III

La muerte de una voz
Mariños salvó su vida de milagro. Tras recibir nueve balazos aquella noche en Dock Sud, pasó varios meses internado y cuatro operaciones para recuperarse. Luego de ocurrido el milagro, este peruano decidió formar “Caracol”.
Lo curioso fue que el representante de esta segunda banda era el “Cholo” Soto, el mismo que el de Caricias y con quien la víctima había mantenido problemas personales, laborales y económicos durante años. Es más, para los investigadores del atentado contra la vida de Mariños, el manager era el autor del hecho.
Casi como un héroe mitológico que regresa de la muerte, el cantante bailantero fue desde fines de abril de 1996 y principios del año siguiente reconstruyendo su vida y su carrera como músico de la mano del grupo Caracol hasta que a mediados de agosto de 1997 vivió su más trágica jornada.
Ese día, una mujer fue hasta la casa de Mariños en Avellaneda y mediante una serie de engaños lo invitó a subir a un automóvil Ford Falcon, que supuestamente funcionaba como remise.
Luego, en un punto del recorrido, dos hombres subieron inesperadamente al vehículo y las cuatros personas que iban a bordo del falso automóvil de alquiler hasta la vecina localidad de Alejandro Korn, partido de San Vicente.
El conductor del Falcon detuvo la marcha del auto en un descampado de la zona y los últimos dos hombres que habían abordado el vehículo obligaron al cantante de Carakol a descender del mismo y arrodillarse en el pasto.
Los hombres extrajeron sendas armas de fuego y asesinaron a de once balazos en la espalda y cabeza para finalmente abordar nuevamente el Ford Falcon y escapar del lugar abandonando el cuerpo del bailantero.
Horas más tarde, alrededor de las 11, un vecino de Alejandro Korn llamó a la comisaría segunda de San Vicente para denunciar que había visto el cuerpo de una persona tirado en un descampado de la zona.
Cuando los efectivos policiales de la seccional se dirigieron hasta el lugar señalado por el vecino, hallaron el cadáver de Mariños Navarrete en el fondo de un zanjón en un terreno baldío ubicado a pocos metros del camino Antártida Argentina y el puente San Carlos.
Según los peritos del Servicio Especial de Investigaciones Técnicas (SEIT), la víctima tenía puesto un pantalón de jean y una remera blanca con rayas rojas y azules y había sido asesinada a balazos entre unas seis y siete horas antes de ser hallada.
“Los asesinos le dispararon por la espalda cinco tiros en la cabeza y seis en la espalda”, señaló un jefe del SEIT quien, apenas transcurridas las primeras horas de la pesquisa, señaló: “Por la forma en que el cantante fue asesinado, se presume que se trataría de un ajuste de cuentas”.
La causa fue caratulada como "homicidio" y quedó a cargo de La Justicia en lo Criminal y Correccional de La Plata, a donde remitieron inmediatamente el expediente de se había iniciado en abril de 1996 cuando la víctima fue herida de nueve balazos.
“No descartamos que exista alguna conexión con el incidente en el que casi lo matan. Ese hecho nunca fue esclarecido”, explicó uno de los detectives a cargo de la investigación de un crimen que conmocionó a todo el mundo de la música tropical.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario