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Fuga, liberación y búsqueda
Nos metieron a todos dentro del baño de la habitación y cerraron la puerta. Después escuchamos que sonó el teléfono y al ratito otra vez, y otra vez. No nos animamos a atenderlo porque estábamos en la habitación, no sabíamos si ellos seguían adentro o no. Luego se escuchó que patearon de entrada y la policía ingresó al baño donde estábamos”, relató el hijo de Saguar a la policía sobre los últimos momentos de las casi nueve horas que estuvo como rehén junto a su familia y la del contador Rey.
Por ese entonces, la banda de ladrones ya había abandonado El Maitén a bordo del automóvil del gerente del banco y de dos Volkswagen Gol que fueron utilizados como “apoyo” durante todo el audaz robo.
Uno de esos dos vehículos fue visto con las luces prendidas listo para la huida por el propio Saguar cuando entregó el dinero en su casa donde luego fue encerrado en otra habitación y finalmente liberado por los policías que iban acompañados de algunos empleados del banco, que habían advertido la ausencia de los directivos, y del intendente.
Los efectivos policiales también habían sido alertados de lo ocurrido por los propios delincuentes que en su huida llamaron a la comisaría de El Maitén y luego continuaron su viaje más hacia al sur de la Patagonia.
Tras rescatar a las familias de Saguar y Rey, varias comisiones policiales comenzaron desesperadamente a buscar a los audaces ladrones y apuntaron hacia la ciudad chubutense de Esquel y a las estancias de la cordillera donde los rastros resultaron ser más difíciles de seguir por la nieve que caían en la región y el sinuoso relieve del terreno.
En medio de los bosques blancos, las inclemencias del tiempo y los difíciles accesos, el primer logro de la pesquisa policial fue hallar el automóvil robado a Saguar y que había sido abandonado por los delincuentes en la ruta hacia Esquel, a unos 6 kilómetros de El Maitén.
Debido a las serias complicaciones que implicaba poder escapar de una región traicionera para el que no la conoce, los investigadores comenzaron a sospechar que la banda contaba con la connivencia de algún miembro policial, lo que hacía recodar el asalto a un supermercado en la ciudad rionegrina de El Bolsón cometido en diciembre de 2004 por un grupo de delincuentes que asesinó a balazos y por la espalda a un efectivo que trabajaba como custodio.
Por ese sangriento episodio, tres efectivos de la policía rionegrina fueron detenidos y luego condenados a reclusión perpetua por lo que los investigadores chubutenses compraban la planificación y frialdad con la que actuó la banda de El Maitén con los autores del audaz y mortal atraco al supermercado.
Las sospechas de que se sería esta banda tan peligrosa y violenta como aquella de El Bolsón hicieron que la policía rionegrina reforzara todos los destacamentos del área cordillerana fronteriza con Chubut e instalara controles camineros especiales en la ruta nacional 258, que va desde esa ciudad de la provincia hasta la vecina Bariloche.
Se dispuso el envío de decenas de policías de refuerzo a las unidades de Cuesta del Ternero, Ñorquinco e Ingeniero Jacobacci, las poblaciones más importantes de la región cercana al lugar del robo, mientras que se sumó la colaboración de las policías de las provincias vecinas y de la Gendarmería Nacional.
Hasta la ministra de Gobierno de Chubut se trasladó desde Rawson hasta El Maitén para personalmente seguir de cerca la investigación del caso que inmediatamente llegó a las primeras planas de todos los medios nacionales.

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