Mala Espina II

El comienzo del juicio por el crimen de “Cucho" Espinoza se pospuso hasta el miércoles 29 de junio a raíz de la descompensación del imputado Guerrero. Recién ese día se reanudaron las audiencias con la lectura de la elevación a juicio de la causa. Una vez concluida la misma, Marcos Capdevilla, abogado de Gabarraz, solicitó el tribunal de Malaespina poder intervenir respecto de todos los imputados, ya que por cuestiones técnicas, sólo lo había hecho con Domínguez durante la etapa de instrucción.

 “En el 2004 los jueces solamente nos corren traslado por Domínguez, ya que los restantes estaban con falta de mérito. La Cámara no resolvió la cuestión porque no verificó si la situación jurídica de los imputados estaba resuelta y eso no se resuelve con la acusación”, indicó el letrado querellante.

 En tanto, Facundo Galdames, defensor de Domínguez, solicitó que se rechace el pedido de la querella, tras lo cuál, el tribunal resolvió no hacer lugar al requerimiento del letrado de la viuda de “Cucho” Espinoza por considerarlo “extemporáneo”.

 Luego, el debate continuó con la declaración el perito forense Luis Noccerino, quien revisó a Giménez y sostuvo que dado su estado de salud, el acusado no podía abandonar el hospital donde permanecía internado, por lo que su abogado, Cristian Vellotti, pidió que se suspenda el juicio a su defendido.

 Ante ese requerimiento, los demás defensores pidieron que se suspenda todo el debate, pero el tribunal resolvió que Guerrero sea apartado de este juicio aunque seguirá afectado al proceso.

 Tras un cuarto intermedio, el debate se reanudó con un nuevo pedido, esta vez de la abogada Analía Lema, defensora de Álvarez y “Beto” Barrera, quien solicitó el sobreseimiento de ambos por considerar que se había sobrepasado los plazos razonables. Y en el mismo sentido se expresó a su turno el defensor Vellotti.

 Por su parte, el fiscal David Bazán replicó que los defensores apuntaban a que el juicio no se realizara, que quedara “en la nada” por el transcurso del tiempo e insistió en que el debate debía continuar.

 A raíz de esta serie de pedidos de las partes, el tribunal resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta el jueves 30 de junio cuando finalmente comunicó que se rechazaban los requerimientos de suspensión del juicio y también de sobreseimiento de los imputados.

 El debate continuó entonces con la declaración de la viuda Gabarraz, quien relató lo ocurrido la noche del homicidio y señaló a Domínguez como el autor del disparo contra la víctima.

 Luego declaró la madre de Gabarraz, Lorena Gómez, quien se encontraba dentro de la vivienda a la que “Cucho” y su hija se disponían a ingresar al momento en que se cometió el ataque y sostuvo que Álvarez pudo haber estado en la escena del crimen, escondido detrás de un árbol ubicado a pocos metros de la víctima y hablando por un teléfono celular. Esta testigo refirió que luego de los tiros, ella salió a la calle y que ese hombre seguía allí y le dijo que se quedara tranquila que ya había llamado a la ambulancia. Además, Gómez indicó que fue ella quien encontró una billetera junto a su yerno y que ésta contenía el DNI a nombre de “Ojeda”.

Mala Espina I

El miércoles 22 de junio de 2011 comenzó el juicio por el crimen del empresario “Cucho” Espinoza, asesinado de un balazo en el abdomen el 24 de enero de de 2003, en la puerta de su casa de la ciudad de Malaespina.

 Al momento del homicidio, la víctima era dueño de la pesquera San Julián, dedicacada a la captura de moluscos mejillones, cholgas, vieiras, almejas y ostras entre otros- y caracoles, y había formado parte del directorio de su principal competidora Comapresa.

El debate comenzó a las 9.30 en la Sala I de los tribunales de Malaespina que juzga a Juan Domínguez, como autor material del crimen; Adrián Álvarez, en calidad de “partícipe necesario”; y Renato Giménez y “Beto” Barrera, imputados como “participes secundarios”.

La viuda Laura Gabarraz será la testigo clave ya que estaba junto a Espinoza cuando el empresario fue atacado a balazos.

En la audiencia inicial, hubo una primera interrupción por una protesta de empleados judiciales y una segunda suspensión ya que el imputado Giménez, quien ya había sufrido meses antes un ACV, fue llevado a un hospital por una descompensación.

