En la cima


El 2018 fue un año mundialista y como ocurre cada cuatro años, en Argentina esto encendió la pasión por el fútbol. Y a esto se le sumó, ni más ni menos, una accidentada, polémica e histórica final de Copa Libertadores en la que River derrotó a Boca, por lo que los sentimientos en torno al deporte más popular de dicho país volaron por el aire, casi literalmente.

Ya un poco más baja la espuma de semejante efervescencia, y mientras los más fanáticos todavía protagonizan encendidos debates considerados por ellos mismos como parte del “folclore”, ¿por qué no referirse a aquellos profesionales que pertenecen al selecto grupo de jugadores que en un mismo calendario se consagraron campeones del mundo tanto con su selección nacional como su club?

Se podría comenzar por el caso más reciente pero mejor hacerlo como en los libros de historia: de atrás hacia adelante.

La primera referencia nos transporta a 1962, cuando el 17 de junio se disputó la final de la Copa del Mundo de Chile en el Estadio Nacional de la capital de ese país sudamericano entre Brasil y Checoslovaquia, dos equipos que ya habían empatado 0-0 en la fase de grupos.

Brasil era el gran favorito y formó con Gilmar; Djalma Santos, el capitán Mauro Ramos, Zózimo y Nilton Santos; Garrincha, Zito y Didí; Amarildo, Vavá y Zagallo; mientras que el entrenador fue Aymoré Moreira.

El gran ausente fue, sin dudas, Pelé, quien se había lesionado en el segundo cotejo del torneo, justamente antes los checoslovacos.

Por entonces, Pelé era la figura del Santos, equipo paulista que también integraban sus compañeros de selección Gilmar, Mauro Ramos y Zito, y que tras el Mundial se consagraría campeón de la Copa Libertadores ante Peñarol de Uruguay.

A pesar de la falta de O´Rei, Brasil se impuso 3-1 ante Checoslovaquia –el 2-1 lo marcó Zito- y conquistó su segundo título mundial.

Casi tres meses después de esa consagración, con Pelé ya recuperado, el Santos disputó la Final Intercontinental ante el Benfica de Portugal, que contaba con Eusebio como figura: fue 3-2 en Brasil y 5-2 en Lisboa, con cinco tantos en total de O´Rei.

En esos encuentros también jugaron Gilmar, Mauro Ramos y Zito, quienes junto a Pelé fueron los primeros profesionales en obtener en un mismo año los dos títulos más importantes a los que puede acceder un futbolista. Además, cabe incluir en esta lista a Coutinho, Pepe y Mengalvio, otros tres jugadores de Santos que vencieron a Peñarol y Benfica pero no disputaron minutos en Chile, el segundo de ellos por lesión, aunque formaron parte del plantel campeón.

Estos tres últimos fueron indiscutidas figuras del denominado “Santos de Pelé” y, de hecho, Coutinho y Pepe marcaron goles tanto ante los uruguayos como los portugueses, por lo que podría decirse que este grupo de jugadores de Brasil fue una verdadera constelación de estrellas.

Pasaron 20 temporadas para que un nuevo grupo de jugadores de un mismo club coincidieran en una selección nacional campeona del mundo. El 29 de junio de 1986, el arquero Nery Pumpido, el defensor Oscar Ruggeri y el volante Héctor Enrique levantaron el trofeo FIFA en el Estadio Azteca de México DF luego de que la Argentina del inigualable Diego Maradona, y con ellos en cancha, venció 3-2 a Alemania Federal en la final del mundial.

Estos tres jugadores pertenecían a River, que en octubre de aquel año obtendría su primera Libertadores ante América de Cali, de Colombia. Y tanto Pumpido como Ruggeri y Enrique jugaron los dos cotejos definitorios: 2-1 de visitante y 1-0 en Argentina.

Y en diciembre del ´86 repitieron un triunfo por 1-0 ante el Steaua Bucarest, de Rumania, en Tokio, por la Copa Intercontinental, emulando la doble hazaña de los jugadores del Santos del 62´. 

Recién se volvió a repetir este tremendo logro en 2002, cuando el defensor Roberto Carlos y el delantero Ronaldo levantaron el 30 de junio la Copa del Mundo luego de que la selección de Brasil venció 2-0 a Alemania en el Estadio Nacional de Yokohama, en Japón, con el aporte de ellos dos y otros cracks como Rivaldo, Ronaldinho y el capitán Cafú, entre tantos otros que formaron parte de aquel equipo que obtuvo el quinto campeonato para su país.

Mientras que el 3 de diciembre del mismo año, tanto el lateral izquierdo como el enorme goleador volvieron a consagrarse como los mejores del mundo, esta vez, cuando su Real Madrid español le ganó 2-0 a Olimpia de Paraguay en el mismo estadio japonés, donde Ronaldo –quien no había disputado la Copa de Campeones de esa temporada- se despachó con dos goles a los germanos y uno ante los paraguayos.

Pasaron dos mundiales (2006 y 2010) y hubo que esperar hasta el 2014 para que un futbolista llegase a la cima del fútbol dos veces en la misma temporada y fue el caso de los volantes alemanes Toni Kroos y Sami Khedira.

El primero de ellos había arrancado el año en el Bayern Munich de su país y luego pasó al Real Madrid en el que ya jugaba Khedira, quien había sido titular en la final de la Copa de Campeones de Europa en el triunfo 4-1 ante Atlético de la misma ciudad.

Ambos disputaron el Mundial de Brasil y mientras que Kroos jugó el 13 de julio la final en la que Alemania venció a la Argentina de Lionel Messi por 1-0, Khedira tuvo que ver el cotejo definitorio desde el banco, aunque en ese torneo había jugado cuatro partidos y convertido un gol.

Y lo mismo ocurrió el 20 de diciembre cuando Real Madrid venció 2-0 a San Lorenzo de Argentina en la final del Mundial de Clubes que se disputó en Marruecos y lo hizo con Kroos en cancha y Khedira –quien sí había jugado la semifinal del certamen- en el banco de suplentes, lo que no impidió, claro está, que se colgase la medalla dorada y alzase el trofeo de campeón junto al resto de sus compañeros.

Ahora sí veamos el caso más reciente, el del defensor francés Raphael Varane, quien llegó al Mundial de Rusia 2018 como titular en el Real Madrid y en la selección de su país.

En el campeonato mundial disputó los 7 partidos e hizo un gol, mientras que en el torneo internacional de clubes jugó tanto la semifinal como el cotejo decisivo –ya lo había hecho en 2016 y 2017 como el alemán Kroos- y se alzó con los dos trofeos.

Sería demasiado extenso repasar el palmarés de cada una de las figuras citadas y si bien algunos pueden discutir quién sería el más grande de la historia, estos dos títulos, el Mundial selecciones nacionales, por un lado, y el de equipos, por el otro, demuestran claramente quiénes son los mejores.

Cualquiera puede salir campeón una vez, pero sólo los elegidos lo repiten en un mismo período y en distintas circunstancias, aunque absolutamente nadie lo puede lograr solo, sino que debe estar siempre rodeado de un buen equipo como en todo deporte de conjunto, ya sea profesional o amateur. 


AA
Diciembre 2018

Por siempre II


Hablamos personalmente por primera vez hace casi 14 años, una tarde de diciembre como en la que te fuiste: soleada y calurosa. Previamente habíamos charlado por teléfono en varias oportunidades y yo escuchado tu prestigioso nombre en otras redacciones porque tu reputación era como una marea que bañaba los distintos medios de nuestra querida profesión, el periodismo gráfico. También me sabía tus iniciales –GGS- pero no tenía la menor de idea de que detrás de esas tres simples letras se encontraba un hombre que iba a marcar el resto de mi vida, tanto en lo laboral como en lo personal.

Desde un comienzo confiaste ciegamente en mí y yo traté de no defraudarte. Así fue trabajar a tu lado cada día: un desafío permanente. Me enseñaste la pasión casi obsesiva por alcanzar la excelencia en cada nota, en cada título, en cada palabra; y a pesar de que intenté aprender todas tus lecciones, muchas veces te hice gruñir y poner los pelos de punta porque, como como todo genio, tenías un carácter especial. “Vos haceme caso que vas a llegar lejos”, me repetías y enseguida se te pasaba el enojo, y a mí también.

Y así convivimos las tardes y las noches, incluso los sábados cuando en tu día franco me acompañaste durante varios meses cuando me quedé sin editor a cargo del turno, lo que me demostró no sólo tu devoción por el trabajo y responsabilidad como jefe de la sección, sino también tu enorme generosidad y compañerismo extremo.

El lazo entre los dos se forjó rápidamente, incluso fuera de nuestro lugar de trabajo, como cuando la empresa no me renovó el contrato a fines de nuestro primer invierno y en una gélida noche de viernes me llevaste a tomar algo para olvidar el mal trago porque el brindis era una de tus formas de zanjar cualquier diferencia. Así de directo, sin vueltas.

Fuiste un líder noble y carismático que no dudó en llamarme poco tiempo después –otra vez en una tarde agobiante de diciembre- para decirme que habías logrado que me reincorporasen al trabajo. Una gran noticia que vino de la mano de una advertencia: “Praparate para ser explotado. ¡Jajá!”.

Dicho y hecho ya que los siguientes años fueron realmente fuertes, con viajes y coberturas que parecían eternas e incluso cuando no trabajábamos, como en aquellos 38 días de paro en el que, entre cervezas, pamplonas y ese maldito cigarrillo, me diste una cátedra de cómo actuar ante ese tipo de situaciones críticas.

Yo me sentía como en la escuela y vos actuabas como lo que eras: un verdadero maestro. Con clases permanentes de periodismo, historia, política, arte, ciencia, lo que fuere. “¡Cómo te petetié!”, bromeabas cada vez que me dabas un dato o información que yo desconocía y vos sacabas de la galera, como un libro gordo, abierto e inagotable.

No faltaron las anécdotas y los chistes, y con el paso del tiempo se multiplicaron los momentos para reír aunque también para pelear y putear porque vivías a pura intensidad, sin guardarte nada, dejando todo en la cancha.

Tus exigencias eran justas y tus consejos se convirtieron en un pilar fundamental para mi vida personal, especialmente en mis épocas de crisis, cuando más lo necesitaba.

Te convertiste en un amigo fiel y más aún, en una figura paternal que predicó con el ejemplo. Y por eso te admiraba y emulaba, al punto que poco a poco me empecé a parecer a vos, o al menos eso solían decirnos.

