Un crimen sin asesinos 2* - Parte III -

* Segunda parte del folletín publicado en este blog en agosto de 2009.

 El 4 de agosto, la Sala II de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Quilmes confirmó el procesamiento con prisión preventiva de Natalio por entender que si bien no había riesgo de fuga, si lo dejaba en libertad, el acusado iba a reiterar “su comportamiento disvalioso atentando contra la buena marcha del proceso”.

 Es que los camaristas consideraron que si era verdad lo que manifestaba el testigo nuevo acerca de que Natalio hizo una falsa denuncia al dar su versión de los hechos, el imputado puede volver a mentir para desviar la pesquisa estando libre.

 Y si bien la defensa impugnó la validez de ese testimonio, la Cámara sostuvo que esa cuestión debía resolverse durante el juicio oral.

 Por su parte, el propio Natalio desde prisión hizo llegar a la prensa a través de su abogado una carta en la que sostuvo: "El testigo nuevo es totalmente falso porque utiliza el relato que hizo hace años un matrimonio que dijo haber visto en la ruta frente al Parque Pereyra a un joven que le pegaba a una chica que estaba sentada en un auto con las puertas abiertas y al lado, a varios metros, otro auto a varios metros, para acomodarlo en mi contra diciendo que ese joven era yo y que el auto era el mío”.

 A pesar de los intentos de defensa del acusado, éste permaneció detenido hasta la realización del juicio por el crimen de Noelia.

AA
Diciembre 2011

Un crimen sin asesinos 2* - Parte II -

* Segunda parte del folletín publicado en este blog en agosto de 2009.

 
Cuatro días después de la detención de Natalio, su abogado defensor apeló la decisión judicial en una segunda instancia por considerar que no había pruebas suficientes ni riesgos procesales para mantener al joven en prisión hasta la realización del juicio oral por el crimen de Noelia.

 El letrado dejó en claro que durante la investigación, su defendido siempre estuvo a disposición de la Justicia, nunca entorpeció la pesquisa ni intentó fugarse. Y, además, seguía viviendo junto a su familia y trabajando en la remisería de su padre, como siempre.

 La defensa reveló que en enero del mismo año, el fiscal había de la causa había pedido la detención de Natalio pero la jueza rechazó esa solicitud, por lo que el representante del ministerio Público no tuvo otra opción que cerrar la instrucción tres meses después.

 Cuando la jueza corrió vista a las partes, la querella presentó un nuevo testigo de identidad reservada que declaró que vio que “un joven, delgado, más bien narigón, pelo parado, vestido con bermudas por debajo de la rodilla y una remera oscura, sacaba por la fuerza del auto que conducía, un Renault 11 celeste, con otros sujetos, a una chica para colocarla en la parte de atrás de otro auto que estaba en el lugar”.

 Este testigo dijo que ese muchacho al que había visto luego lo reconoció en fotos de diversos diarios como el imputado Natalio.

Un crimen sin asesinos*

*Segunda parte del folletín publicado en este blog en agosto de 2009.

 El 15 de julio de 2011
, Natalio Galante se encontraba en su casa de Florencio Varela cuando llegó una comisión de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes con un orden para detenerlo: la Justicia quilmeña acababa de procesarlo con prisión preventiva como partícipe primario del crimen de la adolescente Noelia Gullo. Y no sólo eso, también lo enviaba directamente a juicio oral, dando por cerrada la instrucción de la causa.

 ¿Cuáles habían sido las pruebas que daban un giro a la investigación después de tantos años? La primera, un nuevo testigo que declaró haber visto a una chica parecida a la víctima ser pasada por la fuerza desde un Renault 12 muy similar al de Natalio  a otro vehículo ocupado por desconocidos. La otra, un análisis comparativo de la tierra hallada en el baúl del auto del joven con la de la ropa que llevaba puesta al momento del supuesto secuestro de Noelia que estableció que no eran del mismo tipo y no pertenecían a un mismo lugar.

 De esta manera, para la Justicia ahora el muchacho había mentido al sostener que el presunto captor de la víctima lo había encerrado en el baúl de su auto.

 “Fue una larga lucha y por fin dio su resultado. Natalio está preso y se hizo Justicia. Ahora esperamos que hable y diga quiénes mataron a Noelia”, expresó José Gullo en declaraciones a la prensa apenas se conoció la noticia de la detención del sospechoso.

 Ese día, después de siete años y medio, Natalio volvió a quedar alojado en los calabozos de la DDI de Quilmes pero esta vez a la espera de que el Servicio Penitenciario Bonaerense designara su nuevo destino... 

1972-1973: "Cámpora al gobierno, Perón al poder”*

* Basado en un teto de Julio Godio.

 A partir de 1971, y ante la ruptura del dique represivo, la dictadura militar intentó montar el Gran Acuerdo Nacional (GAN), cuyo objetivo central era llegar a un compromiso entre partidos políticos, organizaciones empresarias y a las FF.AA. para una candidatura en común. Tal maniobra incluyó la proscripción de Perón y subestimó el grado de conciencia antidictatorial y antimilitarista generada en el pueblo.

 Perón logró entre el 71´y 72´ formar un bloque político antagónico al GAN, la llamada “Hora del Pueblo”, en la cual estuvieron todos los partidos políticos salvo el PC y la derecha liberal. Se sumaron a su apoyo la CGT y la Confederación General Económica.

 Luego de destruir al GAN, Perón estimuló la formación de su propia fuerza, el Frente Justicialista de Liberación Nacional. (FREJULI) al que se incorporaron los jóvenes de Montoneros.

 El 11 de marzo de 1973 se llevaron a cabo las elecciones nacionales sin ningún control por el régimen militar pero sin Perón, quien permaneció proscripto. Ningún partido apoyó al GAN y el FREJULI logró el 49.5% de los votos para su candidato Héctor J. Cámpora, “El Tío”, luego de una la campaña electoral en la que la Juventud Peronista se había encargado de difundir el slogan: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.

 Luego, con el gobierno del “Tío” en marcha, la izquierda ocupó los ministerios más políticos, mientras que derecha peronista se anidó en la cartera de Bienestar y Desarrollo Social, a cargo de José López Rega.

 Tras 49 días de primavera camporista, “el Tío” y su vice, Vicente Solano Lima, renunciaron y Perón volvió al poder al ganar nuevas elecciones haciendo fórmula con su esposa Isabel Perón.

 La convocatoria del General a la paz tuvo más adherentes en la oposición y en las FF.AA., que entre sus propios partidarios. Para 1973, las relaciones entre Perón y “Las 62” no eran óptimas ya que éstas no estaban seguras de convertirse en un sindicalismo oficial salvo que se les recompensase con una fuerte cuota de poder. Y Perón ya había alabado a los Montoneros.

 Desde el primer momento del gobierno de Cámpora, “Las 62” se habían lanzado a recuperar su influencia sobre el líder. Al mismo tiempo, acentuaron sus críticas a los jóvenes revolucionarios que tildaban de “infiltrados”.

 En tanto, el ministro de Economía José Ber Gelbard elaboró el “Pacto Social” que se trató de un compromiso entre sindicatos, empresarios y el Estado para mejorar la distribución del ingreso y frenar la inflación con la reactivación económica.

 El ministro había sido el creador de la Confederación general Empresaria (CGE) y había sido designado por Cámpora y ratificado luego por Perón. La base social de la CGE era la pequeña y mediana industria, pero la cúpula era dominada por grandes empresarios industriales de formación estatal-industrialista.

 La CGT aceptó la política coyuntural del gobierno que aumentó los salarios del 20% y suspendió las negociaciones colectivas y congeló los precios por dos años. Los sindicalistas apoyaron estas medidas con el argumento de salvaguardar el salario real pero, en realidad, fue un sacrificio para recuperar influencia sobre Perón.

 Para los trabajadores sindicalizados, el retorno de Perón al gobierno implicó la posibilidad de presionar a los empresarios para superar los límites salariales establecidos en el “Pacto Social” porque sabían que el General necesitaba de la concentración social para estabilizar el nuevo régimen. Pero, al mismo tiempo, creyeron que sus amplios derechos a la organización y movilización recuperados podían permitir la presión a los empresarios y lograr éxitos sectoriales y de empresa.

