Viaje en el tiempo

Estás al mando de una expedición con el propósito de encontrar unas esmeraldas perdidas en el Gran Cañón del Colorado donde dicen que están custodiadas por espíritus. Se dirigen al Gran Cañón con todo el equipo necesario: radios receptores, ropa para lluvia, etc. Al llegar se suben a un bote, el plan es cruzar el Gran Cañón por los rápidos y, dos días después, llegar hasta el rancho fantasma donde, supuestamente, están las esmeraldas.
La tripulación está dormida cuando tu amigo Mike te pregunta:
- ¿Es verdad que se puede viajar en el tiempo?
- Si, podría ser- le respondes.
De pronto, el bote choca contra una roca, tú y Mike caen al agua. Desesperadamente, tratas de nadar, pero un remolino te traga.
Luego, te despiertas en la orilla pero no estás en el Gran Cañón. Caminas un poco y ves un barco pirata anclado. “¡Es Barba Roja!”, exclamas al ver quien comandaba la embarcación.
Te das cuenta de que has retrocedido en el tiempo y te preguntas dónde estarás. Pasas la noche en una cueva y cuando sales a la mañana alguien de la tripulación de barba Roja te atrapa, te lleva al barco y te encierra.
Al día siguiente te dicen que te van a tirar a los tiburones. Estabas a punto de saltar cuando otros piratas atacan el barco ¡BOOOMMM! ¡BOOOMMM! Aprovechas los cañonazos para poder escapar. En un bote. Remas hasta la orilla de una isla, ves que en lo alto de una montaña hay una pequeña villa y te diriges allí.
Al llegar, te encuentras con un hombre.
- ¡Dónde estamos! – le preguntas.
- Estamos en México- te responde.
- ¿En qué año?
- Es 1809.
Justo en ese momento pasa una carroza tirada por caballos que se dirige a los Estados Unidos y en ella llegas a Colorado después de un largo viaje.
Estás caminando por el Gran cañón y te encuentras con Powell, uno de los pioneros del lugar, que te propone unirte a su expedición. Están navegando por los rápidos cuando chocan contra una inmensa roca y tú caes al agua. Poco después de despiertas en la orilla y ves a los hombres de tu tripulación. ¡Iupi1 Lograste regresar a tu época.

AA
1992

La ciudad perdida

Últimamente has trasnochado por trabajo y estás frente a tu computadora ay que has recibido unas fotografías satelitales sobre la posibilidad de que todavía existe una ciudad perdida de los Incas que está en la selva peruana, casi impenetrable.
Le cuentas la novedad a tu amigo Sandy, con quien has estado estudiando el caso. Luego, él y tú se van en avión hacia las ruinas de Machu Pichu, en Perú, donde al llegar al aeropuerto ves un avión con un símbolo en la cola que reconoces inmediatamente: es el avión de Mark Loumac, uno de los más grandes descubridores de tesoros en el mundo.
- ¿Por qué estará aquí? – te preguntas en voz alta.
- No te preocupes – te dice Sandy – Vamos, tenemos que ir al hotel.
Después de instalarte en el hotel llegas a la conclusión de que Loumac está allí porque quiere encontrar la CIUDAD PERDIDA y recuerdas que últimamente te han robado archivos de tu investigación.
Alquilas un jeep para recorrer la ciudad y cuando vuelves al hotel ves que la puerta de tu habitación está completamente destrozada. Entras y todo está desordenado. Miras por la venta y ves a dos hombres que salen corriendo del hotel.
- Seguro que fueron ellos- exclamas.
- ¿Qué buscaban?- te pregunta Sandy, quien entró a la habitación justo después de ti.
- Esto- le dices mientras le muestras a tu amigo una foto satelital.
Al día siguiente se dirigen a la selva en busca de la CIUDAD PERDIDA. Cuando llegas hasta unas ruinas ves que otros hombres había llegado primero y estaba más adelante tuyo. Lo ves a Loumac hablando con esos hombres. Cuando ellos los ven, los persiguen por la selva. Correr por la jungla no es fácil pero logran deshacerse de ellos.
Pasan la noche en una formación rocosa en forma de cueva. A la mañana, parten siguiendo las instrucciones del mapa pero un árbol cae sobre la pierna de Sandy:
- ¿Estás bien?
- Creo que me rompí la pierna- te contesta.
Ahora será más difícil continuar peor lo haces junto a tu amigo. Llegan a un lugar donde no hay vegetación, sólo unas rocas inmensas. Crees que podría ser el lugar buscado. Le dices a Sandy que te espere mientras tú vas a inspeccionar. Cuando vuelves, Sandy no está y escuchas a alguien que te grita: “Yo tengo a tu amigo”. Es Loumac, que está parado sobre una pared: “Vete de aquí y yo dejaré libre a tu amigo”, te dice.
En ese momento, un puma salta sobre Loumac y Sandy logra zafar de él. Ambos escapan y se ocultan en un lugar extraño, donde hay rocas por doquier. De pronto, no te alcanzan los ojos para verlas, ¡es todo oro!
- ¡Encontramos la ciudad perdida y todo el oro de los Incas- exclama Sandy.
Después del hallazgo, se dirigen a la ciudad más cercana para informar a las autoridades que finalmente trasladan el tesoro al Museo de Lima para exponerlo a los turistas.

AA
1992

Odisea en los alpes suizos

Eres un agente de las fuerzas especiales austriacas y te vas de vacaciones a Suiza para luego escalar los alpes. Te instalas en un hotel de la ciudad de Altdorf y al día siguiente partes hacia los Alpes Glardos. Preparas tu equipo y caminas unos 10 kilómetros para llegar al monte Töon. Tras arribar al lugar, alquilas una cabaña para pasar el día. El dueño te entrega la llave y te dice:
- Mañana habrá una carrera de esquí, si quiere participar, hágalo, es gratis.
Luego, estás esquiando cuando escuchas un disparo que provoca una avalancha, esquías lo más rápido que puedes pero te atrapa. Después de un rato, te liberas de la nieve y te diriges a la cabaña, estás muerto de frío. Te cambias de ropa y te colocas junto al fuego cuando alguien golpea a la puerta.
-¿Quién es?- preguntas
- Soy el dueño de la cabaña.
-Adelante.
El dueño entra y te entrega un papel.
- Léalo. Es una carta para usted.
“HOLA MIKE, QUIERO DECIRTE QUE MÁS VALE QUE TE VAYAS O, SINO, NO VIVIRÁS MUCHO TIEMPO MÁS”, decía el mensaje.
-¡Salgamos de aquí!- le dices al dueño de la cabaña.
¡TRATATATATA!, una ráfaga de de ametralladora destruye toda la cabaña pero, por suerte, ustedes salieron antes.
Después Luego, te diriges al hotel de la ciudad de Altdorf y recoges tu equipo: 1 ametralladora, 1 revólver, 2 cuchillos y 4 granadas. Antes de salir, recibes otra carta, que es una invitación para la carrera de esquí ¿Qué haces?
Al día siguiente, te vas hasta el lugar de la carrera pero antes de la largada escondes el equipo detrás de un árbol.
Va a empezar la carrera cunado ves llegar a alguien conocido: es Krupth, un ex coronel alemán. Estás seguro de que fue él el de la carta y la avalancha.
Largan y Krupth va adelante y toma mucha distancia. Un hombre trata de derribarte pero lo eludes. Todos los demás competidores quedan atrás, tú y Krupth van al frente- El alemán te golpea y te estrellas contra un árbol, quedas sentido pero te levantas y sigues. Krupth llega primero.
Tú no lo pierdes de vista y los persigues hasta una cueva donde se esconde. Vas a buscar tu equipo cuando un mini tanque anti aéreo te apunta, te tiras al piso y Krupth trata de aplastarte. Derribas un árbol y justo le cae encima al ex coronel que sale del mini tanque y empieza a correr. Tú disparas y provocas una avalancha y él queda atrapado. Finalmente, llega la policía y lo arrestan ¡Por fin tendrás vacaciones!

AA
1992

Encontraremos la Atlántida

Últimamente estás estudiando la teoría de que pudiera existir la ATLÁNTIDA, el continente perdido, pero no eres el único interesado en descubrirla ¡Ojo! Tu vida corre peligro.
Te diriges hacia el océano Atlántico, donde dice que se encuentran la ATLÁNTIDA, en un barco de tu empresa cuando, de pronto… NINUNINUNINUNINU, la alarma empieza a sonar:
- ¡Todos a los botes de emergencia!- ordena el capitán.
Los tripulantes se salvaron pero ¿qué le pudo haber pasado al barco? En el bote, el capitán te explica:
- Pudo haber sido un sabotaje. El barco estaba en perfectas condiciones.
Por suerte, tú tienes un radio receptor, te comunicas con tu empresa y un barco los recoge para volver a casa.
Tú y Randolf planean un nuevo intento de encontrar la ATLÁNTIDA y dos semanas después los dos, y nadie más, van en una lancha. Llegan al sitio exacto pero… no están solos. A unos 200 metros hay un barco del que están bajando un mini submarino pero a ti no te importa. Tú y Randolf se ponen el equipo de buceo y se arrojan al agua. Llegan hasta los 100 metros de profundidad y no ven nada, a los 500 tampoco, a los 1000 no hay novedad. “Hay mucha presión”, le dices a Randolf, cuando una red cae encima de ustedes. Luego los meten en el mini submarino.
Te despiertas y ves que estás rodeado de buzos y un hombre se acerca y te amenaza:
- Más te vale que no intentes escapar.
Tú te vuelves a desmayar y luego de un rato Randolf te despierta y te dice:
- Tengo una manera de escapar.
- ¿Cuál es?
- Ya verás- te responde – No fallará.
El guardia pasa por delante de la puerta y Randolf grita:
- ¡Ayúdeme! ¡Mi amigo está herido!
El guardia llama a su compañero para ayudarlos, cuando entran los guardias, tú los golpeas fuertemente con un palo y quedan desmayados; les sacan la ropa, se visten como ellos y los dejan encerrados.
Al salir de los calabozos, ven que están subiendo el mini submarino y se dirigen a el.
- ¡Aguarden! No pueden entera e el- les dice un buzo.
- Tenemos órdenes del jefe- respondes.
Suben al mini submarino y se meten en el agua. Tú y Randolf están libres pero ahora tienen que encontrar la ATLÁNIDA.
Llegan a los 1500 metros de profundidad y ven las ruinas de los palacios de la península central.
- ¡La encontramos!- exclama Randolf.
Tú recoges pruebas y te diriges a la superficie donde encuentras un barco de la policía que los lleva a su país. Luego de unas semanas, le muestras al mundo la existencia de la ATLÁNTIDA.

AA
1992

Correcciones de la maestra Gabriela.

El misterio del lago Ness

Eres un detective y te han llamado de Escocia para averiguar lo que sucede en el Lago NESS. “Muchos barcos y personas han desaparecido navegando en el lago”, te comenta Mike, el jefe de la policía local. Él y tú estudian un plan.
Al amanecer, te diriges en una lancha al centro del lago, al sitio donde desapareció el último barco. De pronto, la cabeza de un monstruo tumba tu lancha, tú saltas al agua pero el monstruo se va. Nadas hacia la orilla y reportas lo sucedido.
“Tengo una idea que no fallará”, te dice Mike. Luego, él navega en un bote hacia el medio del lago y salta al agua. En un instante aparece el monstruo, tú disparas el transmisor y se le engancha en el cuello.
- ¡Bien hecho!- te felicita Mike.
- ¡Ahora podemos seguirlo!- exclamas.
Al día siguiente, deciden buscar en el lago, tiene el transmisor para seguirlo, el equipo de buceo, linternas y dos pistolas, por las dudas. Con el bote llegan al lugar donde señala el transmisor que está el monstruo. Se sumergen, el lago no es muy profundo. El transmisor dejó de funcionar y ahora se las tendrán que ingeniar para encontrarlo. Más abajo hay una inmensa cueva, parece ser la guarida del monstruo. Cuando se acercan ven al monstruo, salen a la superficie y empiezas a disparar. Hieres al monstruo, que se va a su cueva submarina.
La mañana después, tú y Mike se dirigen al laboratorio de Toyino Chun Lang, un científico que recientemente inventó un rayo paralizante que está usando con animales. Al llegar al laboratorio, Chun Lang los recibe cordialmente.
- Chun Lang, ¿cómo se usa este rayo?- preguntas. El científico entonces les explica y recalca que sólo se podía usar en animales y que en personas podía ser fatal.
Sabiendo dónde se esconde podrán atraparlo. Tú le explicas a Mike la trampa que le preparan:
- Llevaremos una enorme red sobre la cueva del monstruo, lo haremos salir, la red caerá encima y luego usaremos el rayo paralizante.
Más tarde, ustedes ya están en posición y la red también. Mike dispara, el monstruo sale de su cueva submarina y la red le cae encima. Pero… antes de disparar el rayo, el monstruo le pega un coletazo a Mike y el rayo cae al fondo del lago. Tú nadas lo más rápido posible, tomas el rayo y le disparas al monstruo, que queda paralizado. Así lo llevan a la superficie.
- Mike, ¿qué harán con el monstruo?
- Seguramente lo llevarán a una reserva ecológica- te responde el jefe de policía.
El misterio del lago NESS ya fue descubierto.