La causa fue elevada a juicio en junio de 2010, por pedido de la magistrada Florencia Trinchera, quien avaló la acusación fiscal David Baso que, a su vez, dio por probado que el 24 de enero de 2003 Giménez y Alvarez viajaron a Malaespina y se hospedaron en el hotel “El poste”, cerca del puerto. Luego, se contactaron con Domínguez y los tres fueron a comprar el arma homicida a la casa de Barrera el mediodía del 30 de enero.

La Fiscalía imputó a Alvarez de haber realizado en los días previos al homicidio tareas de inteligencia en inmediaciones de la casa de Espinoza para conocer el lugar y los caminos alternativos para huir.

Para tales fines, la jueza Trinchera dio por acreditado que Alvarez se manejó durante su estadía en Malaespina con un DNI apócrifo a nombre de “Ojeda”.

Siempre de acuerdo a la imputación de la Fiscalía, alrededor de las 21.30 del 30 de enero, Domínguez esperó cerca de la casa del empresario a que éste llegara y una vez que lo hizo a bordo de su auto y junto a Gabarraz lo llamó por su apodo: “Che Cucho”. Tras lo cuál le efectuó un balazo en el abdomen.

Luego del disparo, se originó un forcejeo entre la víctima y su agresor al que se le cayó una billetera perteneciente a Alvarez antes de escapar del lugar.

Mientras tanto, Alvarez abandonaba la ciudad y Giménez pagaba los gastos del hotel. 

La investigación previa

Respecto del imputado Domínguez, la jueza Trinchera aceptó la declaración de un testigo de identidad reservada que dijo que “el día del hecho cuando salía a correr observó a una persona con las características físicas de Domínguez apoyado en un portón sobre calle Jones, a pocos metros del lugar del hecho, y cuando regresó de correr, el sujeto seguía parado en el mismo lugar pero unos Domínguezs más tarde escucho un disparo”.

Este sospechoso fue detenido por la policía la noche del 30 de enero en Malaespina aunque luego fue excarcelado por la Justicia en el marco de un expediente que tuvo más de 16 jueces.

Seis días más tarde, la viuda Gabarraz señaló al acusado en rueda de personas como el autor del disparo.

En relación a Alvarez, la fiscalía presentó como pruebas los testimonios de remiseros que declararon haber llevado al acusado desde la zona del homicidio hasta el hotel “El Poste”, la noche del crimen. También se tomó en cuenta “la pericia realizada respecto del DNI hallado a nombre de Ojeda que estableció que la fotografía insertada en el mismo era apócrifa y que la misma pertenecía a Alvarez, así también como la escritura de puño y letra en los papeles secuestrados de la billetera”.

Sobre Giménez, el Ministerio Público Fiscal informó que “se encuentra acreditado fehacientemente que el imputado adquirió un pasaje aéreo a favor de Alvarez para el día 24 de enero de 2003 y viajaron juntos en el mismo vuelo”.

Además, el imputado reservó una habitación en el hotel “El Poste” diciendo que era para su hermano y posteriormente fue en varias oportunidades al hotel preguntando por su hermano “Ojeda-Alvarez”.

Giménez fue detenido por la policía el 31 de enero en Malaespina donde trabaja como custodio del empresario español Francisco Araujo Castillo, uno de los dueños de Comapresa. En este caso, la Justicia también le va a otorgar luego la excarcelación.

La sospecha sobre Comapresa surgió el 9 de febrero de la boca del entonces fiscal de la causa, Nicolás Méndez, y el 18 de ese mes la policía allanó la empresa y secuestró documentación.

Un día después del allanamiento, Araujo Castillo se presentó ante la Justicia junto a sus abogados y quedó a disposición.

Sobre esa pista, la diputada nacional y ex candidata presidencial Elsa Cortés, denunció públicamente y ante la Justicia que una semana antes de morir, Espinoza se había reunido con ella la Patagonia y le contó que Comapresa se quería quedar con su empresa.

En marzo, el juez José Maini ordenó detener a Araujo Castillo y al otro dueño de la pesquera, Alvaro Correa, pero al mes siguiente el magistrado dejó la causa.

En tanto, sobre Barrera, uno de los testigos relató ante la Justicia que se encontraba en la casa del acusado cuando llegó una camioneta gris 4×4, de la que descendieron Domínguez, junto a otros dos hombres -a los que luego reconoció como Giménez y Alvarez- y que le compraron un arma al dueño de la vivienda.

Este acusado fue apresado por la policía el 2 de febrero, un día después de la inhumación de los restos de Espinoza y también fue beneficiado después con la excarcelación.

De hecho, Alvarez, Giménez y Barrera llegaron a ser sobreseídos por la Cámara de Apelaciones de Malaespina, fallo que fue apelado por el fiscal Baso ante el Supremo Tribunal de Justicia de Chubut que admitió el recurso.

Tras varias idas y venidas judiciales, la querella llevó en 2006 la causa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a fines de ese mismo año asumió la jueza Trinchera, quien dispuso el sobreseimiento de Araujo Castillo y Alvaro Correa.

La revolución mundial V

Basado en un texto de Eric Hobsbawn.

El concepto leninista de “nuevo partido” permitió a pequeñas organizaciones obtener una alta eficacia a partir de miembros que lograban una gran entrega y sacrificio, y una disciplina militar. Eran una elite de vanguardia que resultó muy atractiva para los jóvenes del Tercer Mundo. Sin embargo, los sentimientos de las masas a menudo estaban enfrentados con sus líderes, sobre todo, en momentos de insurrección ya que, por entonces, la revolución significaba la transformación radical del orden de la sociedad y sus valores no sólo por un momento simbólico, sino para siempre.
         
 Los revolucionarios sociales del Siglo XX descubrieron tardíamente la senda de la guerra de guerrillas. Tal vez, porque esa actividad rural se asociaba históricamente con una idea arcaica o atrasada que los urbanos veían como un conservadurismo o contrarrevolución. Recién a partir de 1959, con la Revolución Cubana, pasó a formar parte del vocabulario marxista.

 En China, los dirigentes comunistas como Mao Tse tung fueron pioneros en la guerra de guerrillas ya que el gobierno no podía controlar la extensión del territorio y no había un sistema de comunicaciones moderno.

 También hubo casos en Brasil y los sandinistas en Nicaragua pero no tuvieron tanto éxito ya que la guerra de guerrillas implicaba para el revolucionario obtener resultados pero en el largo plazo porque se encontraba en la zona rural y primero debía ganarse el apoyo de las masas.

 En definitiva, esta nueva ola de revolución social surgió tras la Segunda Guerra Mundial, pero a diferencia de la primera, fue posible a partir de la participación en el conflicto bélico y no por el rechazo a la misma. Y si bien los hechos de octubre de 1917 transformaron al planeta, no lo hizo como Lenin pensaba ya que, entre otras cosas, salvó al capitalismo liberal cuando permitió que Occidente derrotara a la Alemania de Hitler y le dio un incentivo para reformarse. 

AA
Mayo 2011

Anexo del autor

La clase obrera en Argentina estuvo representada desde fines del Siglo XIX por el Partido Socialista (PS) hasta que un año después la Revolución Rusa desde su seno surgió el Partido Comunista Argentino (PCA) que respondió directamente a Moscú. Así, el PCA pasó a ser el nuevo vector movilizador de los trabajadores hasta la irrupción del Peronismo en 1946.

 Desde esas elecciones de ese año, en las que conformó la Unión Democrática con los radicales, los socialistas y los demoprogresistas, el PCA se opuso a Perón pero tampoco se alineó con los cubanos o los chinos, sino que siguieron aferrados a Moscú.

 En 1947, el PCA expulsó de sus filas a Rodolfo Puiggrós, quien proponía un acercamiento al General y que a partir de 1955 formó parte de la Resistencia Peronista, y en 1968 perdió a 4 mil militantes combativos que crearon el Partido Comunista Revolucionario (PCR) de Otto Vargas.

 Luego, en 1976 no cuestionó al presidente de facto Jorge Rafael Videla y recién se separó de Rusia con la caída del Muro de Berlín en 1989. A partir de entonces, el PCA se acercó al Peronismo y ahora apoya públicamente al kirchnerismo a través de su secretario general Patricio Etchegaray.

 De todos modos, la cuestión no se trata de ser Peronista o “gorila” como muchas veces se plantea desde el Movimiento que, a su vez, fue y es tan amplio que abanica todo el espectro ideológico, de derecha a izquierda y viceversa.