 De allí que de junio a septiembre de 1973 se registraron más de 120 conflictos por renegociación de contratos de trabajo e implementación de escalafones.


Hasta aquí, hemos repasado algunos de los hechos más importantes de la historia del movimiento obrero argentino ocurridos entre 1955 y 1973. 


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Diciembre 2011

1970-1971: La CGT reunificada*

*Basado en un texto de Julio Godio.

 El gobierno militar decidió en julio de 1970, como parte de su estrategia de la negociación con la oposición moderada, favorecer la reorganización de la CGT. Para esta acción fue decisiva la intervención de Valentín Suárez, un peronista que había llegado a ser asesor de Evita pero que desde el 66´ colaboraba con el régimen de facto. El reorganizador Suárez, en acuerdo con “Las 62” y los paricipacionistas de la nueva corriente de opinión, conformó una comisión integrada por 14 sindicatos, lo que derivó en la renuncia de los directivos de la CGT.

 Ante esta situación, “Las 62” vandoristas se reunificaron para conformar una nueva comisión de 20 agrupaciones ante el peligro de que la CGT quedara en manos de los “paricipacionistas”. Esta comisión permitió a los sindicatos de “Las 62” negociar con la intervención por un lado, y por el otro, mantener una dirección sindical nacional autónoma de la CGT.

 “La comisión de los 20” planteó un programa mínimo de acción sindical de cuatro puntos:

1- Libertad de los detenidos gremiales y derogación del estado de sitio. 
2- Devolución de los gremios intervenidos a sus legítimas autoridades. 
3- Aumento de emergencia a los trabajadores activos y pasivos, congelamiento de precios y convocatoria a paritarias. 
4- Reincorporación de cesantes por causas gremiales. 

 La decisión de “Las 62” fue inteligente, no contaban con Vandor asesinado en 1969, pero era dirigida por lideres experimentados. Sin romper negociaciones con Suárez, el 27 de agosto “la comisión de los 20” convocó a un exitoso paro general nacional, del que participaron sindicatos enrolados en el participacionismo como la UOCRA.

 Los 20 convocaron para el 1 de octubre a un paro activo de 36 horas con el objetivo de obligar al régimen militar a aceptar el liderazgo de “Las 62” y abandonar el intento de Onganía de entregar la CGT a los participacionistas.

 El gobierno amenazó con reprimir, incluso, fusilar a los dirigentes sindicales, por lo que hubo deserciones en “Las 62”, en donde predominó la postura de levantar el paro y se generó una división entre los partidarios y opositores a la medida de fuerza.

 En el Poder Ejecutivo tomaron esta situación como una derrota de los sectores duros de “Las 62”, como la UOM, que había perdido fuerza, mientras que Suárez formó una comisión asesora con sindicalistas participacionistas y expulsados de “Las 62” por promover levantar el paro y de los no alineados.

 Este grupo de transformó en la comisión Nacional Reorganizadora y Normalizadora que sabía que su tarea era imposible sin un acuerdo con “Las 62”, en general, y la UOM, en particular.

 El 2 de julio del 70´, se realizó un congreso con todos los sectores y con nuevas condiciones políticas ya que Onganía había sido derrocado y el flamante presidente de facto era Roberto Levingston.

 El congreso produjo una declaración en la que rectificó el derecho de huelga, reclamó la restitución a los sindicatos de las Obras Sociales intervenidas por el gobierno y la reimplantación del régimen de negociaciones colectivas

 Otro aspecto central de la declaración fue que la CGT se adhirió a la acción antigubernamental “antisubersiva” y se definió por la preservación del patrimonio material y espiritual de los argentinos frente a cualquier género de agresión externa.

 En enero de 1971 el gobierno concedió a los sindicatos ciertas mejoras, como el aumento salarial del 6% sobre los salarios reales, la elevación del salario mínimo y convocatoria a comisiones paritarias. Así, la CGT abrió una etapa de expectativas frente al nuevo ministro de Economía, Aldo Ferrer, pese a que son intervenidos dos sindicatos importantes de “Las 62”.

 La fuerza principal en el gobierno de la fallida Revolución Argentina fue el lanussismo, cuya principal preocupación se basó en buscar una salida electoral con el consenso de radícales, peronistas y la derecha conservadora para promover un candidato único apoyado también por las FF.AA.

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Diciembre 2011

1969: El Cordobazo - Parte II*

*Basado en un texto de Julio Godio.

 Las consecuencias del “Cordobazo” fueron muchas, una de ellas, la ruptura de la sociedad cordobesa con la cultura sindical peronista tradicional, lo que permitió el inicio de un proceso de sustitución por otras culturas obreras de izquierda y articuladas en la práctica de la democracia sindical

 Respecto de los cambios en los métodos de lucha se pudo observar que las ocupaciones de establecimientos fueron sustituidas por asambleas autoconvocadas, los paros fueron activos y con abandono de los lugares de trabajo, las movilizaciones se hicieron callejeras y hubo un reestablecimiento del rol organizador de las comisiones internas y cuerpos de delegados.

 En cuanto al plano ideológico, el “Cordobazo” produjo la emergencia de una cultura sindical clasista articulada en genéricas ideas socialistas. Hasta 1968, la actividad sindical había tenido por escenario los despachos oficiales y las gerencias de las empresas, mientras que a partir de 1969 descendió a los galpones fabriles y se volcó a las calles.

 A partir de 1946 y hasta 1968, el sindicalismo argentino había utilizado fundamentalmente el peso numérico de sus cotizantes para introducirse en el juego de las fuerzas que regían las relaciones entre los factores de poder en la cúpula social y política, pero a partir de 1969, la participación de las bases comenzó a resurgir, desbordando frecuentemente a dirigentes y aparatos.

 Respecto de Córdoba, la primera consecuencia en el movimiento sindical local fue la conquista por el clasismo de la dirección de los sindicatos de la empresa FIAT. 

 La segunda consecuencia fue que se produjo un nuevo corte en el sindicalismo en el que hasta entonces existían dos regionales: la CGT regional “ortodoxa” que se mantenía neutral entre ambas CGTs y la CGT legalista que se alineaba con la CGT Azopardo.

 Esta nueva realidad desembocó en la segunda mitad del 69´ en la conformación de una coordinadora integrada por 40 organizaciones sindicales lideradas por corrientes combativas y clasistas que se convirtió en dirección ejecutiva del sindicalismo cordobés. De esta manera, Agustín Tosco se transformó en el nuevo líder sindical nacional y luego Salamanca.

 A partir de 1969, la resistencia obrera se concentró en el interior del país, permaneciendo relativamente pasivos los trabajadores de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

 En tanto, fue surgiendo una cultura contestataria de izquierda incluyó a jóvenes provenientes de las clases medias, especialmente estudiantes, que se convirtieron en difusores de estrategias revolucionarias orgánicas.

 Estas estrategias se basaron en el marxismo– leninismo, el maoísmo, el guevarismo y otras ideologías nacionalistas–revolucionarias tercermundistas e interpretaciones del cristianismo revolucionario y la Teología de la Liberación.

 El período entre 1969 y 1972 marcó el surgimiento y consolidación de nuevos agrupamientos político-militares que desarrollaron las principales actividades guerrilleras en el país.

 Estas organizaciones fueron: el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejercito Revolucionario del pueblo (PRT- ERP), de origen trotskista pero evolucionando hacia las teorías guevaristas y de raíz vietnamita; las Fuerza Armadas Peronistas (FAP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros.

 Las FAR se iniciaron en un campo más bien marxista aunque luego se acercaron al peronismo hasta fusionarse con Montoneros, la organización más poderosa de todas en cuanto a poder de convocatorio y de acción tanto en el ámbito político como militar.

 También se desarrollaron dentro de este clima de cultura contestataria de izquierda nuevos partidos marxistas-leninistas, como el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y Vanguardia Comunista (VC).

 Ante esta situación, la dictadura militar, erosionada por la carencia de apoyo social, cuestionada políticamente por la movilización popular y debilitada por la escisión interna en el Ejército al emerger el lanussismo opuesto al nacionalismo integrista, comenzó a partir del 69´ a aplicar una táctica de retirada ordenada.

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Diciembre 2011