AA
1992

Correcciones de la maestra Gabriela.

La casa hechizada

Tú y Roger estaban en un campamento, se alejaron para ir a buscar leña y se perdieron. Al caer la noche, tú encuentras una casa:
- Oye Roger, ven aquí, encontré un lugar para pasara la noche- dices. Roger va hacía allí y entran.
- Parece que no hay nadie- te comenta.
De repente se escucha un ¡CLICK! La puerta se cierra:
- Una puerta no se cierra sola- exclama Roger aterrorizado.
- No tengas miedo. La cerró una ráfaga de viento-le dices.
Casi a medianoche, escuchas un ruido como si fuera de cadenas, tú decides investigarlo pero no despiertas a Roger. Te diriges hacia donde escuchaste por última vez aquel ruido cuando… Aparece un hombre con una cadena en el cuello, tú gritas deforma que Roger se despierte. Él se levanta, va hacia ti y te pregunta:
- ¿Qué te ocurre?
- Mejor salgamos de esta casa- le respondes.
- Está bien. Lo haremos por la mañana- te dice Roger.
Le cuentas a Roger lo que pasó y él no puedo dormir; pero tú si. A la noche te despiertas con otro ruido extraño y … Roger no está. Lo buscas y no aparece. “¡ROGER! ¡ROGER! ¡ROGER!”, gritas.
No encuentras a tu amigo y sabés qué hacer cuando aparece un vampiro:
- Yo tengo a Roger en mis manos ¡JAJAJA!- te dice y se va.
Corres por las escaleras y oyes pasos. Te das vuelta y… FRANKESTEIN te persigue. Corres y corres hasta entrar a un cuarto. Sales después de un rato y escuchas la voz de Roger. Bajas las escaleras corriendo y él estaba allí. Te comenta que tú estabas soñando y que siempre había estado ahí.
Tratan de salir pero es imposible, todo está cerrado. Tendrán que esperar hasta el amanecer. Luego de una hora están casi dormidos, cosa que no tenían que hacer, cuando, de pronto, aparecen murciélagos chupa sangre. Se esconde debajo de un escritorio. Después, siguen buscando una salida, tocas un ladrillo y se abre el piso:
- Creo que abajo debe haber un sótano-te dice Roger.
Cuando bajan, ven al hombre lobo electrocutando a una persona. Él los ve y les tira cuchillos. Los eludiste pero te persigue. Llegan arriba y ya están cansados. De repente, están rodeados por monstruos que los van atacara pero justo el sol entra por la ventana y los monstruos desaparecen. Abres la puerta y se dirigen al campamento, de día será más fácil encontrarlo.

AA
1992

La sombra mortal

Acabas de poner una agencia de detectives, tú y Sam están investigando un caso: en la última semana han muerto tres científicos. Según los testigos, el asesino es una sombra que ataca a las víctimas en sus casas.
Sales caminando de la agencia, ves que un hombre te sigue. No puedes identificarlo porque tiene un sombrero sobre su rostro. Haces unos pasos evasivos pero él sigue Detrás de ti. Estás cansado de que te siga. Te das vuelta y lo enfrentas:
- ¿Quién eres? y ¿qué quieres?
- Tengo información sobre las muertes de los científicos- te responde
- ¡Dime quien es el asesino!-exclamas.
- Lo único que puedo decirte es que la próxima víctima es el científico Glisterk- te responde y se va.
Te quedas pensando que lo más adecuado sería ir a la casa de Glisterk pero es muy tarde. Irás mañana por la mañana junto a Sam.
Al día siguiente, te diriges a la casa de Glisterk. Cuando llegas, nadie responde. Tiras la puerta: Glisterk estaba atado y amordazado. Una bomba estaba sobre la mesa. Sam libera al doctor y salen rápido ¡BOOOMMM!, la casa de Glisterk explota. Se dirigen a tu casa y antes de abrir la puerta miras i no hay nada parecido a un explosivo. Entran y luego de un descanso le preguntas a Glisterk:
- ¿Puedes identificar al asesino?
- No sé, él se ocultaba en la sombra y no vi su rostro- responde
Un día después, dejas a Sam cuidando de Glisterk para hacer averiguaciones. Al regresar, ves a Sam tirado en el piso.
- Se llevaron a Glisterk- te dice.
- ¿Cuántos eran?
- Eran dos: uno alto con mucho pelo y el otro petiso y calvo.
Ves en el espejo un papel que dice:

“SI QUERÉS VER CON VIDA AL DOCTOR VE A LA GASOLINERIA DE LAS CALLE 23. AHÍ TE DIRÉ QUÉ HACER.

LA SOMBRA”.

Te diriges junto a Sam a la gasolinería.
- Tengo un plan- te dice Sam.
- ¿Cuál?
- Ya verás.
Llegan a la gasolinería y te quedas esperando que alguien se te acerque. Mientras Sam disimula que está comprando en el almacén. De repento, un hombre vestido de gris se te acerca y te dice: “Mañana a las diez de la mañana pon cien mil dólares en el buzón de la calle treinta y uno y la cinco. Sino, no volverás a ver a Glisterk”. Un auto frena rápidamente frente a ti. El hombre se sube, Sam sale del almacén y le dispara a la rueda trasera. El auto hace un trompo y queda en la banquina. Se acercan al auto y tomas al hombre de gris.
- ¿Quién te manda? ¿Dónde está Glisterk?- le preguntas.
- Me manda la sombra y Glisterk está en la fábrica de computadoras de la calle Winstown- te responde.
Tú y Sam se dirigen a la fábrica. Antes de entrar, rodeas el edificio y verificas que o haya guardias. Estacionas el auto allí y buscas un lugar para ingresar. Al escuchar voces te escondes rápidamente. Entran sin que nadie se dé cuenta. Sam no ve una lata y la patea; en un segundo están rodeados de hombres armados. Los llevan a un lugar parecido a una celda donde también está el científico Glisterk. Tú ya tienes una idea para zafra de esta situación:
- ¡Guardia! Venga rápido!- gritas.
- ¿Qué haces?- te pregunta Sam.
- Tírate al piso y verás.
El guardia se acerca a la puerta, tú le pegas una piña y lo dejas KNOCK OUT. Le sacas las llaves de la celda y quedan en libertad pero… El hombre llamado “sombra” aparece detrás de ti: “No se muevan o los mato”, les ordena. Tú le pateas la pistola y lo empujas dentro de la celda. Él queda atrapado. Llaman a la policía y todo queda bajo control: el caso de la sombra mortal está resuelto.

AA
1992

Correciones de la mestra Gabriela.

El expreso de los vampiros

Tú y tu amigo Mike viajan en un tren en busca de aventuras. Has oído que el tren de medianoche es “El expreso de los vampiros”.
- ¿Crees en los vampiros chupa sangre?- te pregunta Mike.
- ¡No! Eso es sólo palabrerío- respondes cuando… ¡AAAH! Una mujer grita en el vagón trasero. Todos van hacia allí, tú y Mike también. La mujer estaba muerta y tenía marcas en el cuello.
- ¿Ahora crees en los vampiros?- pregunta Mike aterrorizado.
- Temo que sí- respondes.
La gente va bajando del tren a medida que los maquinistas se lo indican. Tú y Mike son los únicos en el expreso. Exploran el tren y de pronto…. ¡AH!, grita Mike.
- ¿Qué te ocurre?- le preguntas.
- Vi un vampiro.
Te diriges hacia el último vagón, allí está todo oscuro. Antes de entrar, cargas tu pistola y Mike te pregunta: - ¿Vas a entrar ahí?
- ¡Por su puesto!
Entras junto a Mike y, de repente, ves algo negro en el techo.
- Es un vampiro ¡Dispárale!- te ordena Mike.
¡BAM! ¡BAM!, cae al piso pero se sigue moviendo. Empiezan a correr entre vagón y vagón. El vampiro te atrapa la pierna, tu le disparas, él te suelta, pero los sigue.
- Pronto ¡Al techo!- exclama Mike.
Suben rápido por la escalera, corren por el techo. El vampiro los sigue, hay un túnel en frente. Se agachan, pero el vampiro no y cae fuera del tren. Se han deshecho de un vampiro, pero debe haber más. Descansan un poco, pero… ¡AUXILIO!, se escucha en el cuarto de máquinas. Llegan demasiado tarde, un vampiro mató a los maquinistas.
- ¿Y ahora que haremos?- te pregunta Mike.
- No sé.
Tomas el mapa y localizas la posición del tren, próximamente no hay ninguna estación ni más vías.
- ¡El tren se va a caer al barranco!- te dice Mike.
- Tengo una idea: haremos que el tren caiga por el barranco, saltamos, nos salvamos y los vampiros son historia.
Ya están cerca del barranco, Mike salta cuando otro vampiro te toma de pies, ¡te ha atrapado!, tienes que hacer algo pronto o caerás con el tren. Tomas tu pistola, aprietas el gatillo, pero no hay más balas.
- ¡Maldición!, ¡maldita arma!-exclamas.
Agarras al vampiro de la cabeza y lo golpeas contra las máquinas. Queda mareado, tú saltas y el tren cae al barranco.
Tú y Mike creo que ni volverán a subir as un tren.

AA
1992

Correcciones de la maestra Gabriela

Sabotaje

Estás trabajando en un proyecto sobre el ATHENAS X4, un satélite que viajará por el universo en busca de información sobre otros planetas. Son casi las dos de la madrugada y estás frente al monitor de tu computadora cuando, de pronto, ves una sombra pasar: “A esta hora no hay nadie en las oficinas, ¿quién será?”, te preguntas. Apagas la computadora, tomas los planos y te vas a tu casa. Sales de la fábrica y ves que un auto te sigue, pero no puedes ver quien lo maneja. Decides no ir a tu casa sino a la casa de la científica Morrison. Cuando llegas, Morrison te abre la puerta y te hace pasar. Lo cuentas lo de la sombra y ella te explica:
- Una sombra estuvo apareciendo por las oficinas robando información para que el proyecto Athenas X4 sea un fracaso.
- ¿Quién crees que es el que está robando la información?- preguntas.
De pronto, escuchas un ruido en la puerta, como si alguien quisiera abrirla. Ves la sombra de una ametralladora por la ventana. “Arrójate al piso, ¡ya!”, gritas ¡Truuuuuuuuu!, una ráfaga destruye toda la casa. Por suerte, puedes escapar antes de que los sujetos entren a la casa.
Al día siguiente, te diriges a la fábrica con la doctora Morrison para trabajar en el proyecto. Todo estaba listo para que el Athenas X4 comenzara a funcionar cuando… ¡Booommm! El satélite explota. Había fuego por todos lados; en la confusión, ves a un hombre calvo robando los planes del Athenas X4 y que huye por la ventana.
Una semana después, te enteras que el hombre calvo que robó los planos está construyendo un nuevo satélite y tienes que destruirlo. Localizas la base donde están construyéndolo y te diriges hasta allí con Morrison.
Llegas a la base, tratas de entrar pero hay guardias por todos lados. Sólo hay un ventiluz por donde puedes pasar. Morrison se queda esperando afuera. Entras y te encuentras en la sala de computadoras que controlan el satélite.
Ya está listo para despegar y la única forma de impedir el despegue es destruyéndolo, pero… el hombre calvo aparece de nuevo dispuesto a matarte. Lo tomas del brazo para que no dispare. Morrison aparece detrás del hombre y le dispara. El calvo se desploma en el piso. “¡Ya, dispárale al satélite!”, te ordena Morrison.
¡Booommm!, el satélite se desarma, tomas los planos y te diriges a trabajar.

AA
1992

Correcciones: la maestra Gabriela.

