineó a los siguientes jugadores: Seaman; Keown, Campbell y Southgate; Dyer, Wise, Scholes, Beckham y Wilcox; Shearer y Heskey. Estos futbolistas eran la base del equipo de la Copa del Mundo de Francia 98 y poco a poco, la mayoría fue reemplazada por gente más joven, incluido el entrenador.
El desarrollo del partido fue muy discreto. Los momentos más emotivos fueron la placa que le entregaron a Paul Scholes al mejor jugador de la Liga de 1999 y el minuto de silencio en honor al fallecimiento de Stanley Mathews, uno de los grandes futbolistas de la historia de Inglaterra.
El partido se disputó bajo una persistente llovizna y con una temperatura de sólo 5 grados. Todo un castigo para los espectadores que habían desplegado todas sus banderas, inclusive los 1.200 hinchas argentinos que se animaron a ser visitantes.
En Argentina sobresalió la eficiencia del líbero Ayala en el juego aéreo y en sus cruces hacia los costados. Mientras que en Inglaterra se destacó el delantero del Everton, Emile Heskey, el único que creó peligro con sus constantes desbordes.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, tanto los directores técnicos como los jugadores se fueron conformes con lo realizado. “El equipo estuvo acertado, sólido”, sostuvo Bielsa mientras que el capitán argentino, Simeone afirmó: “El resultado fue positivo. Argentina me gustó defensivamente y jugamos de igual a igual”.
Los ingleses, que se habían preparado para una fiesta y para tomarse revancha de la eliminación de Francia 98, se fueron decepcionados, no así el entrenador Keegan. “Felicito a mis jugadores porque conseguimos jugar bien frente a un equipo que está acostumbrado a jugar junto”, sostuvo el técnico y agregó: “Esta noche fue un éxito y la gente estuvo extraordinaria”.
Una visión muy particular ya que los casi 80 mil hinchas ingleses que pagaron 25 dólares la entrada se entretuvieron silbando el himno argentino y tomando cerveza. Los locales se empecinaron en abuchear al Cholo Simeone cada vez que tocó la pelota, ya que el volante argentino aún era recordado con odio por provocar la expulsión de Beckham en Francia 98´.
Y así pasó, casi inadvertido, un clásico más. Un cotejo que dentro del campo de juego no aportó nada para la historia, pero que será recordado por ser el último enfrentamiento entre ambas selecciones en el mítico estadio de Wembley.
AA
Junio 2003
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