Pero se equivocan porque no te llego ni a los talones. Ojalá fuese como vos, no habría mayor orgullo para mí, porque nunca me negaste nada y me los diste todo, tal vez sin darte cuenta de ello. Y por eso estos últimos seis meses en los que estuvimos separados por esa inescrupulosa enfermedad fueron tan duros de soportar.

Charlamos poco, aunque creo que lo justo y necesario para no interferir en tu tratamiento, y cuando nos vimos por última vez acordamos que habría una próxima, que sólo había que tener paciencia.

Durante ese tiempo giraba hacia mi derecha y al ver tu silla vacía me decía, esperanzado, que faltaba cada vez menos para que la ocuparas nuevamente, como en nuestros viejos tiempos, uno al lado del otro. Ahora la miro y sé que no vas a volver y que ese vacío no se va a rellenar nunca más con nada. “Él lo llenaba todo”, me dijo tu leal compañera cuando te fui a despedir y vaya que estaba en lo cierto.

En estos momentos siento una tristeza infinita pero cuando pase el shock sé que te voy a recordar con alegría. Me quedaré con todo lo que me dejaste, que es inmensamente superior al dolor que provoca tu ausencia. Es lo menos que te merecés y lo que habrías querido.

Gracias por tanto. Te voy a extrañar por siempre.


AA
Diciembre 2018

English for jounalist II

The Ciy of Buenos Aires celebrates “The Coffee Shop Day”

Buenos Aires, Wednesday 24 of October.- The City of Buenos Aires will celebrate next Friday “The Coffee Shop Day” with a series of activities and free musical shows, the local Government informed today.
According to the official report, this celebration takes place since 2000, based on a Legislature resolution, and in this new edition will be commemorated the 160 years of “Café Tortorni”, the oldest and most emblematic of the 92 “Bares Notables” in the country, that was inaugurated in 1858 at its store of Avenida de Mayo 825.
The activities will begin on Friday at 20.30, when Buenos Aires government officials will deliver “a diploma to those responsible for the establishment in recognition of being an icon of the City of Buenos Aires”.
This act will end with a concert by the tango musical group “Quinteto Cinco Esquinas”, formed in 2005 in Argentina.
This group had has as its goal “to achieve the highest interpretive quality, understanding the tango not only as a genre to be danced, but also to be heard”, they said from the organization.
The quintets repertoire covers a variety of styles and has given numerous shows in “milongas” of Buenos Aires and the rest of the country, as well as in theaters and auditoriums.
The group is integrated by Nicolás Chamorro in bass, David Coudenhove on violin, Andrés Rosconi on piano, Nicolás Pardo on guitar and Josué Benítez in bandoneón.
In addition, the celebrations for “The Coffee Shop Day” will continue on Saturday 27 from 18 until dawn with various music and dance shows in others “Bares Notables” of Buenos such as “Café García”, located in Sanabria 3302; “El Progreso”, in Montes de Oca 1700: “Bárbaro”, in Tres Sargentos 415; “El Viejo Buzón”, in Neuquén 1100; and “El Símbolo”, in Avenida Corrientes 3787.
In these “Cafés” will perform the tango singer Hermán “Cucuza” Castiello, “Coco Romero and El Bando Murgo” with their Carnival song, “Beltaine” with its “world music” show, “Mistura y Manda” with their repertoire of Brazilian choro, and “Los Muchachos Errantes” with their swing style.
Finally, the City clarified that although the shows are for free, the entrance to the public will depends ont the “capacity of the place”.

"Café Tortoni"

"Cinco Esquinas" quintet

"Beltaine"

"Cucuza" Castiello


"Mistura y Manda"


"Los Muchachos Errantes"

English for journalists

The press-conference

Reporter 1: Mr. Auden, you have written a long serie of essays about originality, how to be a good reader and what it really menas to be a scholar. So, I would like to konw what is you opinion about a work of art and how this is affected by de mass media.

Mr. Auden: Before the phenomenon of the Public appeared in society, there existed naïve art and sophisticated art which were different from each other but only in the way that two brothers are different. The Athenian court may smile at the mechanics’ play of Pyramus and Thisbe, but they recognize it as a play. Court poetry and Folk poetry were bound by the common tie that both were made by hand and both were intended to last; the crudest ballad was as custom-built as the most esoteric sonnet. The appearance of the Public and the mass media which cater to it have destroyed naïve popular art. The sophisticated “highbrow” artist survives and can still work as he did a thousand years ago, because his audience is too small to interest the mass media. But the audience of the popular artist is the majority and this the mass media must steal from him if they are not to go bankrupt. Consequently, aside from a few comedians, the only art today is “highbrow.” What the mass media offer is not popular art, but entertainment which is intended to be consumed like food, forgotten, and replaced by a new dish. This is bad for everyone; the majority lose all genuine taste of their own, and the minority become cultural snobs.

Reporter: And can you describe, briefly, how the work of an artist was before this phenomenom of the Public and the mass media appeared in society.

Auden: In our age, the mere making of a work of art is itself a political act. So long as artists exist, making what they please and think they ought to make, even if it is not terribly good, even if it appeals to only a handful of people, they remind the Management of something managers need to be reminded of, namely, that the managed are people with faces, not anonymous numbers, that Homo Laborans is also Homo Ludens.

Reporter: You have just linked art with politics, but politics can be a extremely wide issue. It's possible to circunscribe this topic?