CUENTOS FANTASTICOS - La carrera del fuego

Delia y tú siempre han adorado los autos y acaban de comprarse Lancia Turbo para competir en “La carrera del fuego”. Muchos de los que han corrido en ella murieron, pero otros han alcanzado la fama.
Dos semanas antes de la competencia, te anotaste con Delia como pilotos. Ella es una experta en mecánica y tú un experto al volante; juntos podrán ganar la carrera.
Tres días antes de correr, te despertás exaltado por un ruido que escuchás en la cochera. Tomás la linterna y un palo y vas hasta allí. De pronto, ves una sombra que sale corriendo. Podrías jurar que era un hombre pero, ¿qué quería? Enseguida sacas la conclusión de que quería sabotear tu auto. Te diriges hacia donde está el auto, lo revisas por fuera y no hay nada; pero escuchas un “tic-tic”.
“¿De dónde vendrá”, te preguntas. Abres el capot y ves una bomba de acción retardada. Rápidamente llamas a la policía para que la desactive. La policía llega justo a tiempo para desactivarla y luego se van. Te quedas pensando quién querría hacerte esto y sacas la conclusión: “Quizás, alguien que no quiere que participe en la carrera. Bueno, ya es tarde y te vas a dormir. Mañana verás qué hacer.
A la mañana siguiente vas a practicar. Mientras preparan tu auto y le cuentas a Delia lo sucedido anoche, un piloto se acerca y te entrega un sobre y se va. No pudiste ver quién era porque llevaba casco.
La carta dice: “Es mejor que no corras en esta carrera o no vivirás para contarlo” B.W.
-¿Quién pudo mandarme esta carta?- te preguntas.
- Creo que ya sé quién pudo ponerte la bomba y enviado esta carta. Aquí están las iniciales B. W. Y Bill Wilton es uno de los corredores más grandes de la historia de “La carrera del fuego”- te responde Delia.
Dos horas antes de empezar la carrera, hay una reunión de pilotos donde explican el recorrido: Primero tendrán que subir la colina hasta llegar al río Kin; bordearán el río hasta llegar al acantilado Clinton. Luego, bajarán la colina, recorrerán 30 kilómetros de calles pedregosas y, por fin, llegarán a la meta ¿Entendido? ¡A correr!
Los autos están listos para largar, la bandera a cuadros baja y largan. El auto de Bill Wilton va primero y tu Lancia es bueno ya que vas en el quinto lugar. Aceleras cada vez más y pasas a dos autos. Casi están en la cima de la montaña y Delia te indica por donde ir. De repente, miras hacia atrás y un auto cae al río. Esperas que no te pase a ti. El auto que va delante de ti pincha una rueda y queda atravesado en la carretera. Haces unas maniobras y lo pasas, pero el que viene detrás de ti no y choca: ¡Booommm!
Ya casi en el camino empedrado te acercas al auto de Bill Wilton pero él no se deja vencer y te cierra el paso. Tú no ves una roca y el auto queda en dos ruedas. Bill observa desde su auto, se distraje y chocó con otra inmensa roca que estaba en el camino. Vuelves a controlar el auto y quedas primero. Sólo faltan pocos metros para la meta ¡Si, ganaste!
La suerte te ha acompañado y ahora te espera la gloria.

AA
1992

Corrección de la maestra Gabriela.

El "loco" Juan

Daniel, un jovencito desgarbado de unos 20 años, miró a la cámara del canal de noticias y relató los últimos instantes de la masacre.
- Mi viejo lo vio al policía y le preguntó ¿Juan que carajo hiciste? Y él le respondió: Maté a Clarisa.
- ¿Y luego que pasó?- preguntó el cronista
- Y enseguida se puso la pistola en la boca y se pegó el tiro. Y cayó muerto en el lugar.
El joven y el periodista estaban parados en la calle 25 de Mayo, en el barrio Matera de Merlo, en la zona oeste del conurbano, donde abundan los caminos de tierra y la humildad de sus habitantes. A su alrededor, los efectivos policiales, sorprendidos por la reacción de su compañero iban de un lado al otro en un radio de unos 50 metros, en los que estaban desperdigados los cuatro cadáveres.
“El Loco Juan”, como algunos vecinos le decían en el barrio, había discutido con su novia Clarisa, cuando ésta regresaba a la casa de sus padres, donde vivía con ellos y su hijo de 10 años. En el trayecto, el policía la corrió y la mato a tiros antes de que la mujer pudiera resguardarse en al vivienda.
Ante esa situación, teresa, la madre de Clarisa, salió a la calle a ver que ocurría y también fue atacada a tiros. Al ver lo ocurrido, Don Anastasio, padre y esposo de las mujeres baleadas fue hasta el teléfono para llamar a la comisaría, pero Juan corrió hasta el interior de la casa y le disparó en el cuello antes de que marcara el 911.
Momentos después, fue cuando el padre de Daniel habló con el policía, que luego de haber masacrado a su novia y los padres de ésta se suicidó con la misma pistola.
Cuando los efectivos de la subcomisaría de Matera arribaron a lugar del hecho se encontraron con Clarisa muerta en medio de la calle, junto a su bicicleta, el cuerpo de Juan a unos metros y el cadáver del padre de la mujer dentro de su vivienda.
Por su parte, Teresa fue hallada aún estaba con vida, por lo que fue trasladada al Hospital Héroes de Malvinas de Merlo, donde recibió asistencia médica pero murió horas después por las heridas de bala que presentaba.
Sergio, un primo de Clarisa contó que una hora y media antes de lo ocurrido habían estado reunidos en su casa, ubicada en el barrio, porque festejaban el cumpleaños de unos de sus hijos.
"Había estado conmigo festejando el cumpleaños de mi nene y después vinieron a golpearme la puerta para avisarme que mi prima estaba tirada en la calle", recordó el hombre entre lágrimas.
El primo de Clarisa indicó que él no sabía si la mujer tenía problemas con su pareja y que conocía a Juan, de quien dijo que no le parecía una persona violenta.
"Era tranquilo. Pasaba por la calle y me saludaba. Nunca pensé que iba a tomar una decisión tan estúpida como ésta", exclamó ante las cámaras de televisión.

AA
Noviembre 2009

II

Vine a dar la cara pero no puedo hacer promesas que después no puedo cumplir”, sostuvo el superintendente Valiente ante más de un centenar de vecinos enardecidos que reclamaban en la puerta de la comisaría de Wilde que se haga Justicia para Doña Renata y mayor seguridad para la zona.
Valiente había tenido que salir en defensa del comisario local, a quien los manifestantes habían “apretado” dentro de la seccional, un par de horas antes de la llegada de la máxima autoridad policial del sur del conurbano.
Todo comenzó cerca de las 18.30, cuando, encabezados por Marta y el cura que había dado la misa antes del velatorio e inhumación de Doña Renata, decenas de vecinos marcharon por segundo día consecutivo hacia la comisaría ubicada en plena avenida Las Flores.
“Basta de violencia, basta de muerte. Sólo queremos paz”, manifestó el cura.
Mientras tanto, el titular de la seccional dispuso que todo su personal se encerrara en una de las habitaciones de la sede para no tener contacto con los manifestantes y así evitar posibles enfrentamientos.
Pero los vecinos querían que el comisario saliera a dar la cara, tal como lo había, equivocadamente el día anterior, cuando anunció que había “cuatro demorados” por el crimen que luego se determinó nunca estuvieron implicados en la causa.
Toda la situación disparó la bronca de muchos de los vecinos, algunos de los cuáles entraron a la seccional y le exigieron al comisario que saliera a hablar a la puerta.
En ese momento se originaron los primeros griteríos y discusiones, a los que Marta trató de ponerles paños fríos.
"No podemos hacer disturbios dentro de la comisaría porque aquí hay detenidos, ¿o queremos que se escapen los que ya están presos?", expresó la madre de Lucas.
Luego, a las 19.50, los manifestantes salieron a la puerta de la comisaría donde el jefe de la seccional a les dijo a todos los presentes que la policía estaba trabajando en la investigación del caso y en brindar seguridad en la zona.
Pero eran pasadas las 20 y los manifestantes, disconformes, permanecieron “sitiando” la comisaría y aumentando en cantidad, por lo que minutos después de las 21, arribó al lugar el superintendente Valiente.
El jefe policial les indicó a los vecinos más enojados que se habían incorporado refuerzos para trabajar en una mejor cobertura de la zona.
"Creemos que vamos a tener éxito en esta investigación", señaló Valiente, pero varios de los manifestantes se pararon frente a él y le reclamaron a los gritos y mostrando sus pancartas con todo tipo de leyendas como “Justicia” y “Seguridad”.
Finalmente, cerca de las 22, los vecinos anunciaron para el día siguiente una nueva manifestación en el lugar.

Otro auto entre la vida y la muerte

Estamos en manos del enemigo. No son sensaciones, esto está pasando y a diario. Lo que yo pido es que tomen cartas en el asunto y que exista un mapa delictivo, al menos en la zona de Wilde", sostuvo Marta, al encabezar una nueva marcha por Justicia en el barrio, pero esta vez no por su hijo Lucas, sino por el crimen de una vecina, Doña Renata.
Esta mujer fue asesinada de un balazo a mediados de noviembre de 2009, a unas 14 cuadras de la casa de Marta, donde Lucas había muerto seis años y medio antes. Los tiempos eran distintos, pero la forma de morir fue la misma: en ocasión de robo automotor.
Esta vez fueron tres delincuentes que sorprendieron a Doña Renata cuando llegaba a su casa en su Ford Ka pero que escaparon a pie sin llevarse nada.
“Es un hecho lamentable en el cual la Policía ha mostrado su mayor cantidad de esfuerzo para llegar al esclarecimiento", manifestó el comisario local la noche del mismo día del crimen, cuando anunció que había cuatro sospechosos demorados en la cercana villa Azul.
El anuncio fue ante decenas de vecinos que se había acercado a las puertas de la seccional de Wilde a reclamar Justicia.
"Yo vi todo porque venía de Quilmes en el 98 y cuando el colectivo dio la vuelta, vimos salir tres muchachos con tres armas que tiraron a quemarropa un disparo. Eran jovencitos y después se fueron caminando tranquilos con las armas en la mano", relató Marcela, una mujer que vivía a metros de Doña Renata.
Tras aclarar que sólo uno de los tres disparó hacia el parabrisas, la testigo afirmó que previamente los delincuentes impidieron el paso del auto colocándose delante de él y luego tirándosele encima.
Según la policía, cuando los ladrones se acercaron, la víctima efectuó una maniobra brusca para evitar el robo y en ese momento le dispararon el tiro a través del parabrisas.
Tras advertir el hecho, un pasajero del colectivo llamó con su teléfono celular al 911 y patrulleros de la comisaría quinta de Avellaneda, situada a sólo cuatro cuadras del lugar del robo, arribaron en pocos minutos, pero hallaron a la mujer muerta dentro de su auto modelo 2001.
"Fue un fusilamiento con un ensañamiento asqueroso", expresó la vecina testigo.
Y para Marta, este no era un crimen más: “Este caso va a marcar un antes y un después porque es una señora muy querida, que daba una participación a la sociedad muy importante".
Lo mismo pensaron todos luego de que mataron a Lucas y nada cambió.

El día después del final

La euforia de los festejos y la frustración de aquellos que resultaron vencidos pasaron y luego, irremediablemente, llegó el momento de realizar un análisis más frío, calculador y sin tanta adrenalina; con más cabeza que corazón. Era evidente que la derrota en un superclásico y por una semifinal de la copa iba a calar hondo en el ánimo del plantel de River. Mientras que el Boca de Bianchi venía de ganar tres de las últimas cuatro Libertadores, por lo que el certamen continental se había transformado en una obsesión para el equipo millonario.
La mañana del viernes 18 de junio fue típica de un otoño en Buenos Aires donde el sol apenas alcanzaba para mitigar el frío que antecede al invierno. La calentura del partido de sólo 24 horas antes parecía totalmente ajena a las condiciones climáticas. En el entrenamiento el equipo de Astrada dominaba el silencio. Claro, la procesión iba por dentro. Sin embargo, hubo un jugador que dio la cara y habló con la prensa.
El “Coco” Ameli expuso su análisis: “Difícil es hacer una evaluación después de lo que sucedió en los últimos minutos, con las expulsiones y todo lo demás. Quizá, si hubiéramos seguido como estábamos, podríamos haber convertido un gol más. Pero éstos son partidos así, trabados y con pocas situaciones”.
“Ganamos el partido, pero lamentablemente por los penales quedamos afuera de una final. Estamos tranquilos porque hicimos todo y dejamos todo por lograrlo”, comentó Amelli, quien indicó que su equipo “no fallo en nada”.
Pese a la escasa autocrítica del defensor millonario, cabe destacar la sinceridad de sus palabras respecto de los objetivos de su equipo para el resto de la temporada. “El objetivo prioritario era la Copa, pero el campeonato argentino tiene mucho prestigio y si se logra hay que festejarlo y darle la importancia que se merece”, indicó.
En tanto, el mundo de Boca era una fiesta, todo era alegría en el entrenamiento del plantel nuevamente finalista de la Copa Libertadores. Abbondanzieri, por entonces uno de los grandes héroes del equipo, dio una especie de conferencia de prensa y sostuvo que el principal mérito para lograr la clasificación fue “la tranquilidad de siempre”.
“Boca es un equipo que sabe lo que quiere, que no se confunde con los triunfos ni con las vueltas olímpicas. Estaba difícil la llave, pero otra vez salió a flote la garra del equipo. Boca puede jugar de manera regular o en un nivel más bajo que en otras oportunidades, pero no es fácil vencernos”, opinó el guardavalla, para quien en el balance de los dos partidos, Boca fue superior a su rival.
Este histórico superclásico fue el partido número 200 de Abbondanzieri en Boca. Hasta aquel entonces había jugado 140 partidos por campeonatos locales, en los que ganó cuatro títulos, y 60 por torneos internacionales, con cinco títulos.
Por su parte, Macri pasó por el entrenamiento en Casa Amarrilla, donde no ocultó su satisfacción por un nuevo pasaje a la final de la América y dedicó algunos elogios para el arquero santafecino: “Estoy muy contento por el momento que le toca vivir a Abbondanzieri. El tuvo paciencia, porque estuvo tres años como suplente, pero cuando tuvo la oportunidad no la desaprovechó. Es un gran arquero”.
Por otro lado, Villarreal, el otro gran héroe del momento, mostró toda su alegría por la victoria obtenida aunque se lo vio algo contrariado porque su contrato con el equipo xeneize vencía el 30 de junio y su destino era todavía incierto.
“No sé que pasará conmigo en Boca a partir del mes que viene, pero lo del Monumental no me lo quita nadie. Lo viví más como hincha que como jugador”, sostuvo el mediocampista cordobés.

