El gran hermano
El hermano de Cozza fue un personaje clave en la historia de este caso ya que llevó adelante las más impensadas maniobras para defender al empresario ante la opinión pública y evitar que lo arrestaran.
“Yo ayudé a mi hermano a escapar en helicóptero. Lo salvé de que fuera a la cárcel. Yo lo protejo y no voy a ir preso por eso. Mi hermano se quiere entregar, pero le aconsejé que no se presentara hasta que se den todas las garantías. No es un asesino y no quiero que lo metan preso con los delincuentes comunes”, sostuvo en una entrevista con un importante matutino.
La estrategia del hermano del sospechoso prófugo era tratar de demostrar que Cozza había sido acusado injustamente porque era un empresario exitoso que despertaba envidia entre sus competidores.
Para él, la Justicia había armado una causa contra ambos para terminar con su negocio y hasta acusó al intendente de San Isidro, una firma petrolera y al dueño del principal restorán de la competencia.
Las disputas con otras empresas eran parte fundamental de la carrera gastronómica de los Cozza ya que gracias a los 8 millones de dólares que la petrolera le había pagado por una demanda judicial los hermanos habían construido su lujoso Dallas.
Antes de eso, los Cozza eran apenas los dueños de dos estaciones de servicio en San Isidro.
El hermano de Cozza no sólo señaló a otros sospechosos sino que dio otra versión completamente distinta de los hechos al sostener que el prófugo no había sido novio de Paula y que sí echó a Marcos y sus amigos porque una camarera les había dicho que no había más tragos para nadie y que el local estaba por cerrar.
“No se querían a ir, entonces llamé a la gente de seguridad, hubo una discusión y finalmente los chicos decidieron irse en un remís. Eso fue todo lo que pasó”, indicó.
La coartada del hermano de Cozza fue continuó el 22 de enero con el relato de dos testigos que dijeron haber visto al sospechoso en otro lugar al momento del crimen de Marcos.
Uno de esos testimonios fue el de Roby, el mejor amigo de Cozza, y que sostuvo que la noche del crimen cenó junto al empresario en Dallas, donde permanecieron hasta las 4, momento en que decidieron ir a su casa en San Isidro.
Se dirigieron a bordo de la camioneta de Cozza que, según el testimonio, fue conducida por su amigo y una vez en la vivienda, los dos hombres decidieron tomar el café y luego el empresario se habría ido a dormir.
Roby declaró que la mañana siguiente pasó a buscar a Cozza por su casa para viajar a Pinamar, donde el empresario iba a participar de un torneo de golf al que nunca asistió.
En la declaración, el testigo dijo que Cozza había manifestado que había cambiado de planes y que en vez de ir a Pinamar iría a Mar del Plata porque le habían hecho una cama.
El otro testigo fue un cliente de Dallas que dijo ante el fiscal que a las 4 de la madrugada, momento en que se cometió el crimen de Marcos, Cozza estaba en su restorán.
Sin embargo, estos dos testimonios resultaron endebles para los investigadores judiciales ya que ninguno de los dos hombres supo contestar la simple pregunta de qué ropa llevaba Cozza la noche del homicidio.
Los amigos del presunto asesino estaban tejiendo una telaraña de mentiras para tratar de salvarlo, a tal punto que empezó a cuestionarse la entrega que se había hecho de la camioneta 4x4 que recién fue puesta a disposición de la Justicia cinco días después del crimen.
Ante esa situación, los fiscales sospechaban que los amigos del prófugo habían arreglado una abolladura en la chapa de la camioneta que se había producido contra el remís en el que iba Marcos. Pero los investigadores hallaron luego en el auto de alquiler algunos restos de pintura de la 4x4 de Cozza.
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