Sospechas y movilización
La postura de la madre de Flavia hizo pensar a los investigadores que las familias de las dos chicas violadas y ejecutadas sabían más de los que decían. En el expediente ya había datos sobre la existencia de un hombre que conocía a las víctimas desde hacía tiempo y que, de hecho, acosaba a una de ellas, pero los parientes dijeron desconocer la identidad de esa persona que aparecía como principal sospechoso.
“Flavia era muy simpática y ese día (cuando ocurrió el doble crimen) la notamos rara, como asustada, como si alguien la estuviera amenazando”, indicó la mujer.
La pista del acechador encajaba, en parte, con los dichos de testigos que contaron los investigadores que vieron a Flavia y Soledad charlando con un hombre que manejaba un automóvil, al parecer, un Ford Falcon rojo, momentos ante de que desaparecieran.
De acuerdo a esa hipótesis, ese encuentro fue cerca del lugar donde luego hallaron los cuerpos y no cerca de del videoclub de Spegazzini donde las chicas habían estado poco antes. “Aquí estaban solas y en ningún momento se las vio preocupadas”, aseguró la dueña del local.
Los investigadores creían que este hombre era el mismo acosador del que hablaban otros testigos por lo que todo apuntaba a que las chicas no habían sido elegidas al azar por el agresor y un probable cómplice que las esperaron durante horas para emboscarlas.
Lo que llamaba la atención de los pesquisas es que ese vehículo fue visto por varias personas del barrio y no les resultó lo suficientemente sospechoso como para alertar a la policía.
Pero los datos concretos escaseaban y todo eran conjeturas abstractas, por lo que unas 500 personas, vecinos, amigos y familiares de las víctimas, coparon la tarde del último martes de abril las calles de Máximo Paz para reclamar el esclarecimiento del brutal doble crimen.
Los manifestantes se reunieron en la plaza principal de esa localidad del partido de Cañuelas bajo el lema “Justicia y que a este pueblo vuelva la paz” y cerca de las 18.15 partieron hasta la seccional local donde se entrevistaron con el capitán.
-Son todas hipótesis. No hay nada, ningún dato, nada- dijo la madre de Flavia.
-Es muy reciente, recién se empieza a investigar- le respondió el jefe policial.
La mujer abandonó la seccional acompañada por familiares de otras víctimas de la inseguridad y luego la marcha continuó hasta la iglesia local donde los manifestantes colocaron velas y rezaron. Seguidamente, hubo un cerrado aplauso que rompió el silencio que había caracterizado toda la movilización y, por último, se desarrolló la desconcentración, nuevamente, sin hacer ruido.
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