Todos lo vivimos como hinchas y seguramente nadie nos va a quitar el recuerdo de aquel enfrentamiento histórico.

AA
JUNIO 2004

Es para todos que lo miran por tevé...

Ningún hincha del fútbol se quiso perder uno de los partidos más hablado de la historia de ese deporte en la Argentina. Ni siquiera se lo quisieron perder en el resto de Latinoamérica y el mundo. El Canal 13 había transmitido junto a Fox Sports el partido de ida pero, para la revancha, sólo la cadena deportiva norteamericana se quedó con los derechos para televisarlo. Y como era de esperar, el River-Boca fue nuevamente lo más visto en la TV abierta gracias a 35,3 puntos de ráting.
Comparado con los demás programas televisivos más vistos en Argentina, el superclásico copero ganó por goleada aunque no haya medido los históricos 50,9 de la semana anterior. Sucedió que para acceder a Fox el televidente debía tener el servicio de televisión por cable cuando el Canal 13 va por señal abierta sin costo extra.
De acuerdo a las cifras de Ibope, “La niñera”, en Telefé, hizo escasos 14 puntos; “Los Roldán” midieron 25,4; “Padre Coraje”, de Canal 13, hizo apenas 14,7 puntos; y los ciclos de América “TV registrada” e “Intrusos en la noche”, llegaron a los 4,5 y 4,6 puntos, respectivamente.
Si bien el 13 tuvo que soportar una notable pérdida de televidentes, el canal del Grupo Clarín ya se relamía con las ganancias que le iba a arrojar la transmisión de la final entre Boca y el Once Caldas, ya que era dueño de los derechos de televisación del equipo xeneize.
En tanto, para Fox la histórica revancha fue un magnífico resultado ya que se ubicó por primera vez en la cima del ranking de canales de cable más vistos. Detrás del canal deportivo estuvieron las habituales señales de Todo Noticias, Crónica y Cartón Network.
A nivel comercial, el superclásico fue un negocio redondo. La venta de segundos publicitarios para el partido se agotó el miércoles de la semana anterior, a un costo de 1.700 pesos el segundo.
Ante la imposibilidad de transmitir la final, Fox intentó seguir triunfando con el River-Boca al sacar la semana posterior al partido semifinal un resumen de las mejores situaciones de los dos encuentros hechas en material fílmico bajo el título “La película”.

¡Qué racha!

El triunfo xeneize significó la cuarta vez en cinco temporadas (2000, 2001, 2002, 2003 y 2004) que Boca accedía a una final de la Copa Libertadores. Todas ellas de la mano del su entrenador Bianchi, quien parecía ser una especie de gurú en este tipo de certámenes.
Para el técnico multicampeón la clasificación en el Monumental se trató de la quinta final de América a nivel personal. La primera había sido cuando dirigía a Vélez, en 1994, ante el San Pablo de Brasil. Y hasta 2004, el “Virrey” las había ganado todas.
En 2000, frente a los brasileños de Palmeiras, los xeneizes empataron 2-2 en la Bombonera y luego triunfaron por 4-2 en los penales, tras un 0-0 en el estadio Morumbí de San Pablo.
En 2001, contra Cruz Azul, Boca se impuso en México 1-0 pero en la revancha fue sorprendido y perdió 1-0, por lo que tuvieron que definir nuevamente por la vía de los penales. Fue 3-1 para los argentinos que obtuvieron un nuevo bicampeonato continental para el club, luego del logrado por el Boca del “Toto” Juan Carlos Lorenzo en 1977 y 1978.
En 2003, luego de un año de ausencia de Bianchi, quien fue reemplazado por Oscar Tabárez, Boca despachó al Santos con dos triunfos: 2-0 en la ida jugada en la Bombonera y 3-1 en la revancha, otra vez, en el Morumbí, el mismo estadio que también le había sido fiel a Bianchi en la copa ganada con Vélez y la del 2000.
Las estadísticas de Bianchi eran por entonces envidiadas por todos los entrenadores del mundo. De las 10 definiciones por penales que había disputado había ganado 9. Sólo había caído ante River Plate dirigiendo a Vélez en 1995, por los cuartos de final de la Libertadores. En esa ocasión, el equipo de Núñez ganó 5-3 tras igualar 1-1 en la serie.
Un año antes, en el torneo alcanzado con el equipo de Liniers, su racha en los penales había comenzado con el triunfo ante Defensor Sporting de Uruguay, en los octavos de final, y ante el Junior de Barranquilla de Colombia, en semifinales.
Pero con Boca, hasta este triunfo en el Monumental, no había perdido nunca en seis definiciones desde los doce pasos. Dos de ellas fueron, nada más y nada menos, que en las finales del 2000 y 2001, y otra en la Intercontinental ante el Milan, en 2003, en Tokio.
El club xeneize, más allá de los ciclos de Bianchi, tenía una dilatada trayectoria en definiciones por penales disputadas en cotejos por la Libertadores. El primer triunfo desde los 12 pasos ocurrió el 14 de septiembre de 1977, en la final el Cruzeiro de Brasil, en el Centenario de Montevideo. Boca había ganado 1-0 en La Bombonera y Cruzeiro, la revancha en Brasil, también 1 a 0.
En el tercer partido, tras 120 minutos sin goles llegaron los penales. Era la primera vez en 26 años que se definía la Copa de esa manera. Los de Boca no fallaron: Mouzo, Tesare, Zanabria, Pernía y Felman. Pero el héroe de aquella vez fue el “Loco” Hugo Orlando Gatti, quien le atajó el penal decisivo a Vanderley. Así Boca levantó su primera Libertadores.
En 1989, Boca disputó dos definiciones: la primera con Olimpia de Paraguay por los octavos de final de la Libertadores y perdió 7-6; la otra fue el 30 de noviembre, ante Independiente, por la Supercopa, que se definió en Avellaneda, donde, tras igualar 0-0 los dos partidos fueron a los penales y Navarro Montoya detuvo el penal de Luis Artime para ganar 5-3 y dar la vuelta olímpica.
La segunda vez que Boca perdió una definición por penales fue el 7 de octubre de 1992 ante Estudiantes por la Supercopa cuando cayó 4-3 en la primera ronda del certamen. Por el mismo torneo, pero en 1994, por los cuartos de final disputado en la Bombonera Boca eliminó a River. Navarro Montoya le atajó el quinto penal a Sergio Berti y Fernando Gamboa aseguró la clasificación: 5-4.
Dos años después, también por la Supercopa, Boca definió los cuartos de final con Cruzeiro. Perdió 7-6 y fue la tercera y última vez que le tocó quedarse afuera.
Desde entonces llevaba seis victorias seguidas por penales, todas con Bianchi como entrenador.
Con la final en sus planes, Bianchi buscaba obtener su octavo título a nivel internacional. Ya sumaba cuatro Libertadores, (3 con Boca y una con Vélez), 3 Intercontinentales (dos con Boca y una con Vélez) y una Copa Interamericana con el equipo de Liniers. Si a esto se le sumaban los siete títulos a nivel local, tres de ellos con Vélez y cuatro con Boca, la racha de Bianchi era casi imposible de creer y de igualar.
Además, Bianchi tenía por delante obtener un nuevo récord: vencer al Once Caldas de Colombia en la final y obtener su cuarta Libertadores como entrenador, superando así a Zubeldía, quien con Estudiantes obtuvo los títulos del 68´, 69´ y 70´. Sus antecedentes en enfrentamientos contra equipos colombianos eran alentadores. En 10 encuentros había ganado 7, empatado una y sólo perdido dos.
Luego de la histórica clasificación lograda en el Monumental, el Boca de Bianchi parecía encaminarse hacía otro título continental, pero empató 0-0 en el partido de ida en la Bombonera y las posibilidades se achicaron considerablemente. De todos modos, los equipos del Virrey se caracterizaban por agrandarse en las difíciles y lograron un empate 1-1, luego de ir perdiendo, por lo que fueron nuevamente a los penales.
La suerte que tantas veces le había sonreído a Boca y a Bianchi esta vez le dio la espalda. Los xeneizes erraron los cuatro penales que ejecutaron y el desconocido Once Caldas colombiano se coronó campeón.
Fin a la racha y, casi inmediatamente después de la derrota, fin al ciclo de Bianchi en Boca, el más exitoso en la historia del club de la Ribera.

El de negro: Bien

Luego de los incidentes ocurridos en el partido de ida, en la Bombonera, alentados por una floja tarea del árbitro Martín, el desempeño de Baldassi en el encuentro revancha estuvieron más que nuca bajo la lupa de todos. Además, las disputas verbales entre las autoridades de las entidades que representan a los árbitros que se prolongaron durante los días previos a la semifinal de vuelta, habían puesto en tela de juicio la honestidad de los hombres de negro.
A pesar de las críticas de Astrada y de Sambueza después de la revancha, la tarea de Baldassi fue bastante correcta y si bien hubo algunos errores, estos no influyeron en el resultado final del encuentro. En ese marco, el árbitro llevó el partido con la rienda corta, sancionó cada falta –hasta las más leves- y amonestó las violentas para que el clima entre los jugadores no se calentara.
Salvo un claro penal de Schiavi a López en el primer tiempo, su tarea en los primeros 45 minutos fue impecable. También contribuyó que en esa etapa no abundaron las emociones.
Pero en el complemento todo fue muy distinto. A los pocos segundos le mostró correctamente la tarjeta roja a Vargas y lo mandó a los vestuarios.
Ya casi finalizando el partido, Baldassi, quien no se dejó llevar por el griterío local, tuvo que sacar a relucir toda su capacidad para que el partido no se le fuera de las manos. A los 38 minutos expulsó a Sambueza luego de que el juez de línea le informara sobre un exceso verbal del volante millonario. La tarjeta roja generó forcejeos y reclamos del banco de River que derivó en las expulsiones de Astrada, Díaz y el preparador físico Macaya.
Finalmente, el árbitro estuvo nuevamente acertado en la tercera expulsión de la noche, cuando Tévez convirtió el transitorio 1-1 y festejó imitando a una gallina.
En resumen, los números de Baldassi fueron lo siguientes: 5 tarjetas amarillas, 3 rojas, 24 infracciones, 9 córners y 5 offsides.
El diario deportivo Olé calificó su desempeño con 5 puntos. “No vio un penal de Schaivi a Maxi López. De rigor desparejo, fue muy severo con las expulsiones”. En cambio, a los líneas Tadeo, quien informó del exceso verbal de Sambueza, y Otero, les pusieron un 6.
El propio Tadeo había declarado el martes anterior al partido revancha que no era hincha de River. “Es una gran mentira. Una infamia. Siempre se quiere cortar el hilo por lo más delgado. (...) No tengo nada que esconder”.
Las palabras del juez de línea fueron una respuesta a las declaraciones que había formulado Roberto Digón, dirigente de Boca, quien había calificado a los “linesman” que les tocaban dirigir a los xeneizes como una “vergüenza” y había dicho que Tadeo “era fanático de River” y que los había “perjudicado muchas veces”.
El Diario Popular también criticó al árbitro por no haber visto el penal del defensor de Boca a López aunque sostuvo que “acertó” en las expulsiones. Lo calificó con un cinco mientras que el diario Clarín le puso “bien” a su tarea al igual que el matutino La Nación, que señaló: “A pesar de la tensión (...) Baldassi supo llevar las acciones sin sobresaltos”.

