11- Desconcertados. Los investigadores policiales y judiciales del caso Pumba volvieron el 28 de noviembre a la casa de la familia desaparecida, ubicada en Piedrabuena, para reconstruir el recorrido que supuestamente Federico inició en su auto, junto a su esposa y dos hijos, once días antes cuando partió rumbo a Nobleza, donde nunca llegó.
Los primeros 120 kilómetros del viaje imaginario no representaban un problema porque todos sabían y había pruebas en la causas, de que los Pumba llegaron al primer peaje de la ruta 7 donde quedaron captados por las cámaras de seguridad.
Tampoco un segundo pequeño tramo por esa misma ruta, hasta el segundo peaje, donde los cuatro miembros de la familia también fueron grabados en video cuando se movilizaban en su Corsa gris.
El punto era que había hecho el conductor desde entonces. Su familia aseguraron a los pesquisas que Federico, después de la 7, tomaba la ruta 31 hasta Salpica y la 32 hasta Nobleza.
Por ese tramo cruzan tres ríos, por eso la familia fue buscada en esos cauces aunque no se hallaron rastros.
Para la fiscal Magoo era difícil también que la familia hubiera sido víctima de un robo seguido de muerte porque no hay rastros, ni denuncias, ni testigos. Lo mismo un secuestro porque ya tendrían que haber pedido un rescate.
Por su parte, el subsecretario Starky, quien aseguró que aún esperaban encontrarlos con vida, lo que alimentaba la hipótesis de la policía respecto de una desaparición voluntaria.
Al recorrer la ruta 7, los pesquisas se entrevistaron con los supervisores del peaje que manifestaron que si a los Pumba les pasó algo en ese camino tan transitado, de seguro que alguien ya hubiera avisado.
En cambio, los mismo expertos en esos caminos explicaron que, en cambio, las rutas 31 y 32 sin son las más desoladas de la zona, por lo que allí si pudo no haber habido testigos.
En tanto, el caso ya cautivaba la atención de todos, incluso, la del gobernador de la provincia, David Onehand, quien dijo en una conferencia de prensa: “Confío y tengo la esperanza de que aparezcan. Estamos trabajando en eso".
17 - 10
La señora Roberts ya empezaba a desvariar, un poco por la falta de respuestas en la búsqueda de su hija y sus nietos, otro por los años ya vividos. Después de recurrir inútilmente a los pesquisas, incluso se reunió con Starky, la mujer se volcó definitivamente a los medios para encontrar alguna vía de escape.
El 27 de noviembre, la mujer dio una extensa conferencia de prensa en la que dio algunos detalles sobre la vida matrimonial de su hija:
- Estaban en terapia de pareja.
- Hubo episodios de violencia verbal pero no física.
- Ella le respondía a él.
- A él le resultaba una mochila pesada el hijo que ella había tenido en su anterior matrimonio.
Por su parte, Don Omar salió a defenderse públicamente luego de las versiones surgidas a partir del allanamiento del día anterior en su hacienda. “Yo no tengo nada que ocultar. Que me investiguen. Total, yo sé muy bien el allanamiento fue consecuencia de gente inescrupulosa que quiere desviar la investigación", afirmó en declaraciones radiales.
A diferencia de Roberts, quien reiteró que pensaba que se trataba de una desaparición involuntaria, Don Omar no esbozó ninguna hipótesis sobre el hecho y dijo que no perdía la fe y estaba sostenido por Dios.
El 27 de noviembre, la mujer dio una extensa conferencia de prensa en la que dio algunos detalles sobre la vida matrimonial de su hija:
- Estaban en terapia de pareja.
- Hubo episodios de violencia verbal pero no física.
- Ella le respondía a él.
- A él le resultaba una mochila pesada el hijo que ella había tenido en su anterior matrimonio.
Por su parte, Don Omar salió a defenderse públicamente luego de las versiones surgidas a partir del allanamiento del día anterior en su hacienda. “Yo no tengo nada que ocultar. Que me investiguen. Total, yo sé muy bien el allanamiento fue consecuencia de gente inescrupulosa que quiere desviar la investigación", afirmó en declaraciones radiales.
A diferencia de Roberts, quien reiteró que pensaba que se trataba de una desaparición involuntaria, Don Omar no esbozó ninguna hipótesis sobre el hecho y dijo que no perdía la fe y estaba sostenido por Dios.
17 - 9
El 26 de noviembre los investigadores policiales y judiciales seguían sin ninguna pista firme sobre el paradero del matrimonio Pumba y sus dos pequeños hijos pero las líneas telefónicas estaban todas abiertas para los llamados de aquellas personas que decían tener información de interés para la causa.
- Central de emergencias 911- atendió una operado desde su pequeño cubículo.
- Los Pumba están en un campo de La Aguada que pertenecía al abuelo de Federico y donde ahora vive el padre- dijo una voz masculina anónima y luego cortó inmediatamente.