 Por ejemplo, respecto de su relación con la clase trabajadora, el Peronismo introdujo un sindicalismo menos activista y más político. Este sindicalismo fue el que se ubicó del centro a la derecha del Movimiento y podría describirse como "ortodoxo", reformista y fiel al General; mientras que del lado opuesto se situó la juventud revolucionaria seguidora de Evita e influenciada por las ideas del "Che" Guevara y Mao Tse Tung.

 De hecho, muchos de estos militantes de izquierda, como Norma Arrostito y Roberto Quieto, surgieron de las filas de la Federación Juvenil Comunista, “La Fede", que apareció tras el golpe de la Revolución Argentina de 1966. Luego, Quieto lideró las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que mantenía un perfil más afín al comunismo pero que después, e principios de los 70`, se fusionó con los Montoneros -en cuya línea fundadora estuvo Arrostito- ya que, a pesar de no estar completamente de acuerdo en el plano ideológico, veía en el Peronismo el único vehículo capaz de movilizar a la masa de trabajadores.

 Además de estos ejemplos, cabe referirse a lo ocurrido con otros cuadros más "políticos" como el de José Ber Gelbard, un militante del PC que fundó la Confederación General Empresaria (CGE) y en 1973 fue nombrado ministro de Economía por Héctor Cámpora quien también colocó al otro ex comunista, Puiggrós, como rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) 

 Una excepción a esta tendencia a fusionar ideas comunistas con peronistas fue por aquellos años 70` el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Roberto Santucho, que si bien compartió la lucha armada con FAR y Montoneros, siempre se declaró marxista-leninista y en desacuerdo al lado capitalista de Perón.

 Sin embargo, el propio Perón trató de ubicarse en la denominada "tercera posición" entre el capitalismo y el comunismo, y que podría describirse como el "socialismo nacional", lo que actualmente el kirchnerismo destaca como lo "nacional y popular".

 Estos tres conceptos, "socialismo", "nacional" y "popular", parecen ser incuestionables por los beneficios que llevó a lo largo de la historia a los trabajadores de clase baja y media, pero no así la forma vertical y personalista no sólo de hacer política sino también adoptada por sus militantes.

 Es que desde la cima no para de bajar un mensaje idílico respecto de las figuras de Perón y Evita y que llega hasta las bases que, a su vez, transforman al líder de turno en un nuevo ídolo colocándolo en el mismo pedestal que el mítico matrimonio hacedor de aquellos beneficios tan importantes para la masa obrera. 

 Ese idilio exagerado es innecesario y peligroso porque, tal como ha ocurrido siempre dentro del Movimiento, lleva a la concentración de poder político y económico en pocas manos y a estar permanentemente mirando hacia atrás, en vez de adelante.Y, en ese sentido, cabe recordar que los presidentes Carlos Saúl y Kirchner fueron dos de los últimos líderes hegemónicos que albergó el Peronismo más allá de las marcadas diferencias entre la política de uno y otro

 Pero para un peronista no hay nada mejor que otro peronista, y hoy, en 2011, el riojano es un aliado del kirchnerismo. 

AA
Septiembre 2011

La revolución mundial IV

Basado en un texto de Eric Hobsbawn.

 Durante los años posteriores a la revolución rusa, sus seguidores a nivel mundial esperaron que la sede de Moscú se mudara a Berlín, ya que en idioma oficial de la Internacional fue el alemán. Tampoco sabían como la difundirían globalmente luego de que la revolución se estabilizara en Europa y fracasara en Asia. Pero la visión apocalíptica del mundo siguió cuando Hitler subió al poder en Alemania y la Comintern asumiera un rol ultrarevolucionario y de izquierda sectario debido a que el control del Partido Comunista ruso pasó a manos de Stalin, con quien prevalecieron los intereses de la Unión Soviética sobre los del Comintern.

 Luego de 1917, el bolchevismo absorbió a las restantes tradiciones sociales revolucionarias o las marginó dentro de movimientos radicales. Hasta 1914, el anarquismo había sido una ideología más atractiva que el marxismo pero en los 30´ ya no era una fuerza política importante, salvo en España, donde luego, a raíz de la guerra civil, se acabó con el anarquismo y reavivó el comunismo.

