A pocas horas del gran duelo había cierto clima de misterio generado por los integrantes de ambos cuerpos técnicos. Sobre todo respecto de las alineaciones titulares, las que todavía no habían sido confirmadas.
Bianchi barajaba en su cabeza dos posibilidades. La primera era jugar con tres atacantes: Carlos Tevez, algo retrasado, Guillermo Barros Schelotto y Antonio Barijho, ambos más cerca del arco rival. La segunda implicaba mantener los cuatro jugadores en el medio campo con Miguel Caneo ocupando la franja izquierda y dejar sentado en el banco al “Chipi” Barijho.
A pesar de las dudas, Boca era serenidad casi absoluta. Los últimos entrenamientos fueron distendidos con movimientos en ataque y en defensa realizados en un área, con el “Pato” Abbondanzieri y Wilfredo Caballero alternándose en el arco mientras Vargas y Perea, recién arribados desde Colombia, trotaban alrededor del campo de juego.
Después, como para fortalecer la unión grupal, hubo un asado en el quincho, al borde de la pileta y luego el plantel se fue directo al hotel Intercontinental para concentrarse con la mira puesta en River.
Otro de los referentes del equipo, el volante central Raúl Cascini describió positivamente el clima del día previo al gran choque. "Estamos muy tranquilos, con un perfil mucho más bajo de lo que normalmente es. Sabemos que tenemos que mejorar si queremos llegar a la final, y esta es una linda oportunidad. Tenemos muchas ganas de jugar este partido", contó el mediocampista.
En River las cosas estaban un poco más claras sobre quiénes iban a salir como titulares. La formación del equipo más probable, aunque no confirmada por el entrenador, era: Lux; Ariel Garcé, Horacio Ameli, Eduardo Tuzzio y Ricardo Rojas; Mascherano, Claudio Husain y González; Gallardo; López y Cavenaghi.
De estos once, el único que no había entrenado con normalidad en la última práctica fue Rojas. Es que el lateral izquierdo sufría molestias en una de sus rodillas por lo que sólo se dedicó a realizar un suave trote.
La lista de concentrados del equipo millonario, que se quedó en el Monumental, se completó con el arquero Saccone, los defensores Javier Nasuti y Fernández, los volantes Daniel Montenegro, Sambueza y Eduardo Coudet y los delanteros Cuevas y José Sand.
La principal duda era la presencia de Salas. Se especulaba con que ni siquiera estaría entre los suplentes porque el cuerpo técnico consideraba que todavía no estaba en óptimas condiciones físicas.
El día anterior al primer partido, el chileno sólo había hecho trabajos de kinesiología, mientras que el plantel practicó fútbol informal, con Garcé y Coudet como arqueros, y con la participación del arquero Franco Costanzo, que se recuperaba de una luxación en el hombro izquierdo.
Astrada se retiró de la práctica en Ezeiza sabiendo que frente a Boca muchas veces se define el resultado con actitud y que los antecedentes inmediatos de uno y otro equipo no cuentan. "En estos partidos no importa quién llega mejor. Sólo importa lo que demuestra cada equipo en el campo de juego".
Tanto el entrenador como el volante Gallardo habían sostenido públicamente que River no era favorito. Sin embargo, los medios daban cuenta de una superioridad millonaria a partir de que el equipo de Núñez había ganado los tres últimos superclásicos (dos en el verano y uno en el torneo) y estaba en la cima de la tabla de posiciones del Clausura.
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