Cuando Costa Méndez llegó a la sede de la ONU, el Consejo de Seguridad ya estaba en sesión y el inglés Anthony Parsons ya había presentado un documento que luego se convertiría en la Resolución 502. En momento, los británicos se encontraban cada vez más cerca de conseguir los nueve votos a favor para condenar la acción militar argentina.
Finalmente lo lograron debido a la pobre presentación del canciller argentino y la rapidez con la que se movió Parsons. Inclusive los Países No Alineados se mostraron indiferentes a la causa argentina
De esta manera, la Resolución 502 estableció:
“Determinando que existe una brecha en la paz de la región de las islas Falkland (islas Malvinas)
1) Demanda un inmediato cese de hostilidades.
2) Demanda un inmediato retiro de todas las fuerzas argentinas de las islas Falkland (islas Malvinas).
3) Exhorta a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a buscar una solución diplomáticas a sus diferencias y a respetar integralmente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. (3)
Esta resolución le permitió a Londres ejercer el principio de autodeterminación de los isleños en cualquier negociación futura y apelar al art. 51 de la Carta de la ONU que señala: “El derecho inherente de autodefensa individual y colectiva si ocurre un ataque armado hasta que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad”.(4)
En tanto, la relación argentino-norteamericana había comenzado a derrumbarse con la decisión de nuestro gobierno de recuperar las Malvinas. Los que defendían la causa argentina ante Reagan eran la asesora de seguridad Jeanne Kirkpatrik, el general Vernon Walters y el subsecretario de Estado Enders. En oposición estaba el grupo de atlantistas que defendían a Gran Bretaña y era encabezado pro el secretario Haig.
En el seno del Grupo de Trabajo para Situaciones Especiales que Reagan había formado en 1981 con el vicepresidente George Bush a la cabeza, comenzó a nacer la idea de formalizar un ofrecimiento a las partes. Finalmente se decidió enviar a Haig como mediador debido a que este se autoproclamó como el más apto. En realidad sólo buscaba la gloria personal más que la paz entre Argentina y Gran Bretaña.
En tanto, la relación argentino-norteamericana había comenzado a derrumbarse con la decisión de nuestro gobierno de recuperar las Malvinas. Los que defendían la causa argentina ante Reagan eran la asesora de seguridad Jeanne Kirkpatrik, el general Vernon Walters y el subsecretario de Estado Enders. En oposición estaba el grupo de atlantistas que defendían a Gran Bretaña y era encabezado pro el secretario Haig.
En el seno del Grupo de Trabajo para Situaciones Especiales que Reagan había formado en 1981 con el vicepresidente George Bush a la cabeza, comenzó a nacer la idea de formalizar un ofrecimiento a las partes. Finalmente se decidió enviar a Haig como mediador debido a que este se autoproclamó como el más apto. En realidad sólo buscaba la gloria personal más que la paz entre Argentina y Gran Bretaña.
(3) Malvinas: La trama secreta, por O.Cardoso, R.Kirschbaum y E. Van Der Kooy, Julio de 1983.
(4) Ibid. 3.
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