La marcha de la bronca

El hincha de River no podía creer lo que había sucedido. Habían estado muy cerca de llegar a la final y se les escapó en el último instante. Para colmo de males, fresco en la memoria todavía estaba el recuerdo de aquella eliminación en los cuartos de final de la Copa de 2000 cuando Bianchi y compañía eliminaron al equipo de Américo Gallego con un 3-0 de antología.
Lo mismo sintió el plantel de River tras la eliminación de 2004. Esta vez. la frustración de algunos jugadores quedó en evidencia en las expulsiones, que también demostraron que al equipo de Núñez le faltó tranquilidad y algo de experiencia para liquidar un pleito que casi siempre le fue favorable.
Los excesos verbales del entrenador Astrada, de su ayudante Díaz, de Sambueza y profesor Macaya en el partido de ida fueron una muestra el descontrol de todo River en los momentos cruciales o de máxima tensión. Ahí radicó la diferencia con sus oponentes, quienes demostraron estar más acostumbrados a disputar partidos en instancias decisivas.
En la conferencia de prensa después del partido, Astrada no dudó en expresar su bronca y sus críticas. “Nos duele mucho la eliminación por toda la gente que vino a vernos y no pudimos darle una alegría. Boca tuvo suerte en los penales”, dijo el técnico y agregó: “Habría que preguntarle al árbitro por qué expulsó a Sambueza, ya que a nuestro entender no hizo nada. No creo que los jugadores hayan tenido una actitud irresponsable”.
Astrada no reparó en darle duro al árbitro del partido. “Baldassi sabe muy bien que nos perjudicaron. Sabés bien quién sacó provecho de la situación ¿Hace falta que te lo diga? Preguntale a (el árbitro asistente Gilberto) Taddeo”, señaló el entrenador.
Respecto de la “teoría del complot” de la que hablaron los jugadores boquenses en los días previos en la revancha, Astrada dijo que a Boca “le sirvió hablar de eso”.
Luego de despachar sus furibundas críticas, Astrada decidió hablar un poco de fútbol, dejando de lado por un momento su fanatismo por los colores millonarios. “Creo que lo ganamos con claridad. Pero así como pasamos en la serie con el Santos Laguna en esta misma cancha, nos tocó quedarnos afuera ahora”, analizó.
“Boca empata porque tuvimos la desgracia de que (Ricardo) Rojas saliera lesionado, y como dije antes, por el invento de la expulsión de Sambueza”, añadió.
Por su parte, Nasuti, el defensor que casi se convirtió en héroe, trató de dejar de lado el dolor y la frustración y apuntó a los objetivos de su equipo a corto plazo. “Tenemos que poner la cabeza en Talleres”, sostuvo en referencia al partido que debían disputar por el torneo local.
Sin embargo, fue imposible no hablar de la eliminación. “Contra Boca tuvimos una ventaja de un hombre que no supimos aprovechar y después todo fue a suerte y verdad en los penales”, señaló Nasuti.
En tanto, Sambueza, al igual que su entrenador, criticó su expulsión. “El asistente se equivocó porque yo nunca lo insulté. Esperé siempre para jugar este partido, así que no me voy a hacer echar por una pavada”, indicó el joven volante millonario.

El himno de la alegría

Dos jugadores de Boca tuvieron una noche inolvidable con algunos valores extras que el resto de sus compañeros: el arquero Abbondanzieri, quien contuvo el penal decisivo, y el delantero Tévez, que marcó su primer gol en un superclásico.
Más allá de la alegría que brotaba por todos sus poros, el atacante de Fuerte Apache reflexionó sobre su expulsión y se arrepintió de haber hecho un gesto de burla hacia los simpatizantes de River. “Soy hincha de Boca. Les pido mil disculpas a los hinchas de River por la actitud. Me dejé llevar por el fanatismo. La verdad, no sé qué decir... Tienen que entender que es una reacción, nada más”, sostuvo.
Luego de las disculpas pertinentes del caso, Tévez volvió a mostrar su felicidad por el triunfo logrado por su equipo. “Estoy re-contento.... llegamos a la final otra vez, ¡mirá lo que es esto” dijo el delantero antes de retirarse del campo de juego y luego de abrazarse con Abbondanzieri y Burdisso.
Por su parte, Abbondanzieri no se olvidó de las polémicas e incidentes desatados en el partido de ida y que se prolongaron hasta y durante el encuentro revancha. “Ellos (los jugadores) hablaron demasiado. Vinieron a la Bombonera tocando el bombo y alguien tuvo que haberlos parado. Ahí falta una persona pensante. River tiene muchos jugadores jóvenes y la culpa no es de los Cavenaghi o los López; ellos tienen mucho por delante. Los que deben aparecer ahí son los experimentados”, señaló.
Sin embargo, cabe destacar la actitud del santafesino, quien apenas Boca consiguió la clasificación con el penal convertido por Villarreal, fue a saludar a su colega de River, Lux. “Lo felicité por su actitud ya que en la Bombonera fue uno de los que más quiso separar en el tumulto. Lo conocí en la Selección y es una gran persona”, indicó.
Sobre los aspectos del juego, en especial la definición de penales que lo volvió a tener como figura, el arquero sostuvo que su actuación es más intuición que habilidad. “No estudié cómo pateaban los jugadores de River. (...) En los primeros cuatro me tiré a la derecha, pero en el de López decidí cambiar porque algo me lo decía”, explicó.
Abbondanzieri no se sintió como el héroe de la película. Destacó también la falta de miedo que tuvieron Alvarez y Ledesma, dos chicos que recién empezaban a dar sus primeros pasos en este tipo de partidos, al convertir sus respectivos penales y la tranquilidad de Villarreal para definir la serie.
“El Pato” venía en racha en cuanto a atajar penales. Antes de enfrentar a River, el arquero cosechaba dos remates contenidos en la definición por penales contra Sao Caetano por los cuartos de final y otros dos en la Copa Intercontinental ante el Milan en Tokio, Japón, en diciembre de 2003.
Esta definición, la segunda en la historia que ganó Boca de las tres que disputó frente a su archirival millonario, fue un momento gloria más para un arquero que a esas alturas ya había cosechado nueve títulos con la camiseta xeneize, cuatro de ellos a nivel local y cinco internacionales.
Otros jugadores xeneizes, en tanto, parecían no haber descargado la tensión acumulada tras 90 minutos de un fútbol de trinchera y cuchillo entre dientes. Barros Schelotto fue, como de costumbre, el menos medido a la hora de hacer declaraciones a la prensa y, sin dudas, el más descontrolado durante los festejos.
“Esto se lo dedicamos a todos los jugadores de River que hicieron quilombo en el primer partido. No tienen pelotas. Es una de las mayores alegrías que tuve, lo ganamos de guapos cuando ellos quisieron ensuciar el juego. Subestimaron al campeón del mundo”, fueron las duras palabras del atacante.
“Lloraron toda la semana y calentaron también este partido. Nos merecíamos ganar antes de los penales, pero no importa. A la final vamos nosotros y se acabó”, finalizó Barros Schelotto.
En ese mismo sentido fueron las declaraciones realizadas por otros integrantes del plantel de Boca. “Quedó demostrado que no es bueno hablar antes de los partidos, sobre todo si enfrente está Boca”, sostuvo Cascini, quien tuve que ver el partido desde afuera.
Clemente Rodríguez, por su parte, opinó: “Los de River hablaron muchísimo en la semana y nosotros preferimos no hace lo mismo. Nos callamos y no le seguimos la corriente”.

Los silencios

Cuando Villareal batió a Lux en el quinto y definitivo penal, un silencio casi absoluto se apoderó del estadio Monumental, desbordado de hinchas millonarios solamente. Ya lo mismo había sucedido con el gol de Tevez, primero, y el penal atajado por Abbondanzieri a López después. Los jugadores de River recorrieron los casi cien metros desde el círculo central –de donde observaron la definición por penales- hasta el vestuario sin pronunciar palabra alguna y muchos con lágrimas en los ojos. Una vez allí, el entrenador Astrada se paró frente a ellos y les dio una breve charla para tratar de levantarles el ánimo.
“No se confundan con lo que puedan escuchar de otros. Estuvimos a un sólo penal de dar vuelta esto y de pasar nosotros a la final de la Copa. Ahora debemos ganar el Clausura para apagar un poco esta bronca. No es igual. Pero nuestro compromiso es ganar el torneo que nos queda porque esto es River. Y el camino elegido es éste”, fueron las palabras del técnico.
Al primero que consoló fue a Sambueza, quien se reprochaba haber sido expulsado y repetía una y otra vez que no había insultado al juez de línea. Luego abrazó a López, quien lloraba desconsoladamente y se retiró del estadio recién a la 1 de la madrugada con sus ojos enrojecidos e hinchados de tantas lágrimas derramadas. A un costado, Husain y Ameli no contuvieron el llanto mientras que González y Nasuti no paraban de lamentarse.
Por su parte, Rojas andaba a los saltos con la rodilla izquierda en el aire y llena de hielo para parar la inflamación que le produjo la rotura de ligamentos cruzados que sufrió durante el partido y que lo obligó a abandonar la cancha. También Aguilar paseó su rostro compungido por el vestuario.
El plantel de River fue retirándose del Monumental después de la medianoche. La mayoría prefirió no realizar declaraciones a la prensa, especialmente los más experimentados que optaron por el silencio absoluto.

Los festejos

Luego del triunfo consumado de Boca hubo algunas corridas en la platea San Martín ya que, aparentemente, tres fanáticos xeneizes se habían infiltrado entre los hinchas millonarios. Los simpatizantes de River persiguieron a un visitante y golpearon. Pero el fanático se pudo ocultar en la zona de palcos y así escapó de sus agresores.
Luego, fuera de la cancha, hinchas locales decepcionados descargaron su bronca contra dos móviles del canal 13 de televisión, que sufrieron destrozos simplemente porque son los encargados de transmitir los partidos de Boca.
Por el lado del xeneize, la alegría estalló en toda la Argentina. En la Capital Federal, el Obelisco se convirtió de pronto en el centro del gran festejo al colmarse en cuestión de minutos la Plaza de la República. Todo fue azul y oro; canto y baile en plena madrugada. Algo parecido ocurrió en muchos rincones del país como Córdoba, Mendoza, la Patagonia y hasta La Quiaca.
En los vestuarios, los jugadores de Boca escribieron en la puerta una inscripción alusiva al incidente de Gallardo en el partido de ida y a la posterior eliminación riverplatense: "Casi, casi clasifican... arañando". La misma frase fue la que se utilizó para los afiches con los que al día siguiente se empapelaron las calles porteñas. También hubo cánticos para descargar la tensión. "Mandarina, mandarina, mandarina, la Copa Libertadores no se hizo pa' gallinas" y "Boca es tu papá, el campeón mundial", se escuchó en los camarines visitantes.
El vestuario fue una fiesta. El héroe Abbondanzieri hablaba por teléfono celular con sus padres que viven Bouquet, su pueblo de Santa Fe. Luis Perea festejó con todo a pesar de que los dirigentes ya lo habían vendido al club Atlético de Madrid. Fue un festejo que se prolongó por más de una hora en la que el plantel xeneize no hizo otra cosa que desahogarse. Y en el medio Bianchi y un llamado desde su celular habló emocionado con Margarita, su esposa. Luego se abrazó con su hijo, Mauro y se largó a llorar.

¡A jugar!