 En tanto, Stalin se dedicó a la caza de herejes, el más importante fue el exiliado Trotsky, uno de los líderes de la revolución de octubre y arquitecto del ejército rojo. Éste promovió la Cuarta Internacional para competir con la tercera de Stalin pero no tuvo éxito y en 1940 fue asesinado en México por orden justamente de su rival. Así, ser un revolucionario social significaba cada vez más ser un seguidor de Lenin.

 Tras la victoria de Hitler, los partidos comunistas se unieron en una tendencia antifascista, lo que les permitió tener más apoyo, sobre todo, de intelectuales. Y los jóvenes que querían derrotar al capitalismo se abrazaron al comunismo ortodoxo.

 En 1956, con la desintegración de Stalin, aparecieron en el movimiento comunista internacional los pensadores, tradiciones y organizadores de la izquierda ortodoxa que habían sido marginados hasta entonces. Luego, con el Mayo Francés del 68 se renovó el interés por la teoría anarquista y la marxista, unidas por el rechazo a Moscú y los viejos comunistas.

 Mientras el movimiento comunista conservó su unidad, fue la única gran fuerza real para aquellos que buscaban la revolución mundial. Pero con el tiempo fue agrietándose y sumando acusaciones contra Rusia...

La revolución mundial III

Basado en un texto de Eric Hobsbawn

La revolución mundial que había justificado la decisión de Lenin de implantar el socialismo en Rusia no se produjo, lo que condenó a los soviéticos a sufrir durante una generación el aislamiento que acentuó su pobreza y atraso. Sin embargo, en los primeros dos años que siguieron a octubre del 17´ hubo una oleada de movimientos obreros, socialistas y estudiantiles en otros países como en Alemania, España, China, México, Cuba y otros puntos de América Latina.

 En enero de 1918 hubo en Europa Central una ola de huelgas políticas y manifestaciones antibelicistas que se iniciaron en Viena, pasaron por Budapest, los territorios checos, Alemania y finalizaron con una revuelta de la marinería austrohúngara en el Adriático. Estos manifestantes ya tenían en claro que los países beligerantes iban a perder la guerra y en algunos casos crearon nuevos estados nacionales como la república de Bulgaria a la espera de ser preferidos por los aliados victoriosos antes que los bolcheviques.

 Ante esa situación, el presidente de los EE.UU., Woodrow Wilson, elaboró un acta de 14 puntos a favor del nacionalismo y en contra del llamado internacionalista de Lenin. La idea del norteamericano era crear un cordón de estados nacionales para frenar el avance rojo, aunque la firma de la paz bajó los decibeles de los revolucionarios.

 En el caso de los alemanes, austriacos y turcos, los perdedores de la guerra, el campesinado se convirtió en revolucionario pero no bolchevique, sino que se basó en un sentimiento de rechazo hacia las ciudades, los extranjeros –sobre todo, los judíos- y los gobiernos. Y esto obligó a que algunos países llevaran a cabo una reforma agraria. De todos modos, incluso en los países en que el campesinado era mayoría y representaba a los socialistas, no ganaron elecciones en democracia.

 Respecto de Alemania, el movimiento obrero era desarrollado pero moderado, por lo que no hubo insurrecciones y cuando cayó el emperador, en Berlín, el poder quedó en manos de los socialistas. Pero ésta fue una breve ilusión que sólo sirvió para calmar el descontento del ejército ante la derrota de la guerra, ya que los seguidores del viejo régimen volvieron al poder en 1919 con la República de Weimar.

 Es más, ni los socialistas ni comunistas tuvieron éxito en las elecciones que se celebraron semanas después de la instauración del sistema republicano. Aunque en 1920, los obreros descontentos con los socialdemócratas se pasaron al Partido Comunista, que fue el más fuerte fuera de Rusia.

 Ese mismo año, los bolcheviques cometieron un error fundamental al dividir el movimiento obrero internacional mediante la creación de una nueva Tercera Internacional comunista, que sustituyó la Segunda Internacional socialista.

 Lenin y los bolcheviques buscaban un cuerpo de activistas totalmente comprometido y disciplinado, como una especie de fuerza de asalto para la conquista revolucionaria. Así, a los partidos que se negaron a adoptar la estructura leninista se les impidió sumarse a la nueva Tercera Internacional.