Auden: There are two kinds of political issues, Party issues and Revolutionary issues. In a party issue, all parties are agreed as to the nature and justice of the social goal to be reached, but differ in their policies for reaching it. The existence of different parties is justified, firstly, because no party can offer irrefutable proof that its policy is the only one which will achieve the commonly desired goal and, secondly, because no social goal can be achieved without some sacrifice of individual or group interest and it is natural for each individual and social group to seek a policy which will keep its sacrifice to a minimum, to hope that, if sacrifices must be made, it would be more just if someone else made them. In a party issue, each party seeks to convince the members of its society, primarily by appealing to their reason; it marshals facts and arguments to convince others that its policy is more likely to achieve the desired goal than that of its opponents. On a party issue it is essential that passions be kept at a low temperature: effective oratory requires, of course, some appeal to the emotions of the audience, but in party politics orators should display the mock-passion of prosecuting and defending attorneys, not really lose their tempers. Outside the Chamber, the rival deputies should be able to dine in each other’s houses; fanatics have no place in party politics.
A revolutionary issue is one in which different groups within a society hold different views as to what is just. When this is the case, argument and compromise are out of the question; each group is bound to regard the other as wicked or mad or both. Every revolutionary issue is potentially a casus belli. On a revolutionary issue, an orator cannot convince his audience by appealing to their reason; he may convert some of them by awakening and appealing to their conscience, but his principal function, whether he represent the revolutionary or the counterrevolutionary group, is to abuse its passion to the point where it will give all its energies to achieving total victory for itself and total defeat for its opponents. When an issue is revolutionary, fanatics are essential.


Fuente: https://www.brainpickings.org/2018/01/11/auden-art-politics/

Por siempre


“Él está acá”, me dijo mi madre mientras ambos nos hallábamos en uno de los pasillos de un convulsionado hospital, aunque yo no le creí en ese momento. Es imposible, pensé. Entonces, al ver mi gesto de incredulidad, ella señaló:

-Estaba con ella. Le vi la espalda.

-¿A quién?

-A ella –mi mamá torció la boca, disgustada.

Ante esa situación comencé a subir las escaleras frenéticamente y a revisar piso por piso, habitación por habitación, y en ese camino me fui encontrando con personas conocidas que se mostraban angustiadas y, sobre todo, enojadas. Muchas de ellas peleaban entre sí ya que pude oír sus gritos detrás de las puertas cerradas. Quedaba claro que algo sumamente extraño ocurría con todos los que nos encontrábamos en el hospital.

Llegué al extremo norte del pasillo del tercer piso –los números de las habitaciones iniciaban con el número 3- y en la pieza más alejada noté la puerta entreabierta y que sólo silencio provenía desde su interior.

Me asomé y allí estaba él. ¡Increíble! Acostado en la cama, cubierto con una sábana blanca hasta las tetillas y con la manguera del respirador artificial en las fosas nasales.

Apenas me vio reaccionó. Estaba perfectamente consciente. ¡¿Cómo puede ser?!, me pregunté al tiempo que mi corazón latía con tanta fuerza que temí que saliera despedido de mi pecho.

Asustado, permanecí inmóvil en el umbral. La última vez que lo había visto internado, ella casi me impidió verlo y él, para no suscitar un problema, me pidió que me fuera y me dijo que no me preocupara, que estaba “todo bien”. Pero ambos sabíamos qué hacía años estaba todo mal.

Sin embargo, en esta ocasión ella no se encontraba pegado a él, acechándolo como una sombra maligna.

Y junto a él había un anciano, también acostado en una cama.

Él me sonrió, ante lo cual, me acerqué lentamente. Esta es mi oportunidad, tal vez la última, la única, evalué y cuando estuve parado al lado de la cama, me incliné y lo besé en la frente.

En la anterior vez que yo había tocado su piel fue en un día desgarrador, lluvioso y solitario cuando la misma estaba fría e inerte. En cambio, ahora la sentí tibia como un abrigo en una noche del invierno más largo de la historia.

“Hola hijo”, me saludó risueño pero yo no respondí ya que, evidentemente, seguía sin poder creer lo que estaba ocurriendo.

Miré hacia el anciano acostado a su lado y no lo reconocí. Quizás sea alguien del trabajo, supuse.

“Ella cree que fue todo culpa de él”, me explicó mi papá y se contuvo de largar una carcajada para racionar sus escasas fuerzas.

-¿Cómo puede ser que estés acá, así? –pregunté asombrado.

-No sé. Me desperté después de cuatro meses de cirugías en los que me hicieron más de cien intervenciones.

-Pero, ¿vas a estar bien después de tanto tiempo internado?

-Viene un masajista todos los días para rehabilitar mis músculos.

En ése instante invadieron mi cuerpo dolorido y mi alma en pena una infinidad de sensaciones difíciles de describir. Había que estar allí para entenderlo.

Me senté en los pies de la cama, abracé sus piernas y no quería soltarlo. Ya lo había dejado ir aquella vez. De nuevo, no.

“Cuando me fui me dije: ´Justo a él no quiero dejar de ver´”, señaló mirándome a los ojos y haciéndome sentir especial. Tal vez, por ello haya vuelto: para vernos una vez más.

