NO FUERON LOS CANGREJOS VIII


VIII

“Muerte violenta producto de una asfixia por sumersión”, fue la conclusión del informe de la autopsia al cuerpo de Fernando que se conoció oficialmente el 1 de octubre a través de un comunicado de prensa de los fiscales Albert y Hurt.

De acuerdo a los peritos forenses, el joven falleció más de treinta días antes del hallazgo y no sufrió heridas vitales por golpes, arma de fuego o arma blanca. También se hallaron microalgas en la médula ósea del cadáver que se correspondían con las que se obtuvieron en el cangrejal, pero debido al avanzado deterioro de los restos (dañados post mortem por los animales de la zona y las mareas) no se pudo acreditar que allí se produjo el deceso, aunque tampoco había indicios de que haya estado en otro ambiente.

A su vez, los expertos en antropología, medicina, odontología y genética tampoco podían confirmar si existió participación de terceros o si fue producto de un asesinato, accidente o un suicidio a raíz del mencionado estado del cuerpo.

El único perito que se manifestó en disidencia al resto fue el del particular damnificado, que remarcó que en el cadáver detectó el fenómeno de “pink teeth” (dientes rosados en Inglés, aunque faltaban algunas piezas dentarias por la depredación animal y al exposición medioambiental), el cual era compatible con un traumatismo “antemortem”, es decir, en vida; por lo tanto, no podía descartarse la hipótesis de participación de terceras personas.

Además, este experto recordó el testimonio que indicó que Fernando se fue caminando por las vías que cruzaban el estuario en el que se situaba el cangrejal y que las mismas nunca son alcanzadas por el agua porque están en un terreno más alto. Entonces, ¿cómo se ahogó solo, en el caso de que no se haya apartado de ese trayecto?

Para Catalina, la respuesta era una sola: su hijo no se había suicidado y tenido un accidente, sino que lo habían asesinado policías provinciales.

Según la firme convicción de la mujer, avalada por otros testigos, Fernando no contaba con antecedentes suicidas sino que tenía proyectos de vida, lazos con la comunidad y luchaba por los derechos humanos. Y tampoco presentaba lesiones corporales que indicaran un accidente.

Por ello es que el abogado Pietravallo insistió con solicitar más medidas de prueba que fueron acompañadas por los fiscales Albert y Hurt, pero rechazadas por la jueza Marrone, quien a fines de octubre consideró que las partes acusadoras no buscaban la verdad sino “compeler la responsabilidad policial”.

Ante esta situación, dichos fiscales pidieron la recusación de la magistrada por “parcialidad”; sin embargo, la Cámara Federal la descartó a fines de diciembre, por lo que la investigación entró en un profundo letargo del que ni siquiera despertó cuandoa los dos meses, el cuestionado fiscal Menéndez finalmente decidió apartase de la causa.

Sólo una semana después del apartamiento de este instructor judicial, la Cámara autorizó algunas de las medidas de prueba solicitadas por los fiscales como el secuestro de dos patrulleros que habrían transitado por Bleriot en el horario en el que Fernando se encontraba en la zona, un nuevo allanamiento al puesto de vigilancia de esa localidad y el secuestro de los celulares de todos los policías investigados.

Sin embargo, estos peritajes no arrojaron luz a una investigación que nunca pudo escapar a la oscuridad con la que se manejó en un principio y, en definitiva, lo único que queda en claro hasta el momento es que en el caso de Fernando se violó la Convención Americana por los Derechos Humanos suscrita por nuestro Estado en 1969 en San José de Costa Rica.

Y esta convenció afirma, entre otras cuestiones esenciales, que “toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales”, y que “nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios”.

También sostiene que “toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella”, y “debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso”.

Y, además, establece que “toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales”.


AA
Julio 2021

NO FUERON LOS CANGREJOS VII


VII

Debido al estado en el que se hallaron los restos presuntamente de Fernando, los mismos fueron trasladados a la Capital Federal para posteriormente ser sometidos a una autopsia a cargo de los peritos más reconocidos del país y bajo procedimientos sumamente avanzados.
Por ello, la diligencia recién comenzó diez días después del hallazgo, con 15 expertos que analizaron los restos durante doce horas, al cabo de las cuáles informaron que los resultados iban a estar listos dentro de un mes, aproximadamente.
Mientras tanto, los investigadores tomaron muestras de material genético para cotejarlo con el ADN de Catalina y así confirmar la identidad de la víctima lo antes posible.
A comienzos de septiembre, la cuestionada jueza Marrone emitió un escueto comunicado de prensa en el que confirmó que los peritajes genéticos a cargo de los expertos en Antropología Forense confirmaban que los restos encontrados en el cangrejal pertenecían a Fernando.
Recién entonces, la familia del joven organizó una inhumación en el cementerio municipal del Fortín, en el que se llevó a cabo una breve ceremonia de la que participaron sólo los parientes más cercanos y amigos de Fernando, que prefirieron no realizar ninguna declaración pública y despedirlo en silencio.
Ya habría tiempo para retomar el reclamo de justicia y fue Catalina quien una semana después de la inhumación de su hijo viajó a la Capital para declarar como testigo ante los fiscales Albert y Hurt, ante quienes hizo un relato pormenorizado de lo ocurrido desde el momento en que denunció la desaparición de Fernando hasta que encontró el cadáver, y también reiteró sus críticas contra el accionar de la Policía provincial y el fiscal Menéndez.
La clave para esclarecer el caso pasaba por entonces en los resultados de la autopsia, los cuales iban a establecer la data y la mecánica de la muerte, entre otras cuestiones.
Sin embargo, la pesquisa no se centraba solamente en ese peritaje sino que continuó con distintas diligencias dispuestas por los nuevos fiscales, aunque en reiteradas ocasiones chocaron con la postura de la magistrada que seguía a cargo del expediente.
Casi un mes después del hallazgo del cadáver de Fernando, otro pescador de Cuatreros que recorría el cangrejal encontró una mochila a pocos metros del sitio en el que había sido localizados los restos de la víctima y al advertir que en el interior de la misma estaba la licencia de conducir de la víctima la entregó inmediatamente a la Policía Nacional.
Además de esa licencia, los investigadores hallaron dos teléfonos celulares deteriorados y sin chip, y una muda de ropa que presentaba daños, por lo que estos elementos fueron sometidos a distintos peritajes para determinar si se correspondían con la biodiversidad del lugar, las condiciones climáticas y/o la acción de otras personas.
Y entre esa ropa, los investigadores identificaron el mismo pantalón oscuro que vestía Fernando al momento de ser fotografiado de espaldas y junto al patrullero en Jakov, cuando había sido interceptado por Suárez y Contreras. 
Todos estos objetos fueron reconocidos por Catalina, mientras que los pesquisas continuaban buscando el DNI de Fernando, el cual, curiosamente, había sido utilizado días después de su desaparición de dar de alta dos líneas de telefonía celular.
Por ello, los expertos del Cuerpo de Investigaciones Judiciales de la Procuración iniciaron un estudio mediante la técnica “chip-off” para extraer la mayor información posible de los celulares encontrados adentro de la mochila y determinar si, a su vez, habían sido utilizados con esas dos líneas abiertas vaya a saber por quién, dado que en ese momento el titular del documento estaba supuestamente desaparecido.