 Pero en 1920 era evidente que la revolución bolchevique no era inminente en Occidente, más allá de que Europa no estaba estabilizada tras la guerra. Sólo parecía posible a través del Ejército rojo pero los soldados fueron frenados en Varsovia, por lo que los rusos avanzaron hacia el Este, hacia Asia, donde las esperanzas de la revolución mundial se centraron hasta 1927 en China.

 En 1921, se celebró el Tercer Congreso del Cominter donde quedó claro el fracaso de la revolución en Occidente y llamaron a los socialistas que habían sido expulsados en el congreso anterior a formar un frente unido, pero los socialistas de izquierda se unieron a los socialdemócratas, por lo que el movimiento quedó definitivamente dividido. Así, los comunistas pasaron a ser una minoría en Europa...

La revolución mundial II

Basado en un texto de Eric Hobsbawn

Rusia fue el primero de los regímenes de Europa Central que cayó por el peso de la Primera Guerra Mundial. El 8 de marzo de 1917, hubo una huelga general y las tropas leales al zarismo se negaron a reprimir y se plegaron a la manifestación. Ante esta situación, el Zar abdicó a su trono y en su lugar quedó un gobierno provisional que fue apoyado por los Aliados que temían que éste firmara una paz por separado con Alemania.

 Hubo cuatro días de anarquía y manifestaciones que pusieron fin al imperio ruso y en los que las masas pensaron que había llegado la libertad universal, la igualdad y la democracia directa. Y en ese momento, Lenin tuvo éxito en pasar de ese levantamiento incontrolable al poder bolchevique.

 Así, provino un vacío revolucionario entre el gobierno provisional por un lado y, por el otro, una gran cantidad de consejos populares, los Soviets, que surgían en todas partes y tenían el poder local, pero no sabían qué hacer. Toda la izquierda -los bolcheviques, mencheviques, socialdemócratas y social revolucionarios- quisieron integrarse en asambleas pero sólo Lenin la consideró como la única alternativa.

 Mientras tanto, los reclamos de la población pobre y urbana era conseguir pan y los obreros obtener mayores salarios y un horario laboral más reducido. En aquel entonces, el 80% de la población rusa vivía de la agricultura y el lema en las calles era “pan, paz y tierra”.

 Frente a estos reclamos, Lenin comprometió a los bolcheviques con los campesinos para que la tierra se dividiera en explotaciones familiares; el gobierno provisional siguió siendo incapaz de que Rusia obedeciera sus leyes y decretos; y los empresarios quisieron restablecer la disciplina laboral aunque sólo consiguieron fue radicalizar la postura de los obreros.

 En junio de 1917, el ejército se negó a una nueva ofensiva militar contra los manifestantes y los soldados volvieron al campo para el reparto de la tierra. Los bolcheviques constituidos como partido obrero se afianzó en las principales ciudades rusas como Petrogrado y Moscú y dentro del ejército, lo que debilitó aún más al gobierno provisional, sobre todo, en agosto, cuando debió sofocar militarmente un intento del golpe de estado de un general monárquico, antirrevolucionario.

 En ese momento, Lenin y sus seguidores se dieron cuenta que el gobierno provisional iba a caer y que ellos podían y tenían que ocupar el poder. Los historiadores anticomunistas siempre acusaron a los revolucionarios de octubre de haber dado un golpe de estado. Sin embargo, sólo el partido de los bolcheviques estaba preparado para afrontar esa responsabilidad.

 El plan de Lenin era entonces comprometer al nuevo gobierno soviético con la transformación socialista de la república que suponía a que la revolución rusa mutara luego en una revolución mundial o al menos europea.

 El nuevo régimen apenas declaró el socialismo como su objetivo, ocupó los bancos y declaró el control obrero sobre las empresas, mientras urgían a los obreros a que mantuvieran la producción.

 En marzo de 1918 Rusia firmó  la paz con Alemania que acechaba en la frontera de Petrogrado, por lo que los ejércitos contrarrevolucionarios, o “blancos”, se levantaron contra los Soviets apoyados por los Aliados que enviaron tropas británicas, francesas, estadounidenses y japonesas.

 Entre ese año y 1920 se desencadenó en Rusia una guerra civil, en la que el flamante régimen se mantuvo gracias a la división e incompetencia que existía entre los blancos. A finales del 20`, triunfaron los bolcheviques pero cuando emergió la nueva república soviética, ésta no era como la había planeado Lenin...