El partido comenzó y enseguida los dispositivos tácticos que los entrenadores habían ocultado tanto en los días previos salieron a escena sin sorprender a nadie. Por un lado, Boca, como de costumbre, jugó un partido lento, trabado, lejos de su arco. Mientras que River, en cambio, puso una línea de tres defensores y puso a Coudet en la mitad de la cancha para sumar más gente en el ataque.
En el primer tiempo, salvo unos 15 minutos iniciales en los que River mostró movilidad y arrinconó a los visitantes, el desarrollo estuvo a pedir de los dirigidos por Bianchi. Sólo Lucho González, que dejó su posición de 8 clásico para ser casi un enlace con los delanteros recostado sobre la izquierda, desnivelaba por el costado izquierdo al superar la marca de Ledesma.
El trámite se hizo trabado, luchado, con muchas infracciones y con un árbitro que sacó tarjetas de entrada para evitar que los jugadores se descontrolaran como en el partido de ida y no produjeran incidentes. Las jugadas de riesgo ante los arqueros fueron escasas. Las más claras estuvieron a favor de los millonarios que se basaron en centros y remates desde afuera del área.
Sin embargo, los segundos 45 minutos iban a ser de película e iban a devolverle al hincha el valor de la entrada. En la etapa final, con el ingreso en el equipo local de Rubens Sambueza por Coudet, González pasó a la derecha y comenzó a convertirse en la figura del partido. En pocos minutos armó un lío bárbaro, le sacudió la modorra al partido y encendió los corazones aburridos de tanto batallar táctico y esquemas rígidos.
El mejor Lucho inventó una jugada que Vargas tuvo que cortar con falta. El colombiano de Boca estaba amonestado y Baldassi le mostró la roja y lo mandó a los vestuarios. Poco después, González se metió por el callejón del ocho como un rayo y cruzó un derechazo magnífico que puso a River 1-0 y con un hombre de más.
Decidido a buscar el segundo gol que lo depositara en la final y hacer prevalecer el hombre de más, Astrada recargó el ataque con el ingreso del chileno Salas, quien ingresó por Mascherano, el más aguerrido de los volantes millonarios. Sin embargo, los cambios no alteraron mucho el desarrollo del juego, que siguió siendo incierto y muy intenso.
Siguió sin aparecer Montenegro, el reemplazante de Gallardo y, por ende, quien había quedado a cargo la gestación de las maniobras ofensivas millonarias. Boca, en tanto, tuvo la virtud de duplicar sus esfuerzos defensivos para que el jugador de menos no se sintiera, en especial, a través de la tarea de Cagna y Villarreal.
Faltaban apenas 8 minutos y todo parecía encaminarse hacia los penales. Pero llegó un final infartante que mandó al demonio todos los pronósticos.
Pero todo comenzó a cambiar a los 37 minutos del segundo tiempo, cuando hubo un córner para Boca. Barros Schelotto fue a ejecutarlo y recibió una lluvia de proyectiles desde la platea. El delantero xeneize discutió con Baldassi y con el banco de suplentes de River y los ánimos se exaltaron. Al ir a buscar el despeje tras el tiro de esquina, se lesionó el defensor Rojas -se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda- y debió abandonar la cancha ya que su equipo ya había hecho los tres cambios (Fernández había ingresado por el lesionado Amelli)
A loa 39 minutos del complemento, por un lateral, Sambueza protestó y fue expulsado por Baldassi a instancias del juez de línea. De esta manera, en dos minutos, River quedó con 9 jugadores y Boca con 10. .
Bianchi, ni lento ni perezoso, con el hombre de más y con un River molesto, metió a la cancha a Cángele en lugar de Cagna. Iban 41 minutos y en su primer contacto con el balón, el delantero desbordó, tiró un centro y Tevez, de zurda, convirtió el 1-1 con el que Boca era finalista. Pero el Apache celebró el tanto simulando ser una gallina y Baldassi lo expulsó. Así quedaron 10 contra 10 y con el tiempo casi cumplido.
River necesitaba un gol y Boca aguantar como sea. Quedaban segundos pero la última palabra no estaba dicha. El árbitro adicionó 7 minutos y los locales parecían conseguir un poco de aire para embestir a su rival por última vez. Y a los 49 el cemento del Monumental volvió a sacudirse una vez más:
Abbondanzieri salió a cortar un centro y tiró la pelota al lateral por estar lastimado. River no le devolvió el balón a su adversario ya que pensaba que estaba simulando para hacer tiempo y tras el lanzamiento, Cángele cometió una infracción cerca del área. Los jugadores de River invadieron el área visitante en busca de un centro que cayera en una cabeza salvadora y los deposite nuevamente en los penales. Cavenaghi ejecutó un tiro libre que cayó pasado, peinado por Montenegro; Nasuti, perdido en la marca por Schiavi, llegó por el fondo y con un zurdazo bajo sorprendió a una defensa estática y a un arquero descolocado para anotar el 2-1 final.
Locura total en el estadio. Los dirigidos por Astrada habían conseguido algo que primero estuvo muy cerca, que después pareció casi imposible y que finalmente llegó de la manera más inesperada. Tras 52 minutos de juego, Baldassi marcó el final del partido y la revancha tan esperada, hablada y emotiva, debió definirse por penales.
Bianchi se acercó sus dirigidos que estaban echados en el césped del Monumental buscando un poco de aire para afrontar la definición. Con tono firme y seguro, el entrenador dijo: “Rolando (por Schiavi), vos pateás el primero. Pablo (Alvarez), el segundo -cachetazo de por medio-, Pablo, (Ledesma), el tercero -con otra caricia-. Bueno, ahora sí. ¿Quién patea el cuarto y el quinto?”.
Tras la pregunta del entrenador hubo un pequeño silencio entre los jugadores. Es que la responsabilidad de esos disparos era enorme y nadie quería afrontarla sin estar completamente seguro. Finalmente, Burdisso y Villarreal levantaron las manos, con lo que pasaron a completar la lista de ejecutantes.
El primero en patear fue el chileno Salas para River, quien había ingresado en el segundo tiempo para convertirse en salvador pero que tuvo una labor apenas discreta. El delantero puso el 1-0 con un disparo a la derecha y a media altura. El arquero adivinó pero no llegó.
Luego, Schiavi puso el empate transitorio con un remate a la izquierda de Lux, también a media altura, que el arquero alcanzó a tocar pero no a desviar.
Montenegro colocó el 2-1 para los locales. El “Rolfi” tomó mucha carrera y la metió con un disparo a la derecha de Abbondanzieri, quien volvió a adivinar la dirección del remate.
El juvenil Pablo Alvarez, quien había sustituido a Barros Schelotto, ejecutó el cuarto penal. El pibe no defraudó la confianza que le había depositado Bianchi y puso el 2-2 con un tiro fuerte, al medio y arriba. Nada que hacer para Lux.
Después vino el turno de Cavenaghi, de buena pegada. El delantero remató a la derecha del arquero en forma rasante y puso el 3-2. El “Pato” una vez más, adivinó la esquina pero no alcanzó el balón.
Ledesma puso el 3-3 con un remate fuerte y al medio. Después de convertir, el juvenil se excedió en optimismo y pidió silencio a la hinchada millonaria llevándose el dedo índice a la boca.
Fue el turno de la figura de River, “Lucho” González, quien engañó a Abbondanzieri con un remate suave a la izquierda y puso el 4-3 para su equipo.
Burdisso, joven pero con experiencia en este tipo de definiciones, puso el 4-4 para Boca mediante un remate fuerte y alto a la izquierda. Lux se tiró para el otro lado y no pudo hacer nada para evitar el gol.
Ahora, faltaba un penal para cada uno. El que erraba se quedaba afuera. No había margen para el error y las piernas de los jugadores pesaban y la cabeza se hundía en la presión de semejante responsabilidad.
López fue el quinto pateador millonario. Acomodó la pelota, tomó una corta carrera y miró a Baldassi esperando la orden. El delantero remató a la izquierda y a media altura. Abbondanzieri adivinó y con sus manos desvió la pelota. Seguían 4-4 y a pedir de Boca.
En el estadio no volaba ni una mosca. Había un silencio total. Boca estaba a doce pasos de eliminar a River y los hinchas no podían hacer más que mirar atónitos como la final se les escapaba entre las manos.
Llegó el momento de la definición. El cordobés Villarreal era el encargado de patear el último penal para Boca. El volante, que había reemplazado muy bien al expulsado Cascini, se paró recto a la pelota mientras Lux lo miraba fijamente. Le pegó con el empeine, fuerte y al medio, y así le dio la clasificación a su equipo por 5-4 en los penales.
Cuando Villarreal convirtió el penal en el festejo se sacó la camiseta auriazul y mostró una camiseta blanca que decía: “Jesús es mi salvador”. Justo él, quien casi sin proponérselo fue una especie de salvador para Boca.
Si hasta el último penal, en el estadio apenas se escuchaba el murmullo nervioso de los simpatizantes millonarios, después del 5-4, la cancha se convirtió en un funeral. Apenas, a lo lejos, se oyeron los festejos de los jugadores xeneizes, apiñados en un rincón de la cancha sin poder creer que habían logrado una victoria histórica, épica, de esas que se recuerdan para siempre.

La revancha histórica

El jueves 17 de junio fue un día tan largo como histórico. No hubo otro tema de conversación en todo el territorio argentino y dentro del mundo futbolístico aparte de la revancha entre River y Boca. Millones de personas estaban paralizadas y expectantes como nunca antes.
Desde temprano, y ante el temor de que se generaran disturbios o hechos de violencia, los integrantes de “Los Borrachos del Tablón”, como se conoce a la barra brava de River, montó un “operativo” en los alrededores del Monumental para que hinchas de Boca no se infiltraran en las tribunas. Hubo algunas peleas menores y corridas en la avenida del Libertador a raíz de la presencia de los infaltables “punguistas” y nada más.
En los minutos previos al comienzo del partido hubo demoras para ingresar al estadio por la gran cantidad de gente y porque los accesos al mismo estaban casi todos cortados. El mayor embotellamiento de personas ocurrió en las puertas J, K y L de la tribuna Centenario, la que habitualmente ocupan los hinchas visitantes. También hubo asistentes que llegaron a la zona sin entrada, algo que supuestamente no debería haber ocurrido ya que los controles de seguridad no iban a permitir dejar pasar a nadie que no mostrara su ticket.
En ese contexto se produjeron algunas avalanchas que provocaron que dos personas fueran llevadas por las ambulancias a hospitales locales para que sean asistidas, una por un ataque de asma y una joven con principio de desmayo.
También hubo reventa y los controles privados detectaron entradas falsas, hechos que no eran más que una parte de la realidad del fútbol argentino y no exclusivo de este partido. En las puertas de la cancha se ofrecían entradas generales por 50 pesos y plateas por 300 pesos, entre tres y cinco veces el valor real de las mismas.
Sin embargo, estos hechos lamentablemente comunes fueron motivos suficientes para la excesiva presencia policial y la participación en el control del juez Mariano Bergés.
En tanto, el ómnibus que trasladó al equipo de Boca hasta el estadio en Núñez lo hizo con una importante custodia y muy temprano. Así, llegó al Monumental sin inconvenientes y a las 19.10 los jugadores visitantes reconocieron el campo de juego.
Como era de esperarse, cuando el plantel boquense salió a hacer el reconocimiento del campo de juego y tuvo que soportar una estruendosa silbatina que Barijho respondió llevándose las manos a las orejas simulando querer escuchar más fuerte.
Fue una clara una provocación que, si bien era responsabilidad de Barijho, se trató de una muestra de la indefensión que debían soportar de los jugadores de Boca, la misma que habían sufrido los millonarios una semana antes en la Bombonera.
El Monumental estaba que explotaba. "No estaba tan llena desde la Supercopa 97", remarcaban los hinchas millonarios al evocar aquel 2-1 ante el San Pablo de Brasil. Fue muy difícil hallar a alguien que no tuviera una bandera o camiseta en blanco y rojo.
El primer estruendo de la noche fue cuando aparecieron en los palcos ex figuras de River como Hernán Crespo, Javier Saviola, Andrés D’Alessandro, Juan Pablo Sorín y Martín Demichelis. Luego vino el recibimiento a los dirigidos por Astrada –Maxi López fue uno de los más aplaudidos- y el saludo de los jugadores de Boca que levantaron sus brazos como de costumbre para saludar a su hinchada que esta vez no estuvo presente por una decisión política.

El Virrey contra el Jefe

El supercampeón Bianchi, como todo héroe, tenía su punto débil: visitar el Monumental de Núñez. El 9 de noviembre de 2003 Boca le había ganado a River de visitante por 2-0, con goles de Iarley y de esa manera, el Virrey obtuvo su primer y único triunfo en la cancha millonaria. Hasta ese entonces el entrenador sumaba entre su ciclo en Vélez y los dos en el xeneize nueve partidos disputados, con 6 empates y 3 derrotas.
El primer superclásico de Bianchi con Boca en cancha de River había sido en el Torneo Apertura de 1998. Terminó 0-0 y los xeneizes mantuvieron el invicto y la punta del campeonato que a la postre los tuvo como ganadores indiscutidos. Un año después, en el Apertura de 1999, el millonario se desquitó. Lo venció 2-0 y luego fue campeón.
En 2000, en un partido correspondiente a los cuartos de final de la Libertadores, los millonarios volvieron a imponerse, pero esa vez por 2 -1. Después de dos derrotas seguidas, Bianchi hilvanó tres partidos sin perder en el Monumental: 1-1 en el Apertura del mismo año, 1-1 en el Apertura de 2001 y el mencionado 2-0 de 2003.
Si bien, le costaba ganar en Núñez, las cuentas generales del Virrey cerraban a su favor ya que en total, de los 12 clásicos que había disputado, ganó 5, empató 5 y perdió sólo 2. Una efectividad ganadora del 41,66 por ciento.
Por su parte, Astrada debutó ante Boca el miércoles 19 de julio de 1989 en un encuentro disputado en el Monumental que correspondió al partido de ida de la Liguilla Pre Libertadores y que terminó 0-0.
Su historial, comparado con el de su par xeneize era más negativo ya que cosechaba sólo cuatro triunfos como jugador y uno como técnico, en un total de 27 partidos disputados. La efectividad del entrenador millonario era del 18,1 por ciento. Y como si eso fuera poco, el “Jefe” nunca había ganado un superclásico por un torneo internacional.

Clima de misterio Parte II

Los once titulares de River para enfrentar a Boca en la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores estuvieron en duda hasta momentos antes de la iniciación del encuentro. Astrada tenía la formación casi memorizada pero prefirió no darla a conocer públicamente. Las expulsiones de Gallardo y Garcé permitieron a Montenegro ingresar por el “Muñeco” pero abrieron las especulaciones sobre la defensa donde la duda era quién ocuparía el lateral derecho.
La opción convencional, la que no cambiaba el dibujo táctico, era la de Juan Fernández pero surgió en escena el posible ingreso de Coudet como volante derecho y así intentar armar un equipo más ofensivo, con tres defensores y un mediocampista más. De esta manera el centro del campo millonario estaría formado con Coudet bien abierto por derecha, González por izquierda, Mascherano-Husain como doble cinco y Montenegro de enganche.
Lo único que quedó claro tras la práctica del miércoles 16 en el Monumental fue que Tuzzio, en duda por su molestia en un aductor, iba a estar como entre los once titulares. También quedó en evidencia que la autoestima del plantel estaba muy alta, quizá demasiado. Díaz tenía muy presente aquel 3-0 de Boca a River en la copa de 2000 y vaticinaba un resultado así pero a su favor. “Sí, eso del 3 a 0 se puede dar. Estamos muy tranquilos. River es un buen equipo y debe demostrarlo. Confío en el plantel y en la capacidad de estos jugadores”, sostuvo el ayudante técnico millonario.
El panorama en las trincheras del rival era similar. Si bien la formación titular estaba casi confirmada, reinaban la tranquilidad y la confianza. El entrenamiento del aquel día se diluyó sin declaraciones polémicas y con una práctica en la Bombonera en la que se ensayaron jugadas con pelota parada. También hubo un picado informal y después llegó el turno de los trabajos ofensivos y defensivos.
El único hombre del ambiente boquense que habló con la prensa fue el delantero el “Chelo” Delgado, ex futbolista del club con el que había sido campeón en la Libertadores 2000, 2001 y 2003. “Boca pasa a la final”, sostuvo con una seguridad absoluta.
Los titulares, que vistieron pecheras rojas, fueron: Abbondanzieri, Perea, Schiavi, Burdisso, Rodríguez, Ledesma, Villarreal, Vargas, Cagna, Tevez y Barros Schelotto. La formación inicial parecía clara pero Bianchi no la confirmó públicamente.
Ledesma, tal como se venía especulando, fue la sorpresa del técnico para la revancha. El pibe de La Falda, Córdoba, con sólo 20 años hacía dos que había llegado a Boca luego de sus inicios en Talleres, donde debutó en Primera el 27 de marzo de 2002. Ese día el equipo cordobés enfrentó a Chicago y perdió 1 a 0 pero Ledesma cumplió su sueño al ingresar al inicio del segundo tiempo por Pronetto.
En total, Ledesma tenía 5 partidos en la máxima categoría, 3 de ellos en Boca, sin embargo, a pesar de su poca experiencia, el destino le aguardaba un rol más que importante para la revancha.

Millones en juego

El fútbol mueve multitudes y nadie lo discute. Siempre fue así. Pero en los últimos años empezó a movilizar millones en dinero en efectivo. En la actualidad son exorbitantes los valores que se manejan para los pases de jugadores, publicidad, y transmisión de partidos. Y ese superclásico inolvidable era parte de esa realidad moderna.
Macri, cuando oficializó el lanzamiento de la gira que el plantel iba a realizar por Europa, Asia y los Estados Unidos desde el 19 de julio al 5 de agosto de 2004, sostuvo: “Boca, al ganar tres de las últimas cuatro copas Libertadores y haber ido a tres de las últimas cuatro copas Europeo-Sudamericana que se jugaron en Japón, se ubicó entre los cinco mejores equipos del mundo. Y eso, lógicamente, trae ingresos, como la oferta que nos llegó para hacer la gira por Europa, Asia y los Estados Unidos, donde Boca jugará, entre otros, con Manchester United y PSV, de Holanda”.
Por la gira, la entidad de la Ribera recibiría aproximadamente 1.500.000 dólares, cifra con la que compraría más tarde la opción del pase del volante colombiano Fabián Vargas que había llegado del América de Cali y estaba a préstamo.
Un River campeón de América era para sus dirigentes una vidriera para terminar de concretar las millonarias transferencias al exterior. Tal como lo hizo con Cavenaghi, quien un mes después del partido se fue a jugar a un equipo de Rusia. “No hay que olvidarse de que River también tiene muchos jugadores a préstamo (Ameli, Tuzzio, Garcé, Juan Fernández, Coudet, Salas, Montenegro y Gallardo), de los que habitualmente son titulares, y eso también se negocia de otra manera si tenés ingresos por una vuelta olímpica”, dijo un dirigente millonario.
Canal 13 tenía los derechos para transmitir a Boca y con los 50,9 puntos de ráting del choque en la Bombonera hizo un negocio redondo ya que no le quedó un segundo de publicidad por vender en las cinco horas de transmisión.
Más allá del valor deportivo que implicaba para los jugadores que iban a disputar esta semifinal histórica derrotar a su archirival y llegar a la final del torneo de clubes más importante de América, había millones de motivos más para ganar.
El equipo que obtuviera la clasificación ya se aseguraba 900 mil dólares, ya que esa cifra le correspondería por el sólo hecho de jugar la final. Pero, llegar a esta instancia brindaba la posibilidad de obtener 1,4 millones en caso de ganar el título.
Luego, hubo otras especulaciones como, por ejemplo, los 210.000 dólares que Boca recaudaría en su cancha si llegaba a la final, o los 570 mil que ganaría River si la primera final se jugaba en el Monumental.
Lo cierto era que ambos querían toda la torta, no sólo un pedazo. Ambos planteles ya se imaginaban una excursión a Japón para enfrentar en la final intercontinental al Porto en un partido que ponía en juego nada más ni nada menos que 1,6 millones de dólares. Una cifra similar, pero en pesos, fue la que River había logrado recaudar para la revancha tan esperada al vender 66 mil entradas.
En tanto, los canales de televisión se relamían. Los ingresos por publicidad por la sola transmisión de la segunda semifinal rondaban los 880.000 dólares.

Infiltrados Parte II

A escasas 48 horas del partido revancha, el tema de la seguridad también se sumó a la discusión. Otra vez se rumoreaba en el ambiente la teoría de los hinchas infiltrados que estaban dispuestos a generar incidentes. Esta hipótesis de conflicto era alimentada por el abogado de los hermanos Di Zeo, José Monteleone, quien aseguraba que la barra brava del club xeneize tenía en su poder 1.200 entradas para ingresar en el Monumental.
Desde Núñez la reacción fue inmediata y el miércoles 16 los dirigentes decidieron aplicar el derecho de admisión. Las instrucciones eran que a todo hincha que se le encontrara alguna identificación con Boca se le prohibiera el ingreso al estadio o se lo expulsara de inmediato si es que ya estaba adentro. Es más, la Subcomisión del Hincha de River pidió a los espectadores que concurrieran con la camiseta del club puesta: “Si no traes tu camiseta, sós bostero...”, fue la consigna.
Además, la dirigencia millonaria se comunicó con la comisaría 51ra. de la Policía Federal, encargada del operativo de seguridad para el partido. “Hablamos con la Policía para ejercer el derecho de admisión”, confirmó Mario Israel, vicepresidente de River.
Por su parte, Aguilar llamó a Castrilli para informarle la novedad y evaluar un panorama de la situación. Al respecto, Damián Pussetto, coordinador del Prosef, dijo: “Difundir o asegurar versiones o rumores de determinado número de entradas en poder de una barra brava apunta a una sola dirección: generar miedo y caos. Están tomadas todas las previsiones para que nada pase”.
El martes 15, en el Departamento Central de la Policía Federal, hubo una reunión de las autoridades de seguridad –también estuvo el fiscal contravencional Pavlovsky- en la que se informó sobre los detalles del operativo de seguridad para el superclásico en Núñez.
El comisario Enrique Capdevila, de la seccional 51ra., informó que se iban a destinar 797 policías adicionales para llegar aproximadamente a los 850 en total. También indicó que el barrio se iba a cerrar desde muy temprano y sólo ingresarían los vecinos y quienes tuvieran entrada y que se harían cacheos desde zonas alejadas del estadio, con la presencia de personal de la entidad, seguridad privada y agentes de la Policía Federal.
Además, como novedad, en este operativo se agregarían integrantes de la División Eventos Especiales, que eran especialistas en identificar hinchadas ya que conocían los rostros de los barras. “Se va a filmar todo el recorrido del micro de Boca, desde que salgan del hotel hasta que entren al vestuario. Y lo mismo se hará cuando se vayan”, anticipó Pussetto.

Los hombres de negro pelean entre sí

El ex juez Juan Carlos Biscay no tuvo mejor idea que salir a generar más polémica con respecto a los arbitrajes a sólo 48 horas de la tan esperada y hablada revancha superclásica. No sólo puso un manto de sospecha al calificar a algunos de sus colegas de “presionables” sino que responsabilizó de ello al mismísimo presidente de la AFA, Julio Grondona.
“Hay árbitros que son presionables y otros que son débiles. Los dirigentes saben dónde apuntar”, dijo Biscay y agregó: “Yo puedo asegurar que en cada momento de la historia hubo dirigentes inteligentes que mandaron mensajes subliminales porque sabían quiénes tenían determinadas características de personalidad”.
El ex referee señaló a Grondona como “el responsable” del “pésimo” estado del arbitraje argentino. “Ahí (por la Escuela de Árbitros) están los (Carlos) Crespi, los (Humberto) Dellacasa, los (Abel) Gnecco... Es lamentable que estén en la formación de los árbitros. Pasar de Ángel Coerezza a Carlos Coradina es de locos”, opinó.
Coradina era un ex juez que en aquel entonces se desempeñaba como director de la Escuela de Árbitros. Para muchos era un extraño ya que siempre tuvo poca exposición en los medios de comunicación. Pero ante las declaraciones de Biscay salió a hablar con un discurso conciliador y responsable. “Un colega debe respetar a otro. Si él se dejaba presionar será un problema de él. Los árbitros de hoy no se dejan”, expresó.
Además, coincidió con quienes ven exacerbada la susceptibilidad general en los tramos finales de los certámenes. "En esta etapa de definiciones todos están más sensibles. Lo que antes era un error humano ahora no lo es. El árbitro vive para acertar, pero cuando se equivoca todo el mundo piensa que lo hizo a propósito. El error del árbitro forma parte del juego", consideró.
Por su parte, uno de los que iba a ser asistente de Baldassi en la revancha, Gilberto Taddeo, le quitó relevancia a la discusión. “Esto siempre fue así: el árbitro es el chivo expiatorio. Pero no hay que buscar más que eso, y yo lo tomo como viene. Yo estoy muy tranquilo y no siento ninguna presión. Los jueces de aquí son gente que sabe lo que hace, pero también son seres humanos. No se puede pensar que, por un error, un juez quiera favorecer o perjudicar a algún equipo”, señaló el juez de línea.

Buenos aires

El técnico Astrada brindó el martes 15 una rueda de prensa. A diferencia de Bianchi, el entrenador millonario atendió a los periodistas con paciencia y una postura que demostraba confianza y, sobre todo, tranquilidad. “Esto no es la vida o la muerte. Es una instancia decisiva que ninguno de los dos equipos quiere perder”, afirmó.
De todos modos, la actitud de bajo perfil del entrenador no implicaba restarle importancia a lo que estaba en juego. “Vamos a tener la actitud que se necesita en estos partidos: disputaremos cada pelota dividida con todo para que después puedan desequilibrar los más aptos para eso”, indicó.
Astrada quiso dejar bien en claro que sus jugadores iban a dejar todo en la cancha pero no de manera brusca o desleal, como sí había ocurrido en el primer encuentro. “No debemos entrar en los roces, sino poner la cabeza en la elaboración de las jugadas para marcar la diferencia”, opinó.
Tan seguro de sus fuerzas estaba el entrenador que hasta vaticinó un resultado: “Estoy convencido de que resolveremos el partido antes de los penales”.
El técnico millonario no confirmó la alineación titular. En cambio, dispuso que los 25 jugadores anotados para la Libertadores se concentraran ese martes a la noche, por lo que las dudas persistían. “Lo tengo en la cabeza. Creemos que Tuzzio va a llegar y vamos a esperarlo hasta último momento ¿Coudet? Es una posibilidad, claro... En esta oportunidad, una instancia decisiva, necesitamos la colaboración de todos (...) Creemos conveniente en estos momentos estar todos juntos”, dijo “El Jefe”.
Es que una fuerte contractura en los gemelos de la pierna izquierda seguía sin permitirle a Tuzzio moverse con normalidad. Mientras que, en cuanto a lo táctico, en la mitad de la cancha no se sabía si iba a estar Husain o Coudet. Lo seguro era que, por los suspendidos Gallardo y Garcé iban ingresar Montenegro y Juan Fernández, respectivamente, y que Salas estaría en el banco.
Montenegro había jugado hasta ese momento dos superclásicos oficiales y en ambos arrancó en el banco. Entró por Mascherano en el encuentro que Boca ganó 2-0 en el Monumental en 2003 y por Gallardo en el partido que su equipo ganó 1-0 en la Bombonera un mes antes. En cambio, en la semifinal de ida ni siquiera había ingresado.
“En este momento estamos muy tranquilos y muy confiados en lo que tenemos: hay plantel y hay equipo como dar vuelta la desventaja”, dijo Montenegro sobre el ánimo que había en River en las horas previas al decisivo choque.
Sobre el clima agresivo de días anteriores que “calentaba” el ambiente y promovía la repetición los incidentes del primer partido opinó: “No creo que los jugadores volvamos a cometer el mismo error ya que sabemos lo que nos jugamos. Debemos pensar que sólo es un partido de fútbol. Ojalá el viernes se hable sólo de fútbol...”.

Malos aires

Por primera vez desde que Bianchi era entrenador xeneize el plantel practicó el martes 15 de junio en la Bombonera a puertas cerradas para los socios y la prensa, lo que indicaba que en Boca se respiraba un aire enrarecido. El lunes al mediodía, los jugadores se habían retirado del entrenamiento en Casa Amarilla con la instrucción de regresar al otro día a las 11. Sin embargo, pasadas las 22, un integrante del cuerpo técnico llamó uno por uno a los futbolistas para comunicarles que la práctica se adelantaba para las 9.15 ¿Qué pasó? Fue una maniobra para despistar a la prensa y así evitar que los periodistas puedan hablar con los jugadores a medida que estos iban llegando a la práctica.
Ese martes, a diferencia de otros días, el Museo de Boca y la confitería del club permanecieron cerrados hasta las 11, horario para el que justamente había sido citada la prensa. También hubo más personal de seguridad en los accesos al estadio que el habitual de un entrenamiento semanal. La práctica que duró aproximadamente una hora. El director técnico probó con la siguiente formación: Abbondanzieri; Perea, Schiavi, Burdisso y Rodríguez; Ledesma, Villarreal, Vargas y Cagna; Tevez y Barros Schelotto.
Bianchi charló 15 minutos con estos once jugadores y así definió la alineación titular para la revancha. Finalmente decidió el ingreso del colombiano Perea por Calvo -sufrió en esa práctica un desgarro en el muslo derecho- de Cagna por Caneo, de Tevez -más descansado que el partido de ida- por Barijho y de Ledesma por el suspendido Cascini.
Esto último fue una gran sorpresa ya que en los días previos parecía que Cardozo iba a ser el titular ya que antes de su lesión había mostrado un buen nivel. En cambio Ledesma, apenas había disputado un puñado de minutos en su carrera profesional.
Todo se desarrolló en un clima de tranquilidad hasta que se produjo un pequeño susto para el cuerpo técnico. El “Mellizo” Barros Schelotto sufrió una molestia en la cadera derecha pero enseguida se realizó estudios que determinaron que no sufría nada grave, por lo que no tuvo problemas para ser titular.
Tras el entrenamiento, los jugadores compartieron un asado en el quincho aledaño al estadio, mientras un centenar de hinchas gritaba desde la calle, reclamando saludos y autógrafos. Cagna, el capitán que estaba de regreso, tomó la palabra y al retirarse de la Bombonera enfrentó a una prensa enojada por quedarse afuera de la práctica y dispuesta a seguir generando polémica con las declaraciones cruzadas.
“No opino de las declaraciones de los jugadores de River, no me interesan. Trataremos de jugar un partido muy importante y lograr la clasificación. No va a ser un partidito así no más...”, sostuvo el capitán de Boca mostrando un perfil conciliador.
Cagna era el referente del equipo por experiencia. El volante había debutado en esta clase de encuentros en 1996, cuando Boca le ganó a River 3 a 2. El jugador xeneize llevaba 8 superclásicos oficiales en su haber. Había ganado cuatro veces, empatado dos y perdido dos. Hasta ese entonces no había convertido goles.
Con respecto a la posibilidad de que se volvieran a suceder hechos de violencia, el mediocampista de Boca indicó: “Lo que esperamos es que todo lo que pase dentro de la cancha sea dentro de las reglas y en buena ley”.
Los aires por La Boca, sin dudas, estaban raros. El clima era muy tenso y nunca antes se había visto tan nervioso a Bianchi, una persona que siempre se había caracterizador por no dramatizar el fútbol.
Los motivos había que buscarlos por el lado de las presiones. Es que en Boca sabían que el campeonato local ya casi se les había escapado en manos de los millonarios, por lo que acceder a la final de la copa se había convertido en la única obsesión.
A pesar de la presión, el mundillo bostero confiaba en las posibilidades del equipo. Alfredo Graciani, ex delantero del club sostuvo: “En los partidos importantes Boca demuestra toda su madurez. La conducción de un técnico tan capaz como Bianchi será fundamental. Boca es un equipo de grandes batallas y le tengo mucha confianza”.
Otra gloria xeneize, Norberto Madurga señaló: "Al equipo lo observo bien, pese a que no se encuentre en su mejor nivel. La diferencia que posee Boca en el resultado no es definitiva, pero sí importante. Pienso que será un encuentro muy duro y friccionado".
Para Ángel Clemente Rojas, uno de los mayores ídolos de toda la historia del club, Boca tenía “todas las de ganar”.
“Primero, porque no puede jugar tan mal como lo hizo cuando se enfrentaron por el Clausura; segundo porque el otro día, por la Copa, ya se puso en ventaja cuando estaban 11 contra 11; y tercero, porque River jugará con toda la presión encima. Hay que aguantar la primera media hora, viejo... Si River no hace un gol ahí, chau, se acabó. ¡Ah! Y por la historia, además. Porque ellos nunca fueron mejores que Boca. Nunca”, dijo “Rojitas”.

Bajo la lupa

Los planteles de ambos equipos ya habían hablado de todo, en especial, de los arbitrajes. Pero salvo el blanco de todas las críticas –Claudio Martín- ningún otro referee había realizado comentario alguno hasta aquel lunes 14, cuando varios de los referentes de la comunidad arbitral coincidieron en echar culpas sobre la actitud de los jugadores.
El árbitro Juan Pablo Pompei, por ejemplo, opinó: "Los jugadores son muy propensos a la protesta sistemática. (...) Hay como una psicosis a futuro".
El ex árbitro Juan Bava pensaba de manera similar: "Hay temas que van más allá del arbitraje. Un referee se puede equivocar o no, pero yo nunca vi dos jugadores peleándose en una cancha. Ni siquiera en los túneles. Por eso, lo que está pasando parece exceder el debate sobre la calidad del arbitraje".
Horacio Elizondo, árbitro en actividad, comentó: "Con tantas cosas en juego, hoy están todos más alterados de lo normal. Veo más violencia verbal y psicológica que física".
El titular del Sindicato de Árbitros de la República Argentina, Guillermo Marconi, coincidió también con los demás: "El arbitraje argentino es sano. No se puede dudar. Los jugadores están muy descontrolados, y en el superclásico por la Copa se vieron actitudes que parecían del pasado".
Por su parte, la Asociación Argentina de Árbitros emitió ese mismo día un comunicado en repudio de los cuestionamientos sobre la honorabilidad de los jueces y rechazó los supuestos complots de los que se hablaban.
Por otro lado, también se hizo público que desde el viernes 11 el árbitro de la revancha, Héctor Baldassi, se había auto concentrado en una estancia del Gran Buenos Aires para apartarse de la polémica desatada.
El presidente de la Escuela de Árbitros, Carlos Coradina, dijo al respecto: "Cuanto más aislado esté, mejor... Está bien para que se aleje de todo tipo de presión. Yo voy a hablar con él como hago con todos los árbitros. O como hacen los técnicos con sus jugadores. La consigna será que vaya tranquilo pero prevenido".

Siguen algunas dudas y la batalla mediática

El lunes 14 las formaciones de los equipos, en especial la de Boca, empezaron a quedar definidas. En la Bombonera, el entrenamiento de los xeneizes contó con dos jugadores recuperados físicamente. Neri Cardozo y Cagna ya habían superado el desgarro en el muslo izquierdo y esquince en la rodilla izquierda, respectivamente, y se habían puesto a disposición de Bianchi.
Para entonces se especulaba con que el juvenil Cardozo iba a ser titular en lugar del suspendido Cascini –en ese caso Villarreal pasaba a jugar de cinco- mientras que respecto de Cagna la idea era que sustituyera a Caneo.
El entrenador planeaba también realizar algún cambio en defensa con el ingreso de Luis Perea por José María Calvo. Por pedido de Bianchi, el defensor colombiano ensayó ejecuciones de centros desde el sector derecho.
Ese mismo día también fueron citados para el superclásico: Caballero, Pablo Alvarez –quien había tenido una destacada actuación frente a Olimpo en la última fecha del Clausura-, Ledesma, el delantero brasileño Pedro Iarley, Cángele y Barijho, de los cuales uno iba a quedar al margen del banco de los suplentes.
Si bien la parte futbolística parecía marchar sin problemas para Boca, las declaraciones cruzadas seguían a la orden del día. En el club millonario, Astrada y el juvenil defensor Nasuti habían criticado duramente al plantel de la Ribera: "Lloran por anticipado", fue la acusación que hicieron por lo bajo, luego de que en Boca señalaran que temían por un complot arbitral en su contra para eliminarlos del torneo.
Además, el clima no estaba para bollos ya que el domingo, River le había ganado 2-1 a Lanús por el campeonato local con un gol polémico y había estirado la ventaja sobre Boca a cuatro puntos cuando quedaban seis por jugar.
Barijho fue el primero en responderles a sus adversarios. "Yo me muero de la risa; a veces a algunos jugadores les ponen un micrófono adelante y no se dan cuenta de lo que dicen... Estaba mirando la televisión junto con mi señora y, realmente, me dio mucha gracia lo que dijeron. Por ahí, ellos quieren quedar bien con su gente; no hay que tomarlos en serio. Con tantos partidos importantes que tiene este plantel, no se va a preocupar por lo que digan otros", dijo.
Cascini, por su parte, señaló: "No somos un equipo que llora, hablamos por lo que vemos y lo que sucede es decir, los errores que se están cometiendo en nuestra contra. Nadie me puede decir nada porque Martín se equivocó en el primer partido". Y respecto de Nasuti puntualizó: "No puedo entender por qué dice lo que dice. Debe estar mal asesorado. Si fuera compañero de este chico le diría que se calle la boca".
Sin embargo, conscientes de que habían cometido un error al descalificar a los jugadores xeneizes, tras la práctica del lunes, los futbolistas millonarios intentaron bajarle el perfil a la batalla mediática que se había generado.
El arquero Lux fue breve acerca del presunto complot mencionado en Boca: "Es un problema de ellos, yo no me meto. No quiero opinar sobre esas declaraciones". Ameli, en tanto, directamente prefirió también guardar silencio: "No, no voy a opinar de eso. Hablemos de fútbol".
El que soltó algunas frases más fue Lucho González. Pero el volante esquivó la polémica con la misma facilidad con la que gambetea rivales en la mitad de la cancha. “¿Si hablamos de no entrar en roces? No... en el partido uno no mide las consecuencias porque está con las pulsaciones muy altas, pero es lógico que la idea nuestra es jugar este partido sin entrar en ningún tipo de forcejeo”, opinó.
Mientras tanto, Astrada trataba de solucionar algunos problemas con su defensa ya que Tuzzio padecía una fuerte contractura en los gemelos de la pierna izquierda y estaba en duda su participación. Su reemplazante, de ser necesario, iba a ser Nasuti.
El otro jugador que tenía inconvenientes físicos era Mascherano, quién padecía un esguince en el tobillo izquierdo. Sin embargo, el propio volante aseguró su presencia al manifestar tras la práctica que ya casi no sentía dolor.
En cambio, quien ya tenía un lugar asegurado entre los 16 era Salas. El chileno había entrenado a la par de sus compañeros y demostrado que su lesión estaba totalmente superada.