Desde su partida hubo otra especie de encuentros borrosos entre ambos pero no así de emotivo al punto que desperté llorando y, por primera vez en cuatro meses, mis lágrimas no fueron de dolor o resentimiento, sino de amor, de extrañarlo como nunca antes.

Y esa madrugada no pude volver a dormir pensando en cuándo nos volveríamos a encontrar de esta manera.

Al final era cierto: él está "acá", acá en nuestros corazones. Para bien o para mal. Por siempre.


AA
Septiembre 2018.

1989


Apenas cayó el muro que los había separado de sus compatriotas durante 28 años, cientos de jóvenes marcharon hacia Occidente -sin armas excepto por sus ideas- hasta las puertas del cuartel de la policía secreta que los había espiado, perseguido, detenido y torturado. Allí se encontraron con un agente que al ver que los manifestantes pretendían copar el edificio abandonó su puesto inmediatamente. Momentos después apareció un oficial de inteligencia, de contextura pequeña y ojos penetrantes, que les lanzó la siguiente advertencia: “Mis camaradas tienen autorización de disparar en emergencias como esta.”
Ante semejante amenaza, los civiles se dispersaron pero con la promesa de que iban a volver y así lo hicieron hasta que el cuartel capituló; mientras que aquel oficial terminó siendo presidente de una potencia mundial.

AA
Junio 2018.

Este texto participó de la convocatoria abierta “128 palabras desobedientes” de la Municipalidad de Berazategui.

Antorchas


Se cumplen 50 años de la invasión soviética a la ex Checoslovaquia y Radio Praga ha publicado una interesante serie de notas en las que se basa el siguiente artículo.

Alrededor de las 15 del 16 de enero de 1969, Jan Palach se prendió fuego en la Plaza Wenceslao de Praga, sufriendo quemaduras en el 80% de su cuerpo que le provocaron la muerte ese mismo día. Había nacido en 1948 en la ciudad de Vsetaty, unos 30 kilómetros al norte de la capital de la por entonces Checoslovaquia, donde su padre fue pastelero y luego obrero en una panadería industrial hasta que falleció en 1962.

Por su parte, Palach se graduó en la Escuela Superior de Economía de Praga y en el otoño de 1968 ingresó con una beca social a la Facultad de Letras de la Universidad Carolina de dicha ciudad en la que realizó cursos de Historia y Economía Política.

Técnicamente ya había culminado la denominada “Primavera de Praga” –aunque sus efectos perdurarían bastante tiempo más-, cuando el 21 de agosto de aquel año las tropas soviéticas junto a las polacas, húngaras, búlgaras y de la República Democrática de Alemania (RDA) invadieron Checoslovaquia para detener la liberación política que estaba atravesando ése país.

Las fuerzas invasoras se retiraron pocas semanas después excepto por los soviéticos, quiénes se quedaron a pesar de la resistencia de los checos y eslovacos que promovieron constantes y masivas protestas callejeras encabezadas por jóvenes universitarios.

Iban cinco meses de esa asfixiante y sangrienta ocupación cuando Palach se inmoló en la principal plaza de Praga aunque antes de morir en el quirófano aclaró que él no era un suicida.

Tras su muerte se conoció que previo a prenderse fuego, el joven había enviado una carta a varias instituciones explicando los motivos de su accionar, los cuales se basaron en que él consideraba que su país se encontraba “al borde de la desesperanza” y había que protestar para “despertar al pueblo”.

“Nuestro grupo está integrado por voluntarios que están determinados a autoinmolarse por nuestra causa. Yo tuve el honor de resultar sorteado como el número 1 y así he obtenido el derecho de escribir las primeras cartas y convertirme en la primera antorcha”, sostuvo Palach.

De acuerdo a su misiva, este grupo demandaba la “inmediata abolición de la censura” y “la prohibición de la divulgación del periódico Zprávy”, una publicación de los soviéticos que llamaba la ocupación de Checoslovaquia como una “ayuda fraterna”.

“De no cumplirse nuestras exigencias dentro de cinco días, arderán otras antorchas”, concluyó la carta de Palach firmada “Antorcha Nro.1”.

El 25 de enero de 1969 se llevó a cabo el funeral de Palach en la sede de la Universidad Carolina donde se reunió una multitud y el rector Oldrich Starý dio un discurso en el que describió el acto del joven estudiante como la “manifestación de un corazón puro, del amor supremo a la verdad, la libertad y la democracia”, y el “sacrificio máximo en aras de la nación”.


Jan Zajíc tenía 18 años,  residía en Vítkov, unos 270 kilómetros al oeste de Praga, y asistía a la Escuela Profesional de Transporte Ferroviario de la vecina ciudad de Šumperk, donde existía una guarnición soviética, lo que generaba un alto nivel de conflictividad social y político.

Como muchos otros jóvenes de su generación se sintió afectado por la muerte de Palach y una semana después del histórico funeral de aquel seguía sin poder dormir por las noches.

De acuerdo a una carta que le envió a un amigo suyo, Zajíc sentía “rabia” y los periódicos le daban “asco”, aunque la “inactividad” de la gente “indiferente y cobarde” le resultaba lo más insoportable ya que podía llegar a matar.

Este muchacho creía que debían “trabajar” por su causa ya que eran “millones” y “unidos” nadie iba a poder “resistir” su “ímpetu”; por ello, decidió convertirse en la Antorcha N° 2.

El 25 de febrero de 1969, después de haber asistido al funeral de Palach junto a sus compañeros de Šumperk y de haber participado de una huelga de hambre de estudiantes frente al  Museo Nacional, Zajíc se prendió fuego en la Plaza Wenceslao.(1)

Ese día, el joven preparó su inmolación en el patio de la casa 39, a pesar de que sus compañeros y profesores habían intentado previamente disuadirlo.

Zajíc murió en el acto y también dejó una carta dirigida a los ciudadanos checoslovacos en la que explicó que “pese” a la muerte de Palach la vida había regresado a “los viejos cauces”, él tomó la decisión “despertar su conciencia” como la segunda antorcha humana.

"No lo hago para que alguien me llore o para hacerme famoso o quizás por haberme vuelto loco. Me he decidido a hacer este acto para que Uds. se animen finalmente y se nieguen a dejarse arrastrar por un puñado de dictadores”, escribió.

Para Zajíc, aquellos que se sintieran impactados por su acto y no deseasen más víctimas debían convocar huelgas y luchar: “Quien no lucha no gana.”

“No me refiero sólo a la lucha armada ¡Que mi antorcha encienda sus corazones e ilumine su razón! ¡Que mi antorcha alumbre el camino a la Checoslovaquia libre!”, sostuvo el joven, quien había manifestado su deseo de ser sepultado en Praga, aunque las autoridades presionaron y finalmente se llevó a cabo en Vítkov, donde el 2 de marzo de 1969 asistieron ocho mil personas de todo el país.

También hubo tanques soviéticos frente a la capilla ardiente ubicada en el vestíbulo del colegio de Vitkov y a pesar de que no se produjeron incidentes, los invasores establecieron un nuevo régimen que dominaría Checoslovaquia durante veinte años más, hasta ser derrocado por la “Revolución de Terciopelo”.


(1) En la Plaza Wenceslao, a metros de la estatua del rey homónimo, se pueden observar en la actualidad las dos plaquetas colocadas en memoria de Palach y Zajíc.

AA
Agosto 2018.

