¡Qué racha!

El triunfo xeneize significó la cuarta vez en cinco temporadas (2000, 2001, 2002, 2003 y 2004) que Boca accedía a una final de la Copa Libertadores. Todas ellas de la mano del su entrenador Bianchi, quien parecía ser una especie de gurú en este tipo de certámenes.
Para el técnico multicampeón la clasificación en el Monumental se trató de la quinta final de América a nivel personal. La primera había sido cuando dirigía a Vélez, en 1994, ante el San Pablo de Brasil. Y hasta 2004, el “Virrey” las había ganado todas.
En 2000, frente a los brasileños de Palmeiras, los xeneizes empataron 2-2 en la Bombonera y luego triunfaron por 4-2 en los penales, tras un 0-0 en el estadio Morumbí de San Pablo.
En 2001, contra Cruz Azul, Boca se impuso en México 1-0 pero en la revancha fue sorprendido y perdió 1-0, por lo que tuvieron que definir nuevamente por la vía de los penales. Fue 3-1 para los argentinos que obtuvieron un nuevo bicampeonato continental para el club, luego del logrado por el Boca del “Toto” Juan Carlos Lorenzo en 1977 y 1978.
En 2003, luego de un año de ausencia de Bianchi, quien fue reemplazado por Oscar Tabárez, Boca despachó al Santos con dos triunfos: 2-0 en la ida jugada en la Bombonera y 3-1 en la revancha, otra vez, en el Morumbí, el mismo estadio que también le había sido fiel a Bianchi en la copa ganada con Vélez y la del 2000.
Las estadísticas de Bianchi eran por entonces envidiadas por todos los entrenadores del mundo. De las 10 definiciones por penales que había disputado había ganado 9. Sólo había caído ante River Plate dirigiendo a Vélez en 1995, por los cuartos de final de la Libertadores. En esa ocasión, el equipo de Núñez ganó 5-3 tras igualar 1-1 en la serie.
Un año antes, en el torneo alcanzado con el equipo de Liniers, su racha en los penales había comenzado con el triunfo ante Defensor Sporting de Uruguay, en los octavos de final, y ante el Junior de Barranquilla de Colombia, en semifinales.
Pero con Boca, hasta este triunfo en el Monumental, no había perdido nunca en seis definiciones desde los doce pasos. Dos de ellas fueron, nada más y nada menos, que en las finales del 2000 y 2001, y otra en la Intercontinental ante el Milan, en 2003, en Tokio.
El club xeneize, más allá de los ciclos de Bianchi, tenía una dilatada trayectoria en definiciones por penales disputadas en cotejos por la Libertadores. El primer triunfo desde los 12 pasos ocurrió el 14 de septiembre de 1977, en la final el Cruzeiro de Brasil, en el Centenario de Montevideo. Boca había ganado 1-0 en La Bombonera y Cruzeiro, la revancha en Brasil, también 1 a 0.
En el tercer partido, tras 120 minutos sin goles llegaron los penales. Era la primera vez en 26 años que se definía la Copa de esa manera. Los de Boca no fallaron: Mouzo, Tesare, Zanabria, Pernía y Felman. Pero el héroe de aquella vez fue el “Loco” Hugo Orlando Gatti, quien le atajó el penal decisivo a Vanderley. Así Boca levantó su primera Libertadores.
En 1989, Boca disputó dos definiciones: la primera con Olimpia de Paraguay por los octavos de final de la Libertadores y perdió 7-6; la otra fue el 30 de noviembre, ante Independiente, por la Supercopa, que se definió en Avellaneda, donde, tras igualar 0-0 los dos partidos fueron a los penales y Navarro Montoya detuvo el penal de Luis Artime para ganar 5-3 y dar la vuelta olímpica.
La segunda vez que Boca perdió una definición por penales fue el 7 de octubre de 1992 ante Estudiantes por la Supercopa cuando cayó 4-3 en la primera ronda del certamen. Por el mismo torneo, pero en 1994, por los cuartos de final disputado en la Bombonera Boca eliminó a River. Navarro Montoya le atajó el quinto penal a Sergio Berti y Fernando Gamboa aseguró la clasificación: 5-4.
Dos años después, también por la Supercopa, Boca definió los cuartos de final con Cruzeiro. Perdió 7-6 y fue la tercera y última vez que le tocó quedarse afuera.
Desde entonces llevaba seis victorias seguidas por penales, todas con Bianchi como entrenador.
Con la final en sus planes, Bianchi buscaba obtener su octavo título a nivel internacional. Ya sumaba cuatro Libertadores, (3 con Boca y una con Vélez), 3 Intercontinentales (dos con Boca y una con Vélez) y una Copa Interamericana con el equipo de Liniers. Si a esto se le sumaban los siete títulos a nivel local, tres de ellos con Vélez y cuatro con Boca, la racha de Bianchi era casi imposible de creer y de igualar.
Además, Bianchi tenía por delante obtener un nuevo récord: vencer al Once Caldas de Colombia en la final y obtener su cuarta Libertadores como entrenador, superando así a Zubeldía, quien con Estudiantes obtuvo los títulos del 68´, 69´ y 70´. Sus antecedentes en enfrentamientos contra equipos colombianos eran alentadores. En 10 encuentros había ganado 7, empatado una y sólo perdido dos.
Luego de la histórica clasificación lograda en el Monumental, el Boca de Bianchi parecía encaminarse hacía otro título continental, pero empató 0-0 en el partido de ida en la Bombonera y las posibilidades se achicaron considerablemente. De todos modos, los equipos del Virrey se caracterizaban por agrandarse en las difíciles y lograron un empate 1-1, luego de ir perdiendo, por lo que fueron nuevamente a los penales.
La suerte que tantas veces le había sonreído a Boca y a Bianchi esta vez le dio la espalda. Los xeneizes erraron los cuatro penales que ejecutaron y el desconocido Once Caldas colombiano se coronó campeón.
Fin a la racha y, casi inmediatamente después de la derrota, fin al ciclo de Bianchi en Boca, el más exitoso en la historia del club de la Ribera.

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