1956: Resistir es la consigna*

* Basado en un texto de Julio Godio

El Gobierno Provisional de Aramburu inauguró una nueva fase de la Revolución Libertadora con un programa económico que se caracterizó por ser empresarial y privatista, el desmantelamiento del modelo estatal-industrialista y distribucionista del peronismo y la desarticulación de las instituciones socio-políticas peronistas.

 La heterogeneidad social y política del agrupamiento liberal determinó que el ataque contra el “régimen nefasto” –como llamaban al peronismo- se ejerciera según pautas ideológicas propias a diferentes fuerzas convergentes en el Gobierno Provisional.

 El ataque a la estructura jurídico–política peronista fue llevado a cabo según los cánones del liberalismo político encarnado por conservadores, radicales, socialistas. El ataque a la política económica provino de distintas corrientes económicas “privatistas” vinculadas a las grandes organizaciones empresarias como la Sociedad Rural, Unión Industrial Argentina (UIA) y Bolsa de Comercio. Mientras que el ataque al sindicalismo fue fundamentado por ideólogos de origen socialista, anarcosindicalistas y sindicalistas, que acusaban a la CGT de haber permitido la “explotación de los trabajadores”.

 Los gobernantes de 1956 trataron de construir una cultura política liberal que contuviera distintos componentes ideológicos y que fuera hegemónica en la sociedad ya que esta sería la condición para retomar la historia truncada de 1945 y reconstruir el Estado previsto por la Constitución del 1853 de acuerdo a los cánones implantados por la Generación del ‘80.

 La confrontación con el peronismo en el campo de relaciones laborales adoptó características singulares, en tanto que para “desperonizar” a los trabajadores fue necesario emprender la titánica tarea de demostrar lo indemostrable: que el peronismo había permitido “la explotación”.

 En realidad el objetivo del nuevo Gobierno fue desarticular a los sindicatos para imponer el modelo económico al servicio de la “libre empresa”. Por eso, una vez derrotada la huelga general de la CGT en noviembre de 1955, el gobierno se encontró en condiciones de aplicar el “Plan Prebich” que consistió en modernizar el aparato productivo sobre la base del aumento de la productividad y las inversiones, y los recursos provenientes de las exportaciones.

 Raúl Prebisch era un economista argentino nacido en Tucumán y que entre 1950 y 1963 fue Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL).

1 comentario:

  1. ...la columna vertebral debe pegar un viraje táctico hacia las bases obreras para poder contraatacar...RESISTIR ES LA CONSIGNA!!!!

    Me suena familiar todo esto! Jaa!

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