NO FUERON LOS CANGREJOS VI


VI

El fin de semana largo de mediados de agosto comenzó con una “cuarentena” menos estricta en el Área Metropolitana, mientras que en el Interior aumentaba la circulación del Covid-19. A nivel nacional se registraban cerca de 6500 nuevos contagios en un día, y el comisario general Piedrabuena se convertía en uno de los nuevos enfermos de coronavirus, aunque su cuadro era leve y permanecía en reposo y aislado en su casa.
Y si bien se mantenía el ASPO, cada vez más ciudadanos se sentían hartos del encierro y ya no lo respetaban como en los primeros meses, aunque gran parte de ellos, sobre todos los trabajadores informales, no tenían otra opción que salir a buscar algún empleo o changa para poder comer ya que los subsidios del Estado para los afectados por las restricciones no alcanzaban.
También estaban aquellas personas que salían a pasear o esparcirse, como los tres hombres que el sábado 15 fueron a pescar al cangrejal contiguo a Cuatreros, en la zona vieja de San Basilio, un partido con casi 12 mil kilómetros cuadrados que había sido fundado en honor a un piloto naval de finales del Siglo XVIII, reconocido explorador y un aficionado investigador de la fauna de la costa de la región, en la que se destacaban los crustáceos.
Los cangrejos de mar como los de ese estuario suelen comer peces, otros crustáceos más pequeños, crías de tortuga, algas, plancton, gusanos y cadáveres de aves acuáticas, así como cualquier resto de animal muerto. 
Pero normalmente no atacan a los seres humanos y si lo hacen sólo provocan heridas menores, unos pinchazos apenas imperceptibles. 
San Basilio era la cabeza del partido al que pertenecían todas las demás localidades en las que Fernando había sido buscado, excepto por la Ciudad de la bahía, que tenía su propia autonomía y, a su vez, albergaba la sede de la Jefatura Departamental de Policía Local intervenida. 
Y fue uno de esos pescadores el que observó un cuerpo esqueletizado semienterrado en la arena y quien alertó inmediatamente al 911, por lo que rápidamente los policías nacionales, bomberos y autoridades judiciales se trasladaron hasta el lugar, el cual era de muy difícil acceso y al que ingresaron cuando ya había anochecido, por lo que el operativo se tornó extremadamente dificultoso, incluso para los expertos en Antropología Forense de la Procuración que habían viajado especialmente para sumarse a la búsqueda de Fernando.
Recién por la mañana, Catalina y el abogado Pietravallo pudieron acceder al sitio del hallazgo, donde los peritos encontraron restos óseos humanos imposibles de reconocer a simple vista.
Sin embargo, a unos 30 metros de distancia, los expertos secuestraron una zapatilla que la mujer reconoció como de su hijo, lo que constituyó un claro indicio de que el cuerpo semienterrado era el de Fernando, aunque nadie podía asegurarlo en ese momento.
Pero fue la madre del joven quien al retirarse del cangrejal dijo a la prensa que ella estaba convencida de que se trataba de su hijo muerto y que creía que el cuerpo había sido “plantado” en ese lugar, el cual ya había sido rastrillado en un comienzo de la investigación.
No sólo eso, según ella, la zapatilla encontrada cerca de los restos óseos estaba “intacta”, lo que reforzaba su hipótesis.
A su vez, la mujer se mostró muy molesta porque cuando ella llegó al lugar del hallazgo advirtió que el fiscal Menéndez hablaba con el comisario general Piedrabuena cuando no tenía por qué hacerlo ya que la Policía provincial estaba apartada de la causa.
Por su parte, el jefe de la fuerza, desde el aislamiento que cumplía en su propia casa, se encargó de desmentir esa supuesta conversación con el magistrado en declaraciones a distintos medios de comunicación, al tiempo que reiteró que el personal a su cargo no era responsable de lo sucedido y que si bien ya se había iniciado una investigación de Asuntos Internos, por el momento no había ningún elemento que justificase una sanción para los efectivos.
“Queremos que el caso se esclarezca lo más rápido posible. Lo más importante es llegar a la verdad”, afirmó el comisario general.