Los pesquisas ya tenía bajo la lupa a Don Omar Pumba, quien nunca había mantenido uan buena relación con la familia Roberts ni con la Villagrán. Por eso, a partir de ese llamado al 911, unos 30 policías encabezados por el comisario Dodó y la fiscal Magoo se dirigieron rápidamente a ese campo.
Detrás de los pesquisas corrieron los periodistas que ya desde hacía días estaban apostado en Nobleza, muy cercano a La Aguada. El allanamiento comenzó a primera hora de la mañana y bajo un fuerte hermetismo. Cerca del mediodía, el comisario de Nobleza salió a enfrentar a la prensa aunque se limitó a confirmar que se trataba de un predio de la familia Pumba y que ahora estaba arrendado.
“Se trabaja en forma conjunta con la policía de Investigaciones y seguiremos con las tareas en el ámbito de toda Nobleza”, aseguró el jefe policial.
Luego de aquella pequeña e improvisada conferencia de prensa, Dodó volvió a entrar al campo allanado y los rastrillajes continuaron hasta que no hubo más luz natural. Y los resultados fueron, una vez más, negativos: ni un solo rastros de los desaparecidos.
- Central de emergencias 911- atendió una operado desde su pequeño cubículo.
- Los Pumba están en un campo de La Aguada que pertenecía al abuelo de Federico y donde ahora vive el padre- dijo una voz masculina anónima y luego cortó inmediatamente.
Los pesquisas ya tenía bajo la lupa a Don Omar Pumba, quien nunca había mantenido uan buena relación con la familia Roberts ni con la Villagrán. Por eso, a partir de ese llamado al 911, unos 30 policías encabezados por el comisario Dodó y la fiscal Magoo se dirigieron rápidamente a ese campo.
Detrás de los pesquisas corrieron los periodistas que ya desde hacía días estaban apostado en Nobleza, muy cercano a La Aguada. El allanamiento comenzó a primera hora de la mañana y bajo un fuerte hermetismo. Cerca del mediodía, el comisario de Nobleza salió a enfrentar a la prensa aunque se limitó a confirmar que se trataba de un predio de la familia Pumba y que ahora estaba arrendado.
“Se trabaja en forma conjunta con la policía de Investigaciones y seguiremos con las tareas en el ámbito de toda Nobleza”, aseguró el jefe policial.
Luego de aquella pequeña e improvisada conferencia de prensa, Dodó volvió a entrar al campo allanado y los rastrillajes continuaron hasta que no hubo más luz natural. Y los resultados fueron, una vez más, negativos: ni un solo rastros de los desaparecidos.
17 - 8
Al octavo día de iniciada la desesperada búsqueda de los Pumba, los periodistas abocados a los temas de “información general” y “policiales” presionaban a los investigadores. Estaban todo el tiempo atentos a la más mínima información que pudiera surgir del expediente. Por eso, los pesquisas dejaban deslizar datos en off the record para poder satisfacer, en parte, semejante demanda.
Desde la policía, una alta fuente indicó que cuatro días después de la desaparición se había activado “una microseñal” del teléfono celular de Gisela en la zona de Caballol, más al sur de Nobleza, bien en el centro de la provincia.
Esa pista generó un enorme revuelo, sin embargo, la fiscal Magoo luego desmintió totalmente esa versión y comunicó que la única novedad era que se estaban haciendo controles auto por auto en las rutas provinciales.
Al mismo tiempo que la información se contradecía, un joven residente en Florencio, en el límite oeste de la provincia, se presentó ante la policía de ese pueblo y denunció que había visto a los cuatro integrantes de la familia Pumba pasear por un centro comercial local.
"Estaban los cuatro juntos, tranquilos y no se vio ninguna situación rara", sostuvo el denunciante, Marcos Cerro, quien dijo que los reconoció horas después cuando vio sus fotografías en un noticiero de la televisión.
Desde la policía, una alta fuente indicó que cuatro días después de la desaparición se había activado “una microseñal” del teléfono celular de Gisela en la zona de Caballol, más al sur de Nobleza, bien en el centro de la provincia.
Esa pista generó un enorme revuelo, sin embargo, la fiscal Magoo luego desmintió totalmente esa versión y comunicó que la única novedad era que se estaban haciendo controles auto por auto en las rutas provinciales.
Al mismo tiempo que la información se contradecía, un joven residente en Florencio, en el límite oeste de la provincia, se presentó ante la policía de ese pueblo y denunció que había visto a los cuatro integrantes de la familia Pumba pasear por un centro comercial local.
"Estaban los cuatro juntos, tranquilos y no se vio ninguna situación rara", sostuvo el denunciante, Marcos Cerro, quien dijo que los reconoció horas después cuando vio sus fotografías en un noticiero de la televisión.
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