"Accidentes" de la memoria

El lunes viajaba en colectivo hacia mi lugar de trabajo -como siempre lo hacía ese día de la semana-, y cuando me encontraba a pocas cuadras de mi parada, el chofer se topó con un piquete en plena avenida Paseo Colón, a metros de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, en pleno centro porteño. Por segunda jornada consecutiva me encontré atrapado en un embotellamiento ya que la noche anterior, mientras conducía mi auto hacia mi domicilio luego de una jornada laboral un reducido grupo de manifestantes había cortado el tránsito en la autopista Buenos Aires-La Plata, mano a provincia y a la altura de la localidad bonaerense de Quilmes. Y si bien en ambas oportunidades tuve una importante demora en mi arribo, el segundo “accidente” iba a tener consecuencias inesperadas.
Apenas vio el piquete, el chofer del colectivo realizó una brusca maniobra en “U” para volver hacia el sur y retomar por otra calle, pero apenas inició ese recorrido, una señora mayor que se acercaba a la salida ubicada a mitad del vehículo trastabilló y cayó lentamente por la escalinata que une la parte delantera con la trasera.
Ante esta situación, un pasajero que parecía tener ciertos conocimientos en primeros auxilios socorrió a la mujer, que quedó tendida en el piso con mareos y temblores en las manos, casi por desmayarse, mientras que el chofer detuvo la marcha en medio de la avenida, observó que la pasajera necesitaba atención médica y decidió llevarla hasta el Hospital Argerich en el barrio de La Boca, el centro asistencial más cercano.
El colectivero arrancó a toda velocidad sin darle la oportunidad a los pasajeros de descender en Paseo Colón, por lo que todos los presentes terminamos en la guardia del hospital, donde la pasajera descompuesta ya había recobrado la lucidez y descendió por sus propios medios del colectivo, ayudada por el chofer y el hombre que la había auxiliado en primer momento.
Al descender del micro advertí que todas las paradas de colectivos estaban colmadas de gente, lo que se sumó a que no tenía deseos de volver a subirme a un micro y, aun menos, volver a hacer un recorrido alterado por el piquete que aun persistía más adelante.
Entonces, opté por empezar a caminar por la avenida Almirante Brown, siempre por la vereda del sol otoñal, y ver hasta dónde me alcanzaban las energías y la buena predisposición. Así fue que a las dos cuadras, casi en la esquina con Pilcomayo, pasé por la puerta de una vieja panadería la cual no veía hacía aproximadamente 25 años, cuando me llevaba mi padre -quien por entonces trabajaba en una oficina ubicada sobre la calle Brasil, a unos 350 metros de mi ubicación- a comprar facturas por la mañana bien temprano de algún sábado en el que yo lo acompañaba en sus tareas laborales.
En aquel momento me abordaron imágenes mentales de mí esperando a mi papá en el coche o jugando en los escalones de la vereda construida elevada para enfrentar las inundaciones de antaño mientras él entraba a buscar algo rico para comer; o de él presentándome como su "secretario" ante sus colegas y compañeros de trabajo y permitiéndome cargar con su maletín.
Evidentemente, esa panadería tenía un significado especial para mí. De hecho, entre fines de 2013 y principios de 2015, cuando me tomaba otro colectivo que entraba a la ciudad de Buenos Aires por el puente Nicolás Avellaneda y tomaba la avenida Almirante Brown -mismo recorrido que hacía con mi papá- yo había recordado que entre el hospital y la oficina debía estar aquella panadería pero en aquel entonces jamás la pude visualizar desde arriba del micro.
Fueron muchas ocasiones en las que la había buscado con la mirada sin éxito y lo que más me llamó la atención es que estaba ubicada prácticamente al lado de un local nocturno donde tocaban bandas musicales, sobre todo de Blues, al que había asistido hacía ocho o nueve años para el show del grupo de un amigo. Esa noche de verano estuve en la vereda un rato largo, fumando y compartiendo tragos, y jamás me di cuenta que la panadería estaba a pocos pasos de distancia.
Melancólico, seguí por la vereda del sol hasta el semáforo con avenida Martín García donde me detuve ante el hermoso paisaje que brindaba el Parque Lezama, mucho más renovado que la última vez que lo había visto de cerca.
Otro de los hábitos de mi padre habían sido llevarme a ése parque de paseo, por lo que un impulso me llevó a cruzar la avenida, y desviarme por los senderos del centro de aquel predio boscoso, con sus lomas y árboles de raíces que sobresalían en la tierra tan gruesas como las hamacas y los toboganes que funcionaban en el sector de juegos.
Este parque era otro de los lugares de la ciudad por el que pasaba a diario y lo observaba desde la ventanilla del colectivo o de mi auto. Y lo mismo ocurría con el frente de la ex oficina de mi padre, situada a una cuadra de la subida a la autopista. Claro que en la época en que yo iba hasta allí no había autopista para llegar desde el sur del Gran Buenos Aires, aunque se trataba de una ubicación estratégica cuando íbamos a La Bombonera a ver a Boca Juniors.
En esas ocasiones, mi padre dejaba el auto en la oficina y caminábamos unos dos kilómetros hasta el estadio, en algunos casos, tomando atajos por terrenos baldíos hoy ocupados por altas torres de departamentos.
Sin embargo, no todo tenía que ver con él o conmigo, ni siquiera con el resto de mi familia. Porque los “accidentes” de esa tarde también me recordaron otros bellos rincones porteños, como la esquina de Defensa y Brasil, en la que convergían, entre calles de adoquines y veredas rotas, los clásicos bares Hipopótamo y El Británico con sus amplios ventanales apuntando a la ochava y bajos hasta el nivel de las mesas para poder sentarse a tomar algo y pasar el tiempo mirando simplemente la gente pasar, por un lado; y una de las entradas a la feria artesanal de Lezama, por el otro.
Y más adelante este improvisado tour se extendió hasta la histórica plaza Dorrego, frente al bar homónimo, otro de los puntos más hermosos de la ciudad, el cual era visitado diariamente por una gran cantidad de turistas de todas partes del mundo.
Recién cuando pasé por ese último lugar me di cuenta que no estaba paseando, sino yendo a trabajar y aceleré el paso, aunque llegué tarde de todos modos, pero no tan molesto por la demora ya que abrazaba a la tierna pero a la vez triste sensación de que aquella larga caminata había valido la pena.
Es que si no fuese por el piquete, por la descompostura de la pasajera... quién sabe cuándo iba a recordar todo ello, si alguna vez lo hacía. Probablemente sí, pero mejor ahora que más adelante.

AA
Mayo 2018

La Guerra en la ex Yugoslavia: Bosnia-Herzegovina - Parte XIII


El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) determinó en los últimos días a través de una investigación propia que el 29 de noviembre pasado, el criminal de guerra Slobodan Praljak se suicidó en medio de la audiencia en la que lo condenaban por delitos de lesa humanidad al ingerir cianuro de potasio, el cual puede transportarse en forma de polvo y diluirse en agua y en pequeñas dosis resulta letal.
A continuación, el comunicado de prensa del TPIY difundido el 31 de diciembre pasado:

"El 1 de diciembre de 2017, el TPIY lanzó una investigación independiente sobre el fallecimiento del Sr. Slobodan Praljak, dirigido por el juez Hassan B. Jallow, presidente del Tribunal Supremo de Gambia y ex fiscal del Tribunal Penal Internacional para Rwanda y el Mecanismo Internacional Tribunales penales.
"El examen concluyó el 29 de diciembre de 2017 y fue recibido por el Secretario. Complementando la investigación holandesa en curso que tiene como objetivo identificar cualquier actividad delictiva, la revisión administrativa del juez Jallow se centra en la adecuación del marco legal y político del TPIY y en la medida en que se siguieron los procedimientos pertinentes.

"El resultado de la revisión del juez Jallow es el siguiente:
'Mi Revisión no ha revelado lagunas o fallas en el marco legal del TPIY con respecto al trato de los detenidos en la UNDU (Unidad de Detención de las Naciones Unidas) y las instalaciones del TPIY, por lo que no propongo ningún cambio a las reglas y regulaciones del TPIY. Además, el examen muestra que el marco legal fue cumplido por oficiales de la UNDU, oficiales de seguridad y otro personal del TPIY con respecto al tratamiento del Sr. Praljak. Como se establece en mis conclusiones, sin inteligencia específica (que no había ninguna), y permaneciendo dentro de los límites de las Reglas de Nelson Mandela, no hay medidas que hayan garantizado la detección del veneno en cualquier etapa. A pesar de esto, la revisión ha señalado algunas medidas que podrían tomarse para aumentar la probabilidad de detección en casos futuros.'

