Manotazos de ahogado
A mediados del mayo, la defensa de Cozza se jugó una de sus últimas cartas para tratar de demostrar públicamente que el empresario era inocente del crimen de Marcos. La jugada fue realizar un nuevo peritaje balístico en base a los dos plomos extraídos del cuerpo del remisero que trasladaba a la víctima y también resultó baleado en el mismo hecho.
Para los investigadores esos dos proyectiles correspondían a la pistola de Cozza que fue secuestrada poco después del crimen mientras que para la defensa del empresario no.
Al día siguiente de la intervención quirúrgica a la que sometieron al remisero, y sin conocer los resultados de las pericias balísticas, Cozza recibió un nuevo revés judicial cuando la Cámara de Apelaciones de San Isidro rechazó un pedido suyo de eximición de prisión.
Cozza, por su cuenta y sin decir nada a sus abogados, le envió una carta la Justicia de Garantías en la que insistió en su inocencia y que debía estar libre.
Ante esa situación, la Justicia entendió que el acusado estaba solicitando su liberación y se abrió un incidente para analizar el pedido que excarcelación que finalmente fue rechazado.
Cuando Cozza se notificó de la resolución, advirtió que ésta había sido "injusta" y por ello el trámite siguió su curso en la Cámara de Apelaciones donde ratificaron la decisión de Garantías.
Diez días después, el imputado fue trasladado al penal de Campana y a fines de mayo quedó a las puertas del juicio oral cuando los camaristas rechazaron un pedido el pedido de nulidad del allanamiento y captura del sospechoso presentado por una defensora oficial de San Isidro.
Por su parte, los peritos de la Dirección General de Policía Científica de la policía bonaerense determinaron finalmente que la bala extraída al remisero había sido disparada por la misma arma que mató a Marcos.
A pesar de que el hermano de Cozza dijo que toda la investigación era un fraude, el peritaje balístico duró más de ocho horas, fue presenciado por abogados y peritos de parte y resultó ser contundente en su resultado.
Pero la defensa siguió dando lucha en el terreno judicial y pidió la nulidad de los peritajes balísticos y de los estudios realizados en la camioneta del acusado.
Una vez más, la justicia de San Isidro, esta vez de la Garantías, rechazó a fines de julio esa solicitud por considerarla “improcedente”.
Las chicanas estaban a la orden del día, por eso, nadie se sorprendió cuando en la fiscalía que llevaba la causa llegó una nota anónima que señalaba que el dueño de Dallas sobornó a un camarista, a la policía, al remisero, a una de las amigas de Marcos y a un perito.
Se trató de la tercera denuncia contra Cozza que investigó la Justicia de San Isidro ya que primero surgió un incidente a partir de escuchas telefónicas en las que integrantes del entorno del imputado aparentemente planeaban hacer declarar a testigos falsos, y luego una testigo denunció presiones por parte del empresario para cambiar su declaración judicial.
En diciembre, la Cámara de Apelaciones de San Isidro confirmó el procesamiento con prisión preventiva de Cozza aunque también resolvió remitir parte de la causa a un fiscal de ese Departamento Judicial para que investigue si registraron irregularidades en los peritajes balísticos y en el levantamiento de proyectiles de la escena del crimen.
Para los camaristas, “los elementos de convicción escogidos y esgrimidos por el juez -introducidos por la pretensión fiscal- para alcanzar esta etapa del proceso aparecen suficientes para sostener, prima facie, que el imputado fue el autor”.
También dieron por probada la existencia, previa al homicidio, de un altercado entre Cozza y Marcos en Dallas y valoró testimonios que dieron cuenta de la posterior persecución en la camioneta, lo que posibilitó que las víctimas tuvieran una "sospecha razonable" de que el autor de los disparos pudo haber sido el dueño de Dallas.
Noviembre 2005
AA
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