Durante casi todo el sábado, los expertos trataron de llegar hasta los mineros a través de la chimenea principal del conducto de ventilación. Cuando parecía que ese plan comenzaba a funcionar, el rescate volvió a fojas cero. Por la tarde, cuando había empezado a oscurecer, apenas después de que “El Caquito” emprendiera el regreso a su casa para poder descansar para el partido del día siguiente, se escucharon gritos y una nube de polvo se elevó desde la entrada de la mina, sembrando más sombras: un nuevo derrumbe acaba de obstruir por completo el ducto. “Tenemos la ruta más fácil y más lógica, bloqueada. El ingreso por la chimenea ya no es una opción. Tenemos alternativas técnicas, pero son mucho más complejas. Las probabilidades hoy día son más escasas de las que eran ayer”, reconoció entonces el ministro de Minería.
Mientras Franklin llegaba a su domicilio donde su padre se encargó de darles las malas nuevas, el presidente de la Nación arribaba desde el país vecino donde había participado de una cumbre regional y, a través de la Cadena Nacional, envió el siguiente mensaje: “Hemos hecho lo humanamente posible para rescatarlos con vida. Pero a estas alturas ya no es solamente un tema de los hombres, estamos en las manos de Dios. He decidido regresar para estar cerca de ellos y de sus familias”.
- Lo bueno, hijo, es que hasta el propio presidente está tomando cartas en el asunto- expresó el padre de Franklin, mientras el chico seguía con su vista clavada en el televisor.
- No sé, papá. Esto parece una misión imposible.
- Bueno, tranquilo. Mejor, andá a descansar que mañana hay que salir temprano para ir a jugar.
El padre de Franklin tenía razón, el chico debía viajar el domingo hasta la Capital para defender a Los Legionarios de Los Bohemios.
Mientras Franklin llegaba a su domicilio donde su padre se encargó de darles las malas nuevas, el presidente de la Nación arribaba desde el país vecino donde había participado de una cumbre regional y, a través de la Cadena Nacional, envió el siguiente mensaje: “Hemos hecho lo humanamente posible para rescatarlos con vida. Pero a estas alturas ya no es solamente un tema de los hombres, estamos en las manos de Dios. He decidido regresar para estar cerca de ellos y de sus familias”.
- Lo bueno, hijo, es que hasta el propio presidente está tomando cartas en el asunto- expresó el padre de Franklin, mientras el chico seguía con su vista clavada en el televisor.
- No sé, papá. Esto parece una misión imposible.
- Bueno, tranquilo. Mejor, andá a descansar que mañana hay que salir temprano para ir a jugar.
El padre de Franklin tenía razón, el chico debía viajar el domingo hasta la Capital para defender a Los Legionarios de Los Bohemios.
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