"Sobre este aspecto, el juez Jallow emitió recomendaciones relacionadas con los regímenes de búsqueda, incluidas las celdas de visitantes y detenidos, así como cursos de capacitación para el personal de seguridad que se compartirán con otros tribunales pertinentes. Además, recomendó la introducción de un retraso de 30 minutos para transmitir el pronunciamiento de las sentencias. "Acogiendo con beneplácito las medidas adoptadas hasta la fecha, recomendó además que se continúe brindando asistencia médica y psicológica a los detenidos de la UNDU y al personal involucrado en los acontecimientos del 29 de noviembre, según sea necesario. Por último, el juez Jallow elogió al personal de seguridad y médico del TPIY por su ejecución de la respuesta de emergencia.

"Sobre el veneno en poder del Sr. Praljak, el juez Jallow indicó:
'La sustancia tomada por el Sr. Praljak fue analizada y descubierta como cianuro de potasio. No es posible adquirir cianuro de potasio legalmente dentro de la prisión o fabricarlo ilícitamente a partir de artículos disponibles dentro de la prisión. El cianuro de potasio puede transportarse en forma de polvo o disolverse en agua. La cantidad de cianuro de potasio necesaria para componer una dosis letal es de 200-300 mg (esto equivale en tamaño a una sola tableta).'
"Y en cuanto a cómo esta sustancia pudo haber entrado en posesión del Sr. Praljak, el juez Jallow continuó:
'No es posible establecer de manera concluyente cuándo y cómo el veneno entró en posesión del Sr. Praljak. La investigación criminal en curso ante las autoridades holandesas podría arrojar luz sobre esto. Es importante señalar desde el principio que no había información disponible para el personal de la UNDU o el personal del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia en general, lo que indica que el Sr. Praljak estaba en posesión del veneno. Si tal inteligencia hubiera estado disponible, se podrían haber tomado otras medidas intrusivas (con respecto a las búsquedas de células y del Sr. Praljak). Sin embargo, incluso si dicha inteligencia hubiera estado disponible, la naturaleza y cantidad de veneno era tal que fácilmente podría haber permanecido sin ser detectada incluso a través de las búsquedas más intrusas de personas, células y otras áreas. El pequeño tamaño del objeto, las limitaciones en las reglas sobre búsquedas intrusivas y la naturaleza del equipo de detección disponible tanto en la UNDU como en las instalaciones del TPIY contribuyeron a que sea difícil detectar el contrabando.'

"Al examinar las normas internacionales y específicas del TPIY sobre la gestión de detenidos, incluidos los registros, Jallow recordó en particular las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, o las Reglas de Nelson Mandela, adoptadas por unanimidad por la Asamblea General de las Naciones Unidas. que establece los estándares inalienables en el tratamiento de los presos y, en palabras del Juez Jallow, “siempre debe ser la consideración primordial en la gestión de los lugares de detención.
"Entre sus principios básicos, las Reglas de Nelson Mandela establecen que 'todos los presos serán tratados con el respeto debido a su dignidad y valor inherentes como seres humanos'. Y con respecto a las búsquedas de personas y celdas, las Reglas 50-52 del Reglamento Nelson Mandela establecen, en la parte pertinente:
"Las búsquedas se realizarán respetando la dignidad humana inherente y la privacidad del individuo que se busca, así como los principios de proporcionalidad, legalidad y necesidad.
"Las búsquedas no se utilizarán para hostigar, intimidar o inmiscuirse innecesariamente en la privacidad de un prisionero.
"Las búsquedas intrusas, incluidas las búsquedas de caderas y de la cavidad corporal, deben realizarse solo si es absolutamente necesario. Se alentará a las administraciones penitenciarias a desarrollar y utilizar alternativas apropiadas a las búsquedas intrusivas.

"En esta revisión, el juez Jallow contó con la asistencia de expertos independientes con amplia experiencia nacional e internacional en asuntos de detención y políticas y procedimientos de seguridad.
"El examen incluyó un inventario y un análisis de las normas internacionales pertinentes y específicas del TPIY sobre la detención y los procedimientos de seguridad interna relacionados con el transporte y la detención de los detenidos en los locales del TPIY. El examen incluyó además entrevistas con 23 miembros del personal del TPIY, miembros de la UNDU y oficiales de seguridad, a fin de determinar los hechos de los hechos el 29 de noviembre de 2017. También incluyó una reseña de las imágenes de video de la Dependencia y las dependencias del TPIY, incluidas las salas de audiencia, y de la documentación relativa al Sr. Praljak y los acontecimientos relevantes.
"La revisión incluyó además una visita a la UNDU y sitios en las instalaciones del TPIY, incluida la Sala 1 (donde ocurrió el suicidio) y las celdas de detención. Además, el juez Jallow recibió información sobre el progreso de la investigación criminal holandesa y se reunió con representantes de la Embajada de Croacia en La Haya.

"La revisión -ya remitido a los departamentos pertinentes de las Naciones Unidas- también hace referencia a información confidencial que incluye asuntos médicos, seguridad interna y operaciones de detención que pueden ser compartidas por otros tribunales, y material provisto de manera confidencial o actualmente sujeto a la investigación holandesa en curso."

